El Bosque de Los Colosos Sombrios

La Última Llamada del Bosque

Justo cuando Víctor y Elena estaban a punto de dejar La Sombra, una tragedia inesperada los detuvo. Don Eusebio, el sabio anciano que había sido su guía y protector, murió de manera extraña y repentina. Su muerte dejó al pueblo en shock y a Víctor y Elena sumidos en una profunda tristeza.

El velorio se realizó en la única y peculiar iglesia del pueblo, un lugar antiguo y lleno de historias misteriosas. A la luz de las velas, los habitantes se reunieron para rendir homenaje a Don Eusebio. La atmósfera estaba cargada de dolor y una sensación de inquietud que nadie podía explicar del todo.

Elena, vestida de negro, estaba visiblemente afectada por la muerte de Don Eusebio. Sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y confusión, como si una parte de ella supiera que algo terrible estaba por suceder. Víctor la observaba de cerca, preocupado por su estado.

Durante la ceremonia, los susurros del bosque parecieron intensificarse, resonando en las mentes de aquellos presentes. Víctor sintió una creciente sensación de peligro, pero antes de que pudiera actuar, ocurrió lo impensable.

Elena, como si estuviera en un trance, se levantó lentamente de su asiento y comenzó a caminar hacia la salida de la iglesia. Sus movimientos eran lentos y deliberados, y sus ojos estaban vacíos, como si ya no estuviera presente en el mundo.

—¡Elena, no! —gritó Víctor, tratando de alcanzarla.

Pero Elena no respondió. Su conexión con el bosque parecía haberse fortalecido a medida que la luz de las velas parpadeaba, proyectando sombras inquietantes en las paredes de la iglesia. Los demás presentes observaron con horror cómo Elena salía de la iglesia y se dirigía hacia el oscuro y amenazante bosque.

Víctor corrió tras ella, su corazón latiendo con fuerza y su mente llena de desesperación. A pesar de sus esfuerzos por alcanzarla, Elena se adentró cada vez más en el bosque, desapareciendo entre las sombras.

—¡Elena, vuelve! —clamó Víctor, con la voz quebrada por el dolor.

Pero sus palabras se perdieron en la inmensidad del bosque. Las sombras parecían cerrar filas a su alrededor, creando una barrera impenetrable. A pesar de su valentía y determinación, Víctor se dio cuenta de que no podía rescatarla.

Elena, vestida de negro y envuelta en la oscuridad, se desvaneció en el corazón del bosque, su destino sellado por el poder que habitaba en su interior. Víctor cayó de rodillas, sintiendo el peso de su fracaso y la pérdida de su amiga.

El bosque había reclamado a Elena, y su llamado era demasiado fuerte para resistirlo. Víctor sabía que la batalla estaba lejos de terminar y que debía encontrar una manera de liberar a Elena y a todos los que el bosque había tomado.

Con una mezcla de dolor y determinación, se levantó y juró no descansar hasta encontrar una solución. El destino de La Sombra y de aquellos atrapados en el bosque dependía de su valentía y de su capacidad para enfrentar las sombras.




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