Troy, Travis y Lilian atravesaron el Bosque Congelado para llegar hasta donde se encontraba Amy, quién había sido abatida por la malvada Diana, la reina hada oscura, quién pretendía arrebatarle sus poderes de hada para así hacerse con el control total del Bosque de las Almas Perdidas. Al llegar al lugar donde yacía inconsciente la joven, Troy estaba enfurecido y quería atacar a la maquiavélica mujer, pero Travis y Lilian calmaron su ímpetu, pues sabían de antemano que enfrentarse directamente con Diana era enfrentarse cara a cara con el mismísimo infierno.
Al mismo tiempo, los Guardianes de Sombras, Wálber, Heráspin y Grethel llegaron también al mismo sitio, persiguiendo a sus rivales, pero luego de reencontrarse con su reina, se reincorporaron a su protección como escoltas.
— ¡Idiotas! ¿Qué rayos estaban haciendo? —Exclamaba enojada Diana.
— ¡Lo sentimos mi reina! —Se lamentó Wálber—. Tuvimos algunos inconvenientes con los compañeros de esa chica.
— ¡Sí! ¡Esos feos nos engañaron diciendo que se rendían y después esa tonta bruja blanca nos cegó con su maldita magia para después huir! —Exclamó Grethel.
— ¡Esos chicos no saben cómo mantener la verdadera belleza esencial! ¡Son muy simples! —Exclamaba Heráspin.
— ¡Inútiles! ¿Cómo no van a ser capaces de vencer a dos insignificantes humanos y a una bruja blanca? ¡Me avergüenzan! —Dijo furiosa Diana.
— ¡Oye bruja! ¡No olvides que estamos escuchando todo lo que están hablando! —Exclamaba Troy.
— ¡Guerrero de pacotilla! ¿Cómo te atreves a hablarle así a nuestra reina oscura? ¡Morirás por tu sacrilegio! —Decía furioso Wálber.
— Eres una infeliz Diana, ¿Quieres hacerte con el control del bosque entero solo por desquitarte con Amy? Se ve que con la maestra Sanaél no aprendiste nada sobre la verdadera magia. —Decía Lilian.
— ¡Cállate! ¡No me vengas ahora con lecciones de moral, Lilian! ¡A diferencia tuya, no soy una ramera que sigue fielmente las órdenes de esa vieja rastrera, soy una hechicera muy poderosa! —Exclamó Diana.
— ¡Cómo te atreves a insultar a mi maestra! ¡Vas a ver!
En eso Travis trató de calmar a Lilian, quién se enfureció por ese último dicho de la reina hada oscura contra Sanaél y quería, además de lanzarle un hechizo, masacrarla a golpes.
— ¡Suéltame Travis, voy a matar a esa infeliz!
— ¡Cálmate Lili! ¡No dejes que sus palabras te hagan perder el control! ¡Ahora lo importante es proteger a Amy, ya te desquitarás con Diana después! —Afirmaba el ladrón—. Además... ¡Tú eres una gran bruja, así que no le hagas caso!
— Travis... —Decía Lilian sorprendida al escuchar las palabras de aliento de su amigo.
— Oye ladrón, no es momento de cortejar a Lilian, tenemos que sacar a Amy de aquí —Decía Troy.
— ¡Ya lo sé celosín!
— ¡Por última vez ladrón, deja de llamarme celosín!
— ¡Ya basta! ¡No tengo tiempo para jugar con ustedes...! —Exclamó Diana.
Y en ese instante la reina hada oscura lanzó un conjuro para quitarle los poderes a Amy, quien a pesar de estar sin conocimiento, sintió como una energía maligna le arretaba sus energías (los cuales ella todavía no creía poseer), como si alguien la estuviera estirando con una cuerda desde lejos.
Lilian intentó contrarrestar el hechizo con un conjuro de anulación, pero Grethel la atacó de improvisto y la hirió en un brazo, a lo que Travis salió a su rescate golpeando a la guardiana de sombra.
Luego Heráspin fue tras el ladrón para auxiliar a Grethel, mientras Wálber y Troy se quedaban protegiendo a sus respectivas escoltas, Diana y Amy, respectivamente.
Después de completar el conjuro, Diana se sintió satisfecha con su cometido y llamó a sus guardianes para iniciar la retirada, no sin antes dar el siguiente mensaje:
— "¡Escúchenme bien, patéticos e insignificantes gusanos! ¡Mi reinado oscuro está a punto de comenzar! Y para demostrar que soy la hechicera más poderosa de todo este bosque, iré a los dominios de Sanaél y la destruiré. Así, con esa vieja bruja muerta, yo tomaré el control de todo este lugar, y así, el Bosque de las Almas Perdidas será mío, ¡Para siempre!”.
Luego de su discurso y tras reír maliciosamente a carcajadas, lanzó un conjuro y desapareció junto con sus tres guardianes de sombras, dejando solos a Amy y a sus amigos, estupefactos e impotentes ante el poder desplegado por Diana.
Cuando Amy despertó, su cuerpo estaba adolorido. Estaba sufriendo los efectos del conjuro de Diana, aunque con el tiempo, pudo ponerse de pie, con ayuda de sus amigos, quienes preocupados por su estado, la auxiliaron como pudieron.
— Amy, ¿te encuentras bien? —Preguntó Troy.
— Sí, eso creo —Decía Amy.
— Nos tenías muy preocupados amiga. —Decía Lilian.
— Amigos, perdonen que los haya preocupado. Esa mujer, Diana, es demasiado poderosa.
— Sí, y además, con el debido respeto, ¡pero es horrible como persona! —Decía Travis—. Se parece físicamente a ti princesa, pero en personalidad es lo opuesto.