El Bosque de Los Espejos

Capítulo 9

Aranza

Desde niña, me había interesado en las historias de los ángeles y demonios. Es como si esas historias fueron contadas de sucesos que ha pasado hace miles de años para que los humanos puedan saberlos siendo cierta o no. Pero a nadie le interesa. Excepto yo...y mi madre.

Me ha contado muchas historias de los que ella leyó de los ángeles y demonios. Los mitos y las leyendas que son increíbles y en otras ocasiones aterradores. Hay veces que no quiero dormir por el miedo de que aparezca un demonio que vendría por mí y quitarme el alma, o el rostro, como lo hizo un Oni a una niña que fue comida. Un día, le pregunté a mi madre.

—Mamá–le pregunté cuando estaba arropada en la cama y mi madre me dió las buenas noches a terminar una historia–¿Los ángeles y demonios son reales?

Ella me miró con una sonrisa cariñosa y respondió.

—No lo sé, pequeña. Solo a los que pudieron verlos con sus propios ojos pueden creerlo.

—¿Y tú crees en los ángeles y demonios?

Ella suelta una risita.

—Eso ni yo no lo sé. No digo que no los crea que son reales, solo me impresiona sus historias y contarlas a alguien que les interesa también.

—¿Cómo yo?

—Sí. Como tú.

—Mamá, si tú verías a un demonio¿Qué harías?

—Bueno...no lo sé. Puede ser inútil quedarme parada, pero a menos es algo con lo que puedo hacer y saber que algo como eso existe me alegraría. Tal vez huiría, pero si tú estuvieras ahí yo no lo haría, sacrificaría toda mi vida para protegerte y salvarte.

—Pero mamá, no serás la única que será valiente ¡Yo también lo seré y trataré de protegerte también!–dije alegre y ella suelta otra risita mientras me acaricia el cabello.

—Lo sé, Aranza. Lo sé. Lo eres y siempre serás mi niña valiente.

Actualidad

Tengo que ser valiente...como mi madre lo fue hasta el final. Puede que dolorosamente no está y nunca estará para protegerme... pero seré valiente por ella y siempre lo seré... como le prometí cuando murió.

Debo ser valiente...¡¡No quiero morir!!

Con mis lágrimas todavía saliendo y con enorme fuerza de voluntad que tengo, me puse delante de mi padre y me preparé para recibir su ataque.

Seré valiente... por tí, mamá...¡¡Siempre lo seré!!

Antes de que la mujer araña lanzara su ataque, una luz saliendo de mi pecho brilló intensamente cegándola. Ella intentó atacar pero con las ganas de alzar mi mano, lo hice, haciendo que una onda de energía roja fue disparada desde mi mano llegando a abdomen de la mujer araña y fue cortada y gritó de dolor. Después de ser cortada explotó con la misma luz que todavía brilla. Y luego... el brillo que la cubría desapareció con ella sin dejar rastro. Solo cenizas cayendo al suelo, y el brillo en mí desvaneció lentamente hasta quedar sólo con la luz de la luna creciente. Las telarañas se aflojan cayendo a Rachel y Liam al suelo.

—Aranza ¿Estás bien?–preguntó mi padre preocupado y muy agitado mientras me revisa por si tengo una herida.

—Si papá, estoy bien.

—¡No vuelvas hacer eso que casi te matan!

—Estoy bien no te preocupes.

Después mi padre me mira con una cara de sorpresa.

—¿Qué?¿Qué sucede?

—Bueno...

Nuestra conversación es interrumpida por el grito preocupado de Liam.

—¡Ian!–corre a toda su velocidad hacia su hermano. También llamé por su nombre y corrí hacia él con mi padre y Rachel. Ian aún seguía sentado de rodillas inhalando y exhalando rápida y profundamente por el dolor que todavía tiene. Nos acercamos a él.

—Ian ¿Estás bien?–le pregunté y me estremecí a ver que Ian rodea sus ojos a mirarme y veo que sus ojos ya no son ámbar...sino de color rojo carmesí. Tan brillantes e hipnotizantes, como los de chico demonio. Ya no cabe duda, eran ellos. Totalmente ellos. Pero¿Por qué aparecieron en esa alucinación?. Ian desvía la mirada con otro gemido de dolor poniendo su mano libre en el suelo a punto de perder el control.

—Ian, cálmate... respira–dijo Liam preocupado poniendo ambas manos en los hombros–Cálmate, tranquilo...ya pasó... tienes que tranquilizarte. Respira.

—Respira Ian. Respira–dijo Rachel también preocupada–ya todo pasó...no dejes que te controle...trata de tranquilizarte.

—Por favor hermano...Tranquilo...

Después de un rato, Ian empieza a regular su respiración y con el tiempo, sus ojos se vuelven ámbar lentamente.

—Eso es, hermano. Sigue así.

Y después, Ian suspiró aliviado con sus ojos ámbar de vuelta. Liam se alivia y le da un abrazo.

—Sabía que lo lograrías. Estoy muy feliz de que por fin de que pudiste lograrlo ¿Estás bien?

—Sí...gracias–dijo Ian muy aliviado y cansado a la vez.

—Dejame revisarte–Liam libera su abrazo y Rachel se acerca un poco a Ian, pone su mano en la cabeza de él y cierra sus ojos. Ya al rato, los abre y baja su mano aliviada–tiene un poco de fiebre pero está bien ¿Están seguros de que quieren ir al mundo?–preguntó Rachel–Aunque esté bien, está débil por la condición que tuvo. Yo digo que puede esperar hasta que se recupere y...

—No, no hace falta esperar–interrumpió Ian–debemos seguir a menos entrar. No puedo dejar que un demonio empeore más en busca de ella por el Alma Celestial. Debemos seguir–dijo sin mirar a nadie y se levanta lentamente.

—¿Estás seguro? Podemos dejar para otro el día–preguntó Liam ayudándolo a levantarse.

—Dije que no. Hagámoslo, de una vez.

El resto nos levantamos y Rachel me miró y tuvo la misma reacción que hizo mi padre.

—Aranza...

—¿Qué?–pregunté y los gemelos me miraron y se quedaron sorprendidos, y en especial a Ian ya que sus ojos apagados volvieron a brillar. Todos me están mirando.–¿Qué?¿Qué tengo?

Hubo una pausa y Rachel respondió.

—Si eso es lo que quieres Ian, está bien–Rachel se aleja de nosotros y camina hacia la carta marcada tirada en el suelo cubierto de telarañas. Lo limpia y camina hacia el árbol donde descansamos y puso la carta en el tronco.




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