Aranza
Ya no estoy en el bosque. Estoy soñando en un lugar diferente. Escucho la lluvia fuerte, el aire se siente frío y veo en dónde estoy. Estoy en un cementerio. Me estremecí a ver una tumba recién puesta decorada con flores y velas apagadas. Me me dejé caer de rodillas a saber que la tumba era de mi madre. Un montón de lágrimas salieron de mis ojos y grité de dolor. Era un recuerdo. Es la misma reacción que tuve cuando ví a mi madre siendo enterrada frente a mí y pasé todo el día con ella sin importar la lluvia y mi padre intentaba llevarme a casa pero me forcé, porque no quería separar de mi madre, no estaba lista para separarme de ella. No quería irme de allí, quería estar con mi madre un rato más por última vez, quería volver a ver a mi madre viva una vez más, quería que todo eso fuera un sueño. Pero no fue así. No era un sueño... era realidad. Una realidad muy cruel para el ser humano. Ver a un ser querido muerto parte el alma que provoca una herida fuerte que tardaría en curarse. Así lo experimenté yo y fue horrible. Totalmente horrible.
Volví a tener el mismo sueño del bosque de los cerezos, o como me dijeron, El Bosque de Los Espejos. Volví a estar en donde me quedé la última vez. Sentí una presencia detrás mío y me dí la vuelta. Es la mujer encapuchada.
—¿Qué es lo que quieres?–pregunté con las lágrimas todavía saliendo de mis ojos–No estoy de humor para que aparezca.
Hubo silencio un rato. Solo escucho las de los árboles moviéndose con el viento y mis sollozos. Desvío la mirada.
—¿Qué quieres?–volví a preguntar.
—Vine aquí porque sentí un sentimiento fuerte y doloroso–respondió–no puedo enseñarte algo en ese estado.
—¿Y qué vas a hacer al respecto? No puedes hacer algo para aliviar a una persona que perdió a un ser querido recientemente–sollocé mientras seco mis lágrimas–No sé quién eres y no sé si perdiste a un ser querido, pero debes saber que es muy difícil superarlo.
Hubo una pausa.
—Entiendo perfectamente lo que dices–dijo un poco triste–No es fácil superar el dolor de perder a alguien que amamos. Todos los seres vivos nos pasa esa clase de sentimientos y es muy cruel experimentarlo–se alejó un poco de mí y continuó–Escucha, hay algo que tienes que hacer antes de ayudarte a que recuerdes algo de tu vida pasada. Es algo que nunca pude lograrlo y lo ha empeorado con el tiempo. No voy a aliviar ese hueco que tenemos en nuestros corazones. Pero hay alguien que sí y que también tiene el mismo sentimiento que estás sintiendo pero peor y no lo demuestra para no preocupar. Necesito que también lo ayudes. Te lo suplico.
—¿Quién?
Cuando la volví a mirar, ya no está. Volvió a desaparecer. Y luego volvió la pesadilla del de un desierto con árboles secos con el cielo rojo y las cosas horribles de que ha ocurrido.
Me desperté en la madrugada con las lágrimas húmedas todavía en mis mejillas. Me levanté de la cama y caminé hacia la ventana para abrirla y sentir una buena brisa pegando mi rostro mientras veo el hermoso paisaje con un bosque que brilla bajo la luna llena.
Tal vez esto puede tranquilizarme.
Pensé mientras me quedo pegada en la ventana durante un rato. Volteé hacia el otro lado de la otra ventana de la otra habitación y veo a alguien. Era Ian que también estaba en la ventana, iba a decir algo, pero no pude noté algo en sus ojos. Desde la primera vez que lo conocí eran apagados, pero ahora estaban más apagados que ya no son ámbar sino negro. Su mirada estaba caída y mirando hacia el vacío con una expresión de seria mezclada con tristeza. Ese no es el Ian que lo conozco, desde los sucesos por ser la portadora del Alma Celestial, su personalidad ha cambiado y en el mundo humano, él demostraba que era un poco animado como Liam pero sin dejar de ser serio, y ahora él demuestra una cara dura que intenta ocultar sus emociones.
Noto que en la yema de sus dedos tiene algo pequeño. Ian alzó su mano y veo que es como una pastilla transparente, lo observó un momento, se lo metió en la boca y lo tragó sin beber agua. Con una última mirada hacia el paisaje, se aleja de la ventana y la cierra.
¿Por qué anda así últimamente?
—¿Qué haces despierta?
Me no pude evitar dar un brinco de susto a escuchar a alguien cerca mío. Era Liam.
—¡Me asustaste!¡¿Qué estás haciendo aquí?!¡Casi me matas de un susto!–dije molesta con mi mano en mi pecho sintiendo mi corazón latiendo rápido.
—Paseaba por aquí en el jardín y te ví a regresar–respondió animado–perdón por asustarte, no era mi intención.
—¿Qué haces aquí?
—¿Qué haces despierta?
—No preguntes sin responder la pregunta.
—Lo mismo digo.
—Pero yo pregunté primero.
—Pero yo soy más mayor que tú y pregunté primero. No hay excusa, jovencita.
—¿Mayor que yo?¿Cuántos años tienes?–crucé los brazos.
—118 años.
—¡Eso es mucho!
—¿Sorprendida?
—Estás viejo.
—¡Un viejo, pero con una mentalidad de un joven¡–se ríe–y dime¿No me vas a responder mi pregunta?
Suspiré fastidiada.
—No puedo dormir. Si pude, pero tuve un sueño intenso.
—Ya veo ¿Y qué sueño fue ese?
—No es de tu incumbencia.
Liam alzó sus manos de rendición y se sentó en la ventana a mi lado y pasamos un rato en silencio.
—Liam, hay algo que te quiero preguntarte–dije un poco seria y él esperó la pregunta–es sobre Ian–su expresión cambió a una de preocupación– No es de mi incumbencia pero...¿Está enfermo de algo?¿Qué es lo que tiene?
Hubo una pausa y Liam suspiró.
—No es que no esté enfermo–respondió–Él tiene una condición genética.
—¿Condición genética?
—Así es. Verás, un ser vivo puede nacer con dos especies unidas por sus padres de diferentes especies. Puede nacer de uno de ellos. Pero un niño con dos especies diferentes puede obtener las apariencias físicas y habilidades de cada uno de sus padres gracias a que las dos especies son unidas y mezcladas. Los Demgels son una especie nacida con parte ángel y parte demonio casi equilibrada, y aunque sean especies algo similares ya que los demonios antes eran angeles, tienen características que los diferencia completamente.
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Editado: 22.11.2025