Abrió los ojos lentamente, aún dolido por el golpe, se fijó el lugar, claramente no era la fiesta. Recorrió la habitación con la mirada, le parecía conocida pero la contusión fue tan fuerte que incluso su vista aún no era clara, pronto las cosas fueron tomando forma y se percató del lugar en el que se encontraba.
-¿Te sientes bien?- indagó alguien entrando a la habitación, con un plato de botanas.
-¿Tae?... S,si, eso creo- contestó tocando su abdomen bajo.
Tae lo miro con tristeza y se sentó a su lado, poniendo el plato en sus piernas.
-No vi que estabas inconsciente hasta que subí a ver por qué tardabas tanto.
Te traje a mi casa, con la excusa de que te quedes a dormir-musito en un tono bajo, colmado de tristeza y empatía.
-¿No podías llevarme a casa?- interrogó ladeando la cabeza, intentando comprender la acción de su amigo.
-Te extraño, hace mucho que no hacemos esto de ir a dormir a la casa del otro- lo abrazó, con fuerza.
-¿El alcohol te dejo sentimental?- correspondiendo al abrazo.
A lo que el solo lo apartó con la mano, mientras se mordía el labio inferior, como si la pregunta le hubiese causado gracia.
-¿No puedo ser cariñoso?.
-Claro que puedes y... Dame un poco de eso- dijo estirando la mano, al plato de su compañero, tomando un par de papas.
Pasaron la tarde viendo películas, jugando y comiendo hasta caer dormidos.
Al la mañana siguiente el primero en despertar fue Izael, se incorporó en el sofá, mirando la habitación. Unos rayos de luz tenue entraban por la ventana calentando la habitación. Tai estaba tumbado en el piso, con un par de mantas, aún dormía.
Izael se levantó, y de a pasos largos logró pasar a el joven peli-rojo sin pisarlo, llegó al baño, lavo su rostro y se dirigió a la cocina por algo de comer.
-cielos, mi estómago no rugía así desde hace bastante tiempo- pensó para si, revolviendo la heladera.
-¿También tienes hambre?- pregunto Tai, entrando a la cocina, refregando sus ojos con pesadez.
-Si, quería ver qué tenías aquí.
-Ah bueno...y...¿Que hay?
-¿No sabes lo que hay en tu propia heladera?... Eres un caso perdido Taion
-Lo sé, lo sé, pero ¿Qué hay?
-Pues hay pan, leche, unas frutas y verduras y creo que es todo- habló mirando fijamente la heladera, con tal de que no se le escapé ningún detalle
- Oh... Bueno... En ese caso, vístete, iremos a comer
-¿A comer?, ¿A dónde?
-Tu ya verás, ahora ve y vístete- sonrió poniendo su típica cara de picardía
-...mmm... Bien, como quieras- se alejó de la cocina, entrando al cuarto de Taion, para tomar algo de ropa, desde chicos ellos se prestaban la ropa, no importa el motivo que fuera estaban dispuestos a prestarle al otro lo que necesitara.
Abrió el ropero, para encontrarse con kilos de ropa Gucci. -Ay Tai, esto es tan tú- río tomando algo de ropa, para cambiarse.
Al terminar traía puesto un suéter de rayas, un pantalón negro de cuero, unos zapatos blancos y un bolso marrón, el cual combinaba perfecto con el atuendo.
-Listo Tai, ¿tú qué tienes?- pregunto yendo al cuarto otra vez, para encontrarse a su amigo vestido con una chaqueta universitaria de color blanco, con mangas trasparentes, unos pantalones de vestir color crema y como si fuera necesario, una boina gris la cual le quedaba muy bien con su atuendo.
-¿Es necesario todo eso?- preguntó uno de los chicos.
-Por supuesto que lo es, ¿No me veo bien?.
-Pues si, pero- expresó cortando la palabra para suspirar y continuar-¿Nos vamos ya?.
El chico Gucci afirmó sonriente.
Salieron de la casa y el más grande condujo hasta un lujoso restaurante, donde se sentaron a comer. Hablaron de muchas cosas, pero solo una fue la que le interesó al pequeño de Izael.
-¿Lo dices enserio?- cuestionó abriendo sus ojos de par en par.
-De verdad. Dicen que ese bosque está embrujado, sería súper cool ir a ver.
-N,no lo se, ¿Te acuerdas de...?
-No me lo recuerdes- sujetando su cabeza, como si lo que dijo el otro adolescente le atormentara.
-Exacto, no creo que sea buena idea ir.
-Hay que hacerlo, ¿Y si descubrimos la verdad?, Tal vez si los encontramos los podamos hacer pagar por lo que nos hicieron.
-¿Hacer pagar?, Ni siquiera son reales.
-Lo fue para mí- dijo levantando la voz mientras sus ojos colapsaban en lágrimas- para mí si fue real, no sabes lo que es que cada noche al acostarte haya un tipo, o una cosa hablándote desde un rincón de la habitación, mamá y papá nunca me creyeron.
-Pues, y,yo no viví eso, pero la vez que pase por ese bosque, no sentí una buena vibra, y ese tipo alto y negro, de ojos amarillos me seguía, lo sé, sentía como me miraba a través de los árboles, cuando me volteaba estaba ahí acechando.
-Por eso, si...si los encontramos los podemos hacer pagar por nuestros traumas.
-No quiero ir ahí, no quiero revivir eso, Taion entiende, no iré.
- Si tú no vas entonces iré solo
-No puedes ir solo, ¿Y si algo te pasa?
-Nada pasará si estás conmigo. ¿Vienes?- indagó extendiendo la mano hacia el chico. El también extendió su mano, pero fue por segundos, antes de que la retirara.
-Mejor no, es una mala idea. Cambiando de tema tengo que irme, mi mamá se debe estar preguntando donde estoy, chau Tai. Se levantó, saliendo del restaurante, preguntándose si lo que había echo era lo correcto.