El Bosque de las Almas Perdidas

El Hada Oscura y los Tres Guardianes de Sombras (Capítulo 6)

Una misteriosa bestia de hielo apareció frente a Amy, Troy, Travis y Lilian dispuesta a enfrentarlos. En sus hombros había cuatro personas que visualizaron a nuestros amigos y bajaron de inmediato del regazo de la bestia para mostrarse cara a cara. Una de esas personas era una mujer, encapuchada de negro, de ojos y cabellos negros y crespos. Dirigía su mirada fijamente hacia Amy, quién se sentía nerviosa al ver como aquella misteriosa mujer enfocaba sus energías psicológicas hacia su persona.

Quienes acompañaban a aquella mujer eran tres misteriosos seres. El primero era una especie de híbrido de humano y troll, muy alto, robusto, con garras en las manos y una fea y asquerosa protuberancia en la nariz, ojos amarillos, piel marrón y calvo, además portaba una espada oxidada y rota; el segundo era un hombre flaco, sin mucha carne, ojos rojos, pelo oscuro y portaba una ballesta con flechas ensangrentadas, muy misterioso y el tercero era una mujer, de menor apariencia que aquella que miraba a Amy, pero más fea, de pelos rojos, piel oscura, ojos cafés, con granos en la cara. De apariencia inofensiva, pero portaba una enorme lanza puntiaguda de color negro, capaz de dañar a cualquiera que se le acerque.

Amy y sus amigos no sabían quiénes eran los enigmáticos personajes que aparecieron de repente, pero presentían que sus intenciones eran malignas y que intentarían atacarlos a todos al primer descuido, por lo que se mantuvieron alertas, protegiendo a Amy de cualquier peligrosa eventualidad.

 

— ¿Quiénes son esos sujetos? —Preguntó Travis.

— Ni idea. Nunca en mi vida los había visto —Contestaba Troy.

— Esto me da mala espina —Decía Lilian—. Esa bestia de hielo no es de por aquí. Jamás la había visto rondar por este lado del bosque, es algo poco usual.

En eso se paró al frente de ellos el primero de los tres sujetos que acompañaban a la mujer de negro, con claras intenciones de hablar.

 

— ¡Oigan ustedes cuatro! —Exclamó aquél sujeto—. ¡Están estorbando nuestro camino, largo de aquí!

— ¡¿QUE?! ¡Ustedes son los que tienen que irse de aquí, no nosotros! —Exclamó furiosa Lilian—. Este lugar es un santuario de la paz, no lo alteren con este tipo de sacrilegios.

— Esa bruja fea habla mucho, ¿la puedo golpear? —Preguntaba de improviso la chica fea.

— ¡¿Bruja... fea?! —Se exaltó Lilian.

— Tranquila Lili, no lo quiso decir con esa intención —Decía Amy.

— ¿Cómo que no Amy? ¡Tú misma la acabas de escuchar!

— No deberías ser tan irrespetuosa con ellas, además, se ven muy lindas y hermosas, parecen... ángeles caídos del cielo —Decía con alegoría el segundo de los tres.

— ¡Guacala, pero que cursi es ese sujeto! —Exclamaba irónicamente Troy.

— ¡Oye tú! ¿Acaso no comprendes la magnificencia de alabar la belleza exuberante y divina de una fémina? —Preguntaba con exageración el alegórico individuo.

— Pues la verdad... no —Respondió Troy.

— Ay celosín, te has delatado tú mismo al decir eso —Decía Travis.

— ¡Cállate ladrón y deja de llamarme celosín!

— ¡Basta de tonterías! ¡Fuera de nuestro camino o sentirán la ira de nuestra señora! —Exclamó furioso el primero de los tres sujetos.

— ¡No hasta que nos digan quiénes son y qué es lo que quieren! —Insistió Lilian.

— Haberlo dicho antes bruja blanca. —Dijo el sujeto—. Somos los Guardianes de Sombras y servimos fielmente a nuestra señora, el Hada Oscura, reina y soberana del Bosque de las Almas Perdidas. Mi nombre es Wálber, y soy el guardián líder, el más poderoso y fuerte de los tres. El que alaba a las chicas se llama Heráspin y es un mujeriego energúmeno con pinta de chulo.

— ¡Oye! ¡No insultes mi belleza Wálber! —Reaccionó exasperado el susodicho.

— Me vale pepino.

— Heráspin, ¡qué nombre más estúpido, suena como a…! —Se reía Troy.

— ¡Troy!

— ¿Qué? —Reaccionó Troy a la impronta de Amy.

— ¡Oye! ¿Y qué hay de mí? —Preguntó de pronto la chica fea de los anteojos.

— ¡Ah sí! —Se acordó Wálber—. Y esta chica se llama Grethel, que no les sorprenda su apariencia, de nosotros tres, ella es la peor.

— ¡Así es! ¡OYE! ¡Por qué me denostas de esa forma!

— No importa quiénes sean, pero nuestra amiga está defendiendo este lugar y nosotros la ayudaremos, así que les pido que se vayan y así no tendremos que lidiar con una pelea sin sentido. —Decía Amy a los guardianes de sombras.

— ¡Ver para creer mocosa! ¡Grethel, Heráspin, maten a esos cuatro! —Exclamaba Wálber.

— ¡Alto! —Dijo de pronto el hada oscura—. Ustedes se van a encargar solo del guerrero, del ladrón y de la bruja blanca. De la chica me encargo yo.

Eso último sorprendió tanto a los tres guardianes de sombras, como a Amy y sus amigos, sobre todo a nuestra amiga, que seguía asustada por la fija mirada dirigida por aquella hada oscura.

 



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En el texto hay: espiritus, brujas, hadas

Editado: 12.11.2020

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