El olor putrefacto era insoportable, la comparación de una rata muerta era algo que la dejaba insignificante, mi estomago se revolvía del asco absoluto, y al parecer Ronald sentía lo mismo, adicional a eso la neblina no dejaba que viéramos mucho, Marcos lloraba y temblaba, debíamos llevarlo rápido a un hospital pero en esta situación ¿Qué podíamos hacer? Lo que cualquiera haría, salir de ese maldito bosque, caminábamos con cuidado tratando de no caernos en las aguas turbias del pantano.
-Es difícil ver en esta niebla, Marcus por favor aguanta un poco más, pronto te sacaremos de aquí, resiste. –Dice Ronald preocupado al ver a nuestro amigo moribundo.
-Gracias, por no dejarme atrás. –Dice Marcus en llanto.
-Somos amigos Marcus, no podríamos hacer eso.- Digo dándole una leve sonrisa.
Marcus llora y se queja del dolor de forma leve, ya quiero salir de aquí, la desesperación de querer salvar a mi amigo me invade, pero algo dentro de mi decía que talvez... eso no pasaría.
A lo lejos observo algo extraño que está flotando en las aguas, tengo un mal presentimiento y al parecer Ronald también se siente igual, abro los ojos con pavor al saber que era aquello que flotaba frente de nosotros, es una cráneo humano pudriéndose, y al parecer no era el único, apresuramos el paso con terror a que algo sucediese, el olor se vuelve cada vez más fuerte y los huesos flotantes aumentaban.
Pero había algo que no habíamos notado en ese entonces y era la cantidad de sangre que dejaba Marcus a medida que avanzábamos, se había vuelto pálido y sus energías disminuían, volviéndose más pesado.
-¿Pero cómo es posible que estando en agua estés tan pesado? –Digo ignorante de lo que realmente pasaba.
-¿Marcus estas bien? – Dice Ronald notando su piel pálida y la forma en la que se estremecía.
-S... Si, estoy bien, solo salgamos de aquí. –Dice Marcus espantado.
Apresuramos el paso buscando la orilla, pero por mas que andábamos no lográbamos ver nada, de repente había algo insólito surgiendo de la tinieblas, algunos palos largos que parecían estar en todo el lugar, pero no era solo eso, todo era mucho más macabro al punto de no soportarlo mas y orinarme encima, el miedo me invade haciéndome frenar, por más que lo intente no puedo dar ni un paso más después de ver que en ellos estaban incrustados cabezas de niños y partes de su cuerpo.
-No me gusta esto. –Digo atemorizada.
-Tranquila, solo... salgamos rápido de aquí. - Dice Ronald nervioso, su cuerpo palpitaba, en todo el camino él siempre fue el fuerte, creo que ahora era mi turno de serlo, así que por mas miedo que tuviese continúe avanzando.
-Si, salgamos de aquí. –Digo con ánimo, intentaba no mirar la espeluznante escena, pero era inevitable no estar atenta a cualquier cosa, intente mantener la serenidad hasta que... en aquellos palos no muy lejos de nosotros, estaba la cabeza de Alicia clavada, su linda carita llena de sufrimiento estaba allí, destrozándome el corazón, estos demonios no respetaban el dolor de nadie, solo les importaba una cosa y era comernos. –Solo quiero salir de este pantano. –Digo entre llantos.