El Bosque Maldito.

3. Compraron la Cabaña Villa.

Cinco años les había tomado recoger el dinero para ser dueños de la bella Cabaña Villa.

Además como se encontraba en un Parque Nacional habían permisos, trámites, requisitos.

La tierra nunca les pertenecerá pero tendrán derecho y obligaciones ante la cabaña.

En palabras entendibles la cabaña les pertenecía oficialmente. Pero era terreno del gobierno.

No les importo pagar los cientosetenta y cinco mil dólares por el lugar y que hubieran tardado tanto tiempo recomiendo el dinero.

El lugar era de ellos al fin. No cuestionaron la casi obsesión por el lugar ni que cada vez que lo visitaban continuaba la sensación de ser vijilados y hacían caso omiso a los ruidos recurrentes cerca de la cabaña.

Mientras el proceso de compra se completaba. La pareja de esposos visitaban con frecuencia el lugar recurrentemente invitando amigos a disfrutar del lugar.

Amigos cuáles salían maldiciendo la cabaña y que en su vida regresaban a ese sitio.

En las tardes mirando hacia el bosque juraban ver unos ojos rojos a lo largo de los árboles que les miraban fijamente y desaparecían al siguiente segundo.

Además de la temebrosa y extraña e inesplicable niebla que bajaba a la misma horá todos los días solo deteniéndose en las orillas de la cabaña.

Hubo un acontecimientos muy extraño los esposos Hannah invitaron a otra pareja para el fin de semana.

En dicha visita llevaban un pequeño cachorrito el cual se perdió en la niebla espesa.

A lo lejos se escucharon ruidos como rugidos y golpes luego los ladridos del pequeño cachorrito.

Y nada más....... Silencio, solo silencio.

Hicieron lo posible por encontrarlo pero fue difícil debido a la niebla.

Al día siguiente había un montón de huesitos se encontraron en las alturas del bosque que se supusieron eran del pequeño animalito.

Así como esa eran variadas las historias de los visitantes a la cabaña y trataban de persuadir a la pareja de no comprar aquel lugar.

Pero ellos los Hannah estaban decididos a hacerlo aun en contra a las diversas opiniones, objeciones, advertencias y al alto valor del lugar.

No les importo aún así la compraron y estaban felices. En contra de los consejos de los amigos, familiares, compañeros de trabajo.

Ignoraron la niebla, el silencio del lugar, los ojos rojos, los ruidos extraños.

Los Hannah parecían poseídos, odsepcionados con el lugar como si un ente los empujara a comprar aquel lugar.

Cinco años habían tardado para hacer sueños realidad. Lo habían logrado y era lo único que les importaba.

Hasta el joven vendor de la agencia de viajes noto el extraño comportamiento de la pareja.

Los felicito " entre dientes " entrego las llaves y dijo es suya. Ya no ocupan pedir permiso para visitar el lugar.

Viajaron por primera vez como dueños del lugar con mucho orgullo de ser propietarios de su propio lugar de vacaciones.

Con su pequeño niño de casi dos años en la silla de seguridad colocada meticulosamente en los asientos traseros de la camioneta.

Llegaban a aquel último pueblo antes de adrentarse al bosque.

Pararon en la gasolinera cargaron combustible y desidieron comprar en la tienda del lugar snacks, chocolates, papas, etc.

Esto porque el pequeño Willy estaba dormido y tranquilo reposando en su silla de seguridad además no había molestado durante el viaje por lo que decidieron comprar allí y no despertarlo o molestarlo.

El señor Noah compraba y pagaba el combustible las personas susurraban el chico cajero le desviaba la mirada, como no queriendo hacer contacto visual.

Mientras la señora Ginebra estiraba los pies caminando en rededor del carro para así no descuidar a su hijo dormido.

Casualmente en el sitio donde se encontraba el anciano, mendigo la primera vez que visitaron la cabaña.

Se encontraba una mujer de baja estatura y cargada en años, vestía un atuendo típico de los lugares urbanos con grandes flores de colores llamativos y collares, aretes, pulseras de piedritas y confecciones naturales.

Muy amable le sonrió a la señora casi sin dientes.

-Ginebra, Ginebra ven que deseo hablar contigo.

-Señora como sabe mi nombre. Contestaba ella un poco sorprendida y asustada.

-Ginebra ni tu ni Noah debieron comprar esa cabaña. El que a sufrir por su error es el pequeño Willy.

-Vieja loca como dice barbaridades. No la conocemos ni usted a nosotros.

-Al volver su esposo pregunto. ¿¿ Con quién peleas amor ??.

-Con la extraña vieja bruja que está ahí!!!!

Pero en realidad no había nadie ahí.




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