Giant Forest, Sierra Nevada de California 2017. Caminaba por el bosque oscuro, en una tarde nublada, mi clima favorito, pinos frescos, escucho el canto de los búhos y las pisadas de los lobos escondiéndose del peligro, de pronto las aves guardan silencio, miro hacia atrás y veo a cinco niños disfrazados detrás de mí, un oso, un conejo, un elefante, un león y a una niña disfrazada de zombi, cada uno portaba un arma blanca diferente, el conejo traía un bate con clavos, el oso una cadena con trampa, el elefante un hacha, el león un mazo y la niña estaba poseída por el demonio así que tenía poderes. En cuanto los vi comencé a correr lo más rápido que pude al dar tres zancadas todo comenzó a paralizarse, corrí y corrí lo más rápido que pude, pero era inútil, estaban a punto de atraparme, me sentí impotente por no poder correr más rápido de pronto sentí una mano en la espalda y todo se oscureció. Desperté en una cabaña atada a una silla eléctrica mientras estaba sola traté de desatarme nuevamente mis esfuerzos fueron inútiles. El miedo y la desesperación se apoderaban de mi a cada segundo, solo un milagro podría salvarme. Entraron por la puerta los niños, la niña se dirigió hacia mi y se arrodillo delante de mí, sujeto mis manos y comenzó a rasguñarlas. Me miro fijamente y pude ver almas arder dentro del infierno de sus ojos. ¡¡Ayudaaaaaa!!grite con desesperación, gracias a Dios mis suplicas fueron escuchadas por un guardabosques que caminaba por el lugar. Al entrar saco su arma y reviso el lugar, estaba vacio.
Guardabosques – ¿Se encuentra bien señoría? ¿Cuál es su nombre?
Jully – Jully Sallow
Guardabosques – No puede ser ¿Jully Sallow? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
Jully – Hace un momento estaba en el bosque y no sé cómo llegue aquí.
El guardabosques me llevo a la estación de policía y por todo el camino vi cientos de volantes de se busca, al llegar a la estación tomé uno de los periódicos donde salía el volante y vi la fecha 4 de mayo del 2019, no lo podía creer, tenia que estar mal, no es posible, esta tarde salí a caminar para tomar aire fresco. Me interrogaron durante horas y mi versión siempre fue la misma, pero nadie me creyó, incluso pensaron que tenía el síndrome de Estocolmo y que estaba protegiendo a mis captores, pero no es así. Cuando llegaron mis padres estaban llorando de alegría, tristeza y alivio, pensaron que no me volverían a ver nunca, casi me daban por muerta. Al llegar a casa todo se veía algo diferente, espeto mi habitación, seguía exactamente igual como la había dejado, lo que me hacia sentir que solo habían pasado unas horas. Ha pasado el tiempo y no he vuelto al bosque, pero sé que están ahí, esperándome, para terminar lo que comenzaron.
FIN
Que linda te ves leyendo este relato Esperancita
Pero la curiosidad mato al gato maldita criada.
jajajajaja
Editado: 05.07.2020