Esa misma noche Julio se dirigió al billar del barrio. Allí vio a un chico al que todos llamaban Juanito, aunque ya no era ni tan pequeño. Julio se le acercó y lo retó a una partida de billar, Juanito acepto.
—Sabes algo de “Los sucios” –preguntó Julio mientras jugaban.
—¿Donde has estado todo este tempo? –preguntó Juanito.
—Estaba prestando servicio militar.
—Con razón, “Los sucios” son una pandilla que ha estado intentando poner tributos a todo el que puedan. Tienen su centro de operaciones en una fábrica abandonada, detrás de la plaza de mercado.
Después de la partida de billar, Julio le invitó unas cervezas a Juanito en agradecimiento por su información.
Editado: 07.09.2023