El Bosque de Los Colosos Sombrios

El Llamado del Bosque

Marcos había sido siempre una persona racional y centrada. Desde pequeño, su curiosidad por la naturaleza lo había llevado a estudiar biología, y su profundo respeto por los bosques lo convirtió en un guardabosques competente y dedicado. Sin embargo, después de la incursión en el bosque con Víctor y Elena, algo cambió en él.

Los días pasaban y Víctor notaba que Marcos se volvía cada vez más retraído y distante. Sus ojos, antes llenos de vida y pasión, ahora mostraban un vacío inquietante. Comenzó a evitar a los demás, pasando largas horas en solitario, como si estuviera escuchando algo que los demás no podían oír.

Una noche, mientras Víctor revisaba algunas notas en su habitación, escuchó un ruido en el exterior. Al asomarse por la ventana, vio a Marcos parado en el borde del bosque, murmurando palabras incomprensibles. Decidido a ayudar a su amigo, Víctor salió y se acercó cautelosamente.

—Marcos, ¿estás bien? —preguntó, tratando de no asustarlo.

Marcos se volvió lentamente hacia él, sus ojos brillando con una luz febril.

—Lo escucho, Víctor —dijo en un susurro—. El bosque... me llama. Necesito ir... debo ir.

Víctor sintió un escalofrío al oír las palabras de Marcos. Sabía que su amigo estaba en peligro, pero no sabía cómo sacarlo de esa situación. Decidió llevarlo de vuelta a la granja y mantenerlo bajo vigilancia, esperando que el tiempo y el descanso pudieran ayudar.

Sin embargo, el estado de Marcos solo empeoró. Empezó a tener alucinaciones, viendo sombras y figuras espectrales incluso en plena luz del día. Susurros inaudibles lo atormentaban constantemente, y su salud física comenzó a deteriorarse rápidamente. Elena y Víctor se turnaban para cuidarlo, pero nada parecía mejorar su condición.

Un día, Víctor decidió que necesitaban buscar ayuda. Se dirigió a la casa de Don Eusebio, esperando que el anciano pudiera ofrecer alguna solución. Don Eusebio escuchó atentamente, y aunque no tenía una respuesta definitiva, compartió un antiguo ritual que había aprendido de sus ancestros, uno que podría ayudar a romper el vínculo entre Marcos y el bosque.

Antes de darles el ritual, Don Eusebio les explicó lo que sabían sus ancestros sobre el bosque.

—El bosque te engaña —dijo Don Eusebio, su voz temblorosa pero firme—. Te hace alucinar, convierte tus miedos en realidades que te atacan. Una vez que el bosque te elige, no hay escapatoria. Debemos actuar con cautela y respeto.

El ritual requería la utilización de varias hierbas y plantas específicas que crecían en la región, así como la recitación de una oración en un idioma antiguo. Don Eusebio advirtió que no había garantías de éxito, pero era lo único que podían intentar.

Esa misma noche, Víctor y Elena llevaron a Marcos a un claro en el bosque, el lugar donde habían encontrado el árbol retorcido. Don Eusebio los acompañó, trayendo consigo los ingredientes necesarios para el ritual. La atmósfera era tensa y el aire parecía cargado de energía.

Mientras Don Eusebio recitaba las palabras del ritual, el viento comenzó a soplar con más fuerza, y las sombras alrededor del claro parecían moverse con vida propia. Marcos, aunque inconsciente, se agitaba y murmuraba, respondiendo al llamado del bosque.

De repente, un grito desgarrador escapó de los labios de Marcos, y su cuerpo se arqueó violentamente. La energía en el claro alcanzó un punto crítico, y por un momento, todo quedó en silencio. Luego, como si un hechizo se hubiera roto, Marcos se desplomó, respirando pesadamente.

El ritual había terminado, y aunque parecía haber tenido éxito, Víctor sabía que el camino hacia la recuperación de su amigo aún sería largo. Decidieron regresar a la granja y cuidar de Marcos hasta que recuperara completamente su salud.

Los días siguientes fueron una mezcla de alivio y preocupación. Aunque Marcos ya no escuchaba los susurros del bosque, su mente seguía perturbada por las alucinaciones y las pesadillas. Víctor y Elena se mantuvieron a su lado, ofreciéndole apoyo y compañía mientras enfrentaba su propia batalla interna.

Una noche, mientras Víctor estaba sentado junto a la cama de Marcos, notó algo extraño. A lo lejos, más allá de la ventana, vio un brillo tenue en el bosque. Al principio pensó que era solo una ilusión óptica, pero al observar más detenidamente, se dio cuenta de que el brillo parecía formar una figura.

La figura se movía lentamente entre los árboles, emanando una luz suave y etérea. Víctor sintió un impulso inexplicable de seguirla, pero se resistió, recordando lo que había pasado con Marcos. Decidió que lo mejor sería observar desde la distancia y no arriesgarse a adentrarse nuevamente en el bosque.

A medida que la figura se desvanecía en la oscuridad, Víctor se quedó con una sensación de inquietud. Sabía que el bosque aún guardaba muchos secretos y que la lucha por desentrañarlos estaba lejos de terminar. Sin embargo, su prioridad inmediata era la recuperación de Marcos y la seguridad de los habitantes de La Sombra.

El amanecer trajo consigo una nueva esperanza, pero también una resolución más firme en el corazón de Víctor. Sabía que debía enfrentarse al misterio del bosque y descubrir la verdad, por todos aquellos que habían sufrido a causa de su influencia.

El camino por delante era incierto y peligroso, pero Víctor estaba decidido a seguir adelante, sin importar los riesgos que tuviera que enfrentar. El bosque había lanzado su primer desafío, y Víctor estaba listo para aceptar el siguiente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.