El Bosque de Los Espejos

Capítulo 1

Me desperté a escuchar la alarma de las 7 de la mañana en mi teléfono sonarse, me levanto de mi cama estirando mi cuerpo para empezar a arreglarme para irme a la escuela. Sólo me falta un año para graduarme y para llegar a esa meta de corto plazo, seguiré estudiando para tener buenas notas y algo de conocimiento que me puede servir mucho en el futuro . Voy al baño a cepillarme los dientes, me ducho, me visto y bajo a la cocina a desayunar; sirvo mi cereal y me senté mientras escucho a alguien caminando hacia la cafetera a preparar café bostezando. Era mi padre.

—Buenos días–dijo cansado y de buen humor a la vez, y me mira mostrándome su suave sonrisa.

—Buenos días–sonreí de vuelta–¿Descansaste bien anoche?

—Ni me lo recuerdes–suelta una risita–ni siquiera me dí cuenta haberme quedado dormido a cerrar mis ojos y ver que ya es de día a abrirlos.

—Ya veo ¿Entonces dormiste como una piedra sin darte cuenta de que estabas roncando?–bromeo.

—No arruines el ánimo que me queda.

Me río a su reacción y él hace lo mismo. termino de desayunar y me despido de mi padre a salir de la casa con mi bolso y uniforme listo. La escuela no está tan lejos, así que no hace falta agarrar bus y caminar tranquilamente por la hora que salgo todos los días menos los fines de semana. Llegué al salón y me senté en mi pupitre empezando a leer mi libro mientras espero que el profesor llegue.

Al terminar la primera clase el primer timbre de veinte minutos de receso suena, me levanto del pupitre, guardo mis cosas en mi bolso y voy directo a la cafetería para comprar algo de beber. Fuí a la fila de espera y compré jugo de manzana; recojo mi vaso de plástico con hielo y jugo dentro y fuí a buscar a una mesa vacía para pasar el tiempo que queda de receso. Muchas veces que hay alguna mesas mayormente llenas y pocas veces vacías.

Ví una mesa vacía y fui caminando a esa dirección con una sonrisa de victoria de poder encontrar una mesa por fin vacía. A pocos metros de llegar, alguien me chocó con fuerza que algo de jugo saliera del vaso y cayera a mi camisa.miré quien era. Era una chica de cabello rubio con ojos verdes. Molesta por ensuciar mi camisa la miró molesta. Es Lola, una de las chicas más populares de la escuela y mi nemesis que pasa muchas veces en la cafetería a molestarme o a veces en los pasillos. Es un dolor de cabeza.

—Ups–dijo Lola con fingida pena y una sonrisa malicia–perdón por eso, no me fijé–dijo con burla. Y algunos se ríen por por algunos que les pareció gracioso y otros sentir satisfechos de ver algo 'interesante' en la escuela que no sea estudios.

—¿Cómo que no te vas a fijar si yo no soy invisible? Mira lo que hiciste–dije mirando a mi camisa molesta.

—Disculpa, yo no soy la que tenía un vaso en mis manos–dijo con una sonrisa burlona–ahora tienes que limpiarlo antes de que estés cubierta de moscas tanto como lo eres.

¡Que descarada!

—Eres cruel–dije molesta

—Y tú una idiota. Acostumbrate seguir mis reglas en esta escuela o tendrás consecuencias.—dijo dándose la vuelta y se va riendo.

Esa chica...se cree la reina de esta institución porque es la nieta del director y por eso me ha tratado mal desde primer dia que llegué. ¿Cómo alguien puede ser amigo de una chica que tiene una belleza exterior y un horrendo interior como ella? No lo sé y no quiero saber. Suspiré fastidiada y fuí a demostrador por unas servilletas y limpiar mi camisa co todo lo que podía aunque sea al menos que no quedara pegajoso.

En la tarde las clases terminaron por hoy y con eso salí de la escuela con destino de llegar a casa a hacer mis deberes, lavar mi pobre camisa y descanso hasta que mi padre llegue. Escucho a unos chicos riéndose de diversión y burla hacia algo que lo estaba pateando algo con mucha fuerza. Eran tres chicos que estaban dañando un pequeño árbol en medio de la acera que apenas no está ni la mitad de la estatura que tengo y uno de los tres me vió y los otros se detuvieron.

—Hola muñeca¿Estás perdida?–dijo con diversión.

—No. Solo vine aquí a deciles que dejen al árbol en paz y no tendremos problemas–dije seria.

Ellos se mirando sorprendidos y empiezan a reírse fuerte. Me miran de nuevo.

—¿Quién crees que eres?–preguntó uno el está en el lado izquierdo del árbol con una sonrisa burlona–¿Qué te importa tanto ese tonto árbol?

—Lo suficiente como para hacer esto–dije cuando me acerqué a él y le pisé fuerte su pie, haciendo que se retrocediera saltando con el pie pisado agarrado en sus manos mientras gemía por el dolor y los otros dos lo sostenía para que no se cayera.

—Perra–dijo mientras me mira con odio–me las vas a pagar.

—El que van a pagar son ustedes cuando la gente sepan que ustedes están dañando las plantas que son propiedad de alguien más. Van a recibir una multa por eso–dije seria, pero mi voz sonaba algo burlona.

Puedo ser una chica tranquila que es solamente pelinegra que siempre tiene un carácter fuerte que lo saca en un momento necesario.

Los dos chicos intentaron acercarse a mí con enojo para golpearme, pero el chico el lo pisé los detuvo.

—No, déjenlo. No valdrá la pena–dijo molesto–Hay que irnos y dejar a solas a esta loca con su tonto árbol–se alejan caminando de prisa–¡Esto no ha acabado, ya tendrás lo que mereces!–gritó desde lejos y desaparecen de mi vista.

Suspiré y acomodé las piedras grandes que antes formaban un círculo alrededor del árbol y ahora está desordenados. Después de acomodarlos me levanté y observé el árbol con detenimiento; no es tan grande pero sus abundantes y pequeñas hojas verdes le dan al árbol mucha tranquilidad, con algunos daños pero todavía está bien y con el tiempo se verá como nuevo. Seré sincera, no estaba interesada con ese árbol; lo habría dejado que los tres hagan lo que querían y los ignoraba siguiendo caminando. No estaba interesada, no lo estoy, pero alguien que no vieron esos chicos sí.




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