El Bosque Indomable

Un Día de Juegos en el Bosque

Capítulo 1

El sol brillaba intensamente sobre el bosque, iluminando cada rincón con un resplandor dorado. Roco, Zuri, Bubu y Ciro habían decidido aprovechar el hermoso día para jugar. Los cuatro amigos se reunieron en su claro favorito, lleno de flores coloridas y suaves brisas que traían consigo el dulce aroma de la naturaleza.

—¡Vamos a jugar a las escondidas! —propuso Zuri, moviendo su cola con entusiasmo. A todos les encantaba ese juego, y rápidamente se pusieron en marcha. Roco fue el primero en contar, cerrando los ojos mientras sus amigos se dispersaban.

—¡Uno, dos, tres! —empezó a contar Roco, mientras sus amigos buscaban los mejores escondites. Zuri se deslizó detrás de un arbusto espeso, Bubu se quedó en una rama baja de un árbol, y Ciro eligió esconderse detrás de un tronco.

Al llegar a diez, Roco gritó:

—¡Listos o no, ahí voy!

Comenzó a buscar con sus grandes ojos marrones, moviéndose con rapidez entre los árboles y arbustos. Primero encontró a Ciro, que no pudo resistir la risa cuando Roco lo vio.

—¡Te encontré, Ciro! —exclamó Roco, saltando con alegría.

Luego, siguió su búsqueda, hasta que escuchó un pequeño susurro que venía de un arbusto bajo. Se agachó y, ¡sorpresa! Allí estaba Zuri, intentando contener sus risas.

—¡Te he encontrado! Ahora solo falta Bubu —dijo Roco.

Miraron a su alrededor, pero el búho parecía haber desaparecido. Caminando bajo el dosel del bosque, Roco miró hacia arriba y vio a Bubu, que con su sabia mirada observaba desde su perchero.

—¡Bubu! ¡No se vale esconderse tan alto! —rió Zuri, mientras todos miraban hacia el búho.

—Está bien, está bien. Solo quería ver el panorama —contestó Bubu volando suavemente hacia el suelo—. Pero admito que esconderse aquí arriba es bastante divertido.

Después de unas rondas de juegos, decidieron pasar a otra actividad.

—¿Qué tal una carrera hasta el arroyo? —sugirió Ciro, levantando su cabeza con energía. Todos estuvieron de acuerdo y se alinearon, listos para empezar.

—¡A la cuenta de tres! Uno… dos… tres… ¡ya! —gritaron al unísono. Con un salto, Roco se lanzó adelante, mientras Zuri lo seguía de cerca, moviendo sus patas rápidamente. Ciro trotaba con elegancia, disfrutando de cada zancada, y Bubu volaba sobre ellos, animando a sus amigos desde el aire.

La carrera era un espectáculo digno de ver, con risas y alaridos de alegría resonando por todo el bosque. Sin embargo, mientras corrían, el aire comenzó a cambiar; un ligero olor a humo flotó entre ellos, pero todos estaban tan inmersos en su diversión que no lo notaron.

Al llegar al arroyo, todo estaba lleno de risas y alegría.

—¡Ganó Roco! ¡Felicidades! —gritó Zuri, mientras los demás se reunían a su alrededor. Pero entre su júbilo, la preocupación comenzaba a asomarse en sus corazones, preparándolos para lo que estaba por venir.



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En el texto hay: naturaleza, proteccion ambiental, animalesyamistad

Editado: 02.04.2025

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