-Estoy cansado, ¿Podemos parar?- preguntó agotado Himun.
-No, no llegaremos si nos estamos deteniendo a cada rato.
-Llevamos horas caminando, por favor Neimon- está vez hablo Taion
Neimon se detuvo y suspiró.
-Bien, de todos modos ya está anocheciendo y tenemos que armar el campamento.
Los chicos apenas Neimon dijo que podían descansar se tiraron al piso a beber agua y comer. Luego armaron dos carpas que tenían en las mochilas, esa noche durmieron ahí.
Al despertar continuaron con el viaje, hasta que otra vez se cruzaron con "la muralla china de espinas", pero está vez al frente se encontraba una especie de tienda vieja en la cual en el frente estaba escrito "Dōruhausu"
-¿Dōruhausu?, ¿Que es eso?- indagó el chico Gucci.
-La casa de las muñecas- expresó Himun contestando a su pregunta.
-¿Qué?, ¿Cómo lo sabes?- preguntó Izael.
-Himun es bilingüe, y uno de los idiomas que sabe es Japonés..., ¿Es Japonés no?- interrogó el peli-marrón
-Si, es Japonés- afirmo.
-¿Y que significa eso de la casa de muñecas?- indagó Taion
-Tendremos que entrar para averiguarlo- declaró antes de entrar, esperando a que el resto le siguiera.
Al entrar a la tienda lo primero que vieron fue obvio, cientos de muñecas, peluches y demás, caminaron pasando de largo a las muñecas, sin prestarle mucha atención, aunque les causará miedo el voltear y ver a un enorme oso sin ojos y con varias partes de si desgarradas. Todo iba bien, hasta que Taion sintió como algo sujetaba su tobillo
-Chicos esperen, algo me agarró- volteando para ver qué era lo que no le dejaba avanzar- ayúdenme chicos.
-Si, como no, Taion deja de mentir.
-No miento, u,una muñeca tiene mi tobillo- forcejeando para soltarse
-No nos vas a asustar, sabemos que las muñecas no tienen vida.
-¿No la tenemos?- preguntó alguien detrás de ellos, la cual al voltearse era una horrible muñeca de casi 1.47 metros de altura- para mí somos bastante real, ¿No chicas?- estirando sus brazos, señalando a las muñecas que se levantaban de sus pilares y se dirigían a su lado- hace mucho que esperamos unos amiguitos, y ahora llegan ustedes para satisfacer nuestro más anhelado deseo- río con voz dulce- atrápenlos- las muñecas se lanzaron sobre ellos.
Todos corrieron de las muñecas, esquivando los brazos que salían de los estantes e intentaban agarrarlos. Corrieron por un estrecho pasillo, con un piso de cerámica a cuadros, cuando las paredes, estanterías, comenzaron a cerrarse sobre ellos, gracias a los muñecos detrás de estas que las empujaban.
Siguieron corriendo, hasta que el camino de dividió en dos, tres fueron por un lado y Izael por el otro.
-Un momento ¿e Izael?- preguntó Tai deteniéndose.
-No lo sé, pero sigue corriendo- protestó Neimon.
-No, no me iré sin Izael- reprimió dando la vuelta para encontrar a su amigo.
-¡¡Tai no!!- gritó Himun, antes de que un par de muñecas se lo llevarán a las profundidades de la tienda.
-Hay que volver Neimon, no podemos dejarlos.
-Es muy tarde para ellos, sigamos.
-No, yo no me iré sin ellos- habló también volteando para buscarlos- ¿Tú vas vení...?- su pregunta fue interrumpida al ver que Neimon ya no se encontraba en donde antes estaba.
Comenzó a llorar mientras corría, intentando no toparse con ninguna muñeca, pero de sus ojos caían tantas lágrimas que su vista se había vuelto borrosa y cunado menos lo esperaba, lo agarraron y lo arrastraron por un buen tramo del pasillo, hasta alojarse detrás de una estantería.
-¡¡No, por favor, se los ruego, no me maten!!- lloró desesperado.
-Himun, tranquilo, soy yo- habló abrazándolo para calmarlo
-¿Izael?, Oh Izael, creí que ya te habían atrapado y te habían echo cosas feas.- sonrió correspondiendo al abrazo.
-No, tranquilo, estoy bien, pero ahora haz silencio si no quieres que nos encuentren.
-Vamos, vamos, salgan de dónde quieran que estén- dijo la muñeca caminando por detrás de la estantería en la que ellos se encontraban.
-Vamos a morir, vamos a morir, este será mi último día- lloro Himun temblando.
-No será así, tranquilo, vamos a salir de estás- dijo Izael, levantando levemente la cabeza para ver la posición de la muñeca, sin prestarle mucha atención al chico a su lado.
-Izael, dime una cosa, ¿Somos amigos?.
-Eh si, claro.
-Entonces, si este va a ser nuestro último día dime, ¿cual es tu mayor secreto?.
-¿Qué?, Oh Himun eso no impor- cortó su palabra al ver la expresión se tristeza y miedo del joven. Se sentó a su lado y lo miró- si esto te va a ser sentir mejor y ya no tener tanto miedo está bien, am, ¿mi mayor secreto?, creo que solo Taion lo sabe, se trata de que un día, cuando era pequeño, tal vez tenía unos 6 o 7 años, y se me hacía tarde para la escuela, entonces decidí tomar un atajó, el cual pasaba por la carretera al lado del bosque. Mientras la cruzaba sentía que alguien me seguía, y cada vez que me volteaba veía a un tipo negro, el cual más bien parecía una nube, una sombra negra con ojos amarillos. Nunca se lo conté a nadie, ya que me tomarían por loco, Taion es el único que lo sabe- termino su relato mirándolo a los ojos- ¿Y el tuyo?.
-¿Si te lo cuento no se lo dirás a nadie?.
-No, por supuesto que no.
-¿Y no me juzgaras por mis gustos?.
-No, no voy a juzgarte, dime.
-mmm...,yo...,mmm...,yo..., argh, soy gay, me gustan los hombres, y...y... cuando te vi por primera vez me pareciste lindo- confesó con los ojos cerrados fuertemente.
-Oh, am, Bien..., espera, ¿Yo te gusto?- justo cuando Himun se disponía a responder fueron interrumpidos.
-Aquí están- sonrió la muñeca apareciendo frente a ellos, a lo que ambos echaron a correr.
-¿Yo te gusto?- preguntó el peli-negro corriendo de la muñeca.
-Eres un chico lindo y aunque sé que eres de esos que solo le gustan las niñas ,si, me gustas y mucho.
-Wow, eso no me lo esperaba- dijo sorprendido, para después detenerse, ya que no tenían a dónde ir, frente a ellos ya hacía una enorme librería y por detrás la muñeca los seguía.
-Ay no, ya no hay salida- dijo Himun volteándose, junto a Izael y quedando de frente a la muñeca.
-Ahora los tengo, ahora son míos y voy a...- se detuvo, ya que un enorme estante calló sobre ella, dejando ver a Tai y Neimon por detrás.