Dúnkan atravesó el fangoso portal que lo llevaba a la cabaña. Su sorpresa fue enorme cuando observó que esta se encontraba completamente destruida, como si la habitación frontal hubiese sido arrancada de cuajo.
A lo lejos se distinguían varias sombras, algunas luchando, otras corriendo y algunas desgraciadamente eran asesinadas por otras siluetas aun mas grandes y monstruosas.
Dúnkan salió con cuidado y a tientas del lugar mirando de un lado a otro. Un extraño fuego abrazador de tonalidad morada ardía danzante por todo el bosque.
Avanzando más rápido a cada segundo que pasaba, Dúnkan llegó hasta un pequeño claro en medio de todo. El humo sofocaba su respiración pero eso no le impedía buscar a su hermano.
Su cabeza daba vueltas. Las siluetas a su alrededor luchaban y morían. Una masacre, nuevamente, tenía lugar alrededor de Dúnkan.
—¡Dúnkan! —gritó una voz detrás de él. Al darse la vuelta observó a Múurem e Iker acercándose, seguidos de Ericka y Sarha—. ¡¿Que estas haciendo?! —le reclamó Iker mientras le propinaba un fuerte puñetazo en la cara. Ante el golpe Dúnkan cayó al suelo.
—¡Basta Iker! —ordenó Múurem mientras la apartaba de un empujón—. ¡No hay tiempo para esto! ¡Tenemos que sacar a todos de aquí! ¡Ponerlos a salvo! —Dúnkan se puso de pie por si solo y se alejó de ellos.
—¡¿Dúnkan a donde vas?! —le preguntó Ericka. Este la ignoró y continuó su camino—. ¡Dúnkan! —exclamó Sarha.
Dúnkan se detuvo y comenzó a dar vueltas sobre si mismo—. ¡¡IGNIS!! —bramó al aire—. ¡¡SAL DE DONDE ESTES!! —continuó. Iker se acercó a él y violentamente le dio la vuelta.
—¿Que crees que haces? —le preguntó furioso. Dúnkan lo apartó de si empujándolo y se dio la vuelta—. ¡¡IGNIS!! —volvió a gritar—. ¡¡SE QUE ESTAS AQUÍ HERMANO!! —delante de ellos apareció un gigante negro portando un enorme mazo.
Dúnkan lo miró detenidamente. Tenía una piel de un extraño color rojo muy oscuro. Sus ojos eran enormes, de color amarillo, cómo dos grandes estrellas. Su boca dejaba ver ampliamente su dentadura. Portaba dos llamativas hombreras y un extraño pantalla color marrón.
Cuando lo observó más a detalle Dúnkan cayó en la cuenta de que era nada mas y nada menos Martillo. Levantó su enorme mazo y lo bajó a toda velocidad.
Instintivamente Dúnkan ocupo el poder de su elemento y esquivó el ataque de un salto pasando por encima.
Martillo cambió de brazo y giró su mazo a toda velocidad para volver a atacar. Esta vez Dúnkan retrocedió para evitar el golpe. Por su parte, Iker corrió hacia Martillo y comenzó a atacarlo. La velocidad de Martillo para esquivar y contraatacar dejo sorprendido a todos los espectadores.
Iker lanzó una ventisca que llevaba pequeñas lanzas de hielo. Martillo ocupó su mazo para protegerse y dio un giro para luego darle un patada que lo arrojó contra un árbol. Nuevamente giró su mazo y se dispuso a atacar a Dúnkan.
—¡¡Ya basta!! —ordenó una voz. Martillo se detuvo y sobre su hombro apareció una silueta.
Dúnkan observó detenidamente y se mantuvo en guardia. Aquella silueta bajó de un salto y aterrizó sin problema alguno—. Ah, Dúnkan no tienes idea de lo difícil que fue dar con este lugar. —dijo mientras daba vueltas y contemplaba el ardiente bosque.
—Pero al fin te encontré. —dijo con notable alegría. Iker se acercó tambaleante y le apuntó con su espada—. Tu...demonio...morirás. —dijo mientras jadeaba.
La sonrisa de Ignis se borró inmediatamente luego de ver a Iker. Su mirada ensombreció y un extraño vacío, irónicamente, lleno el ambiente.
—Entonces aquí estuviste todo este tiempo. —gruñó. Se dio la vuelta y se encamino hacia Iker—. Aquí es donde has estado por 18 años. —dijo con enojo—. Tu no tienes nada que reclamar demonio. Te atreviste a tocar a mi hija y por ello morirás. —contestó Iker atendiendo a su tono.
—Entonces esa molesta mestiza es tu hija. —dijo con repudio y un incremento de ira—. Callate de... —desapareciendo y reapareciendo frente a Iker, Ignis lo tomó del rostro y lo levantó con un brazo.
—Tu no tienes derecho a reclamar nada escoria humana. —dijo con voz de ultratumba y lo arrojó con un trapo. Iker fue arrastrado por el suelo varios metros hasta que él se puso de pie.
Frente de él se encontraba Ignis y de un zarpazo le araño el rostro provocado 4 cortadas más en este. La fuerza del ataque le hizo bajar la cabeza e Ignis aprovechó para volverlo a arrojar lejos.
Ignis caminó lentamente hasta Iker sin dejar de verlo—. Dime Iker, ¿Por qué la mataste? ¿Por qué mataste a mi madre? —Iker levantó una ceja confundido—. ¿Que dices? —Ignis le sonrió mientras lo tomaba de los hombros.