El bostezo lunar

CAPÍTULO 1

¿Quieres qué te cuente una historia de amor?

esta historia de amor no será igual a todas las típicas que has leído toda la vida. Esta historia está basada en la vida real. Es la historia de una persona que conozco muy de cerca. Un joven que arruinó su vida por confiar en el amor. No quiero que pienses que estoy hablando mal del amor y de las relaciones. Solo quiero exponer una historia que espero te haga reflexionar sobre el verdadero sentido del sentimiento más bello y más toxico que existe. Algo que te puede volver un completo estúpido a la hora de tomar decisiones racionales. El amor es ciego, loco y poco inteligente. No quiero quitarte más tiempo, aquí.

Esta historia tiene lugar en la ciudad de Medellín en Colombia.

Diego era un joven de 19 años de edad. Nunca había tenido novia, era un chico muy tímido. A pesar de su mala suerte en el amor, este chico gozaba de una buena apariencia física. Tenía ojos grandes, redondos, saltones, expresivos y de color miel. Su cabello rubio oscuro y ondulado. Color de piel morena y suave como la de un bebé. Este chico había tenido muchas pretendientes en su vida; él no lo notaba, debido a que solo se interesaba en aprender conocimientos sobre economía, política, psicología, sociología e historia. El joven era brillante, tenía un coeficiente intelectual de 140, pero nadie lo sabía, el chico aparentaba ser como todos los demás. Nunca le había preocupado mucho el amor. No entendía por qué las personas sufrían por amor, le parecía una total estupidez. Pensaba que el amor era una estupidez, solo quería prepararse para ser un político que pudiera cambiar el sistema corrupto que gobernaba a Colombia.

La historia inicia el día 25 de mayo. Esa tarde Diego se encontraba viendo una película de ciencia ficción, al mismo tiempo hablaba por chat con su amigo desde su viejo celular que tenía una mancha en la pantalla. Hablando con un viejo amigo llamado Alex, con el que no hablaba hace muchos años. Planeaban un paseo a un sitio turístico llamado «termales», lugar donde se podía disfrutar de piscinas de agua caliente.

 —Me gustaría que nos viéramos para pasar un rato agradable, charlar y recordar los viejos tiempos del colegio. Recuerdo que nos divertíamos mucho jugando futbol en los recreos—dijo Alex.

—Claro que sí parce, nunca voy a olvidar los momentos que pasamos. Recuerdo el primer día que nos vimos en primero de secundaria. Había llegado nuevo al colegio, entré a mitad de año. Los primeros días no le hablaba a nadie, todos eran desconocidos para mí en ese colegio. Quién diría que terminaríamos nuestra secundara en ese colegio. Todavía tengo presente la primera vez que nos pusieron a hacer un trabajo en grupo. Usted y yo nos caíamos mal, casi no hablábamos. Pero ese día tuvimos la oportunidad de conocernos y empezar la buena amistad que perdura hasta hoy. Hemos pasado muchos tiempos excelentes desde entonces—respondió Diego.

—Necesitamos revivir esas viejas épocas. Bueno, no tan viejas. Estamos muy jóvenes todavía, somos unos muchachos. Recuerdo los apodos que le inventamos a todos los profesores, cuando nos escapamos de la clase, nos copiábamos en los exámenes y siempre sacábamos las mismas notas.

—Tengo una idea

—¿Qué es?

—Deberíamos crear un grupo de WhatsApp con todos los amigos del colegio.

—Ya perdí contacto con todos, pero tengo una mejor idea. Debemos publicar el anuncio del grupo en todas nuestras redes sociales. Necesitamos que entren muchas mujeres bonitas al grupo, esa es la gracia.

—Sí, está perfecto. Ya mismo publico el anuncio—exclamó Alex.

Efectivamente, así lo hizo. Al instante publicó un anuncio que decía: «Grupo de WhatsApp para hacer amigos. La idea es divertirnos y competir charlas agradables».

Diego no le puso demasiada importancia al grupo, así que apagó su celular para seguir viendo televisión tranquilo. Se llegaron las 8 de la noche. Sintió curiosidad por ver cómo había evolucionado el grupo. Qué gran sorpresa se llevó, el grupo tenía más de 100 integrantes, su celular estaba cargado con más de 1000 mensajes sin leer. Se encontraba muy sorprendido con la aceptación del grupo.

Le empezó a hablar a todas las chicas del grupo, una por una, casi ninguna le respondió. En el grupo se encontraban decenas de chicas, pero ninguna que le llamara la atención a Diego. Al instante se decepcionó un poco del grupo. Se inclinó por seguir viendo televisión. De repente llegó un mensaje a su celular, el usuario que le escribió no tenía foto de perfil. Él era una persona cortés, así que respondió con amabilidad.

—Hola—dijo Diego.

—Hola, ¿cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú?

—Muy bien, gracias.

—¿Cómo te llamas?

—Diana.

—Yo me llamo Diego.

—Tienes bonito nombre.

—Ja,ja,ja…

—No lo creo.

—Veo que eres muy guapo. Miré tu foto de perfil.

—Soy un tipo normal.

—¿Has tenido muchas novias? Porque eres muy lindo.




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