El brillo lunar /completa/

MES 2

Pasó otro mes, en el que mi cabeza luchaba contra mi corazón y mi conciencia.

Hacía caso a John, pero caso omiso a mi supuesto padre.

 

Siendo honestos, le tenía mucho más miedo al bruto del Dios de los apodos, que al hombre que había montado todo ese plan retorcido para tenerme a su lado.

 

-        Kätzchen – John me agarró de la cintura para pegarse a mí –, tu padre te llama.

Resignada y sin fuerza, asentí a su mandato y caminé con el mismo ánimo en dirección a un pequeño despacho – siempre cerrado con llave – que había en la casa.

Llamé suavemente a la puerta de este, y al escuchar los pasos acercándose, retrocedí – casi instintivamente – unos centímetros.

 

Abrió y me hizo un gesto con la cabeza, para que cerrara cuando entrase.

Hice eso mismo y me senté en la silla que había frente al escritorio.

En la pared estaban colgados los diarios que una vez Derek me enseñó…

 

-        Veo que has decidido no oponerte a nosotros – dijo entre amargas risas –. Eso me gusta; que seas una chica obediente… Eso es bueno.

-        No lo hago por ti – repuse –. Hice una promesa que pienso cumplir.

-        Sí, no lo dudo – miró una de sus manos callosas y volvió a dirigir su atención a mí –. Desde que tuviste ese incidente tan famoso en Italia, te tengo vigilada, cariño.

-        Te odio – fruncí el ceño –.

-        Te habrás fijado en que Aaron ya no está aquí, ¿no?

-        Me sorprende no verlo – me puse “cómoda” en mi asiento –, pero la verdad es que tampoco me preocupáis tanto.

-        No finjas, pequeña – se levantó y miró por la ventana, haciendo que yo lo divisara atenta –. Quería que te soltara… Así que me he deshecho de él.

-        Estás bromeando – intenté ocultar mis nervios, pero el miedo se estaba apoderando del aura de la sala –.

-        No, nada de eso – se estiró, mostrando el cansancio que tenía encima –. Sólo quería decírtelo – lo corté indignada –.

-        ¿Y ya está? Así, sin más me lo dices y me tengo que quedar conforme, ¿no?

-        No me has dejado terminar, hija – se giró para echarme un vistazo, de pies a cabeza – come lo que quieras y ve a tu habitación – se apoyó en la mesa y suspiró –. Le diré a John que vaya a echarte el pestillo. Gute Nacht.

-        Gute vete a la mierda – salí del despacho y me fui directa a “mi habitación”.

Pocos minutos después, escuché a John cerrar uno a uno los infinitos pestillos externos de mi puerta.

Esa noche no pude dormir – como casi todas –. Todos habían muerto por mí… Por mi culpa.

De madrugada, me desperté con  un sudor frío y temblando… Había tenido una pesadilla horripilante.

Cuando me di media vuelta, para quitarme de la abrasión de la pared de duro cemento, recalentado por la calefacción, me percaté de que había una oscura figura sentada en mi cama.

 

-        ¿Qué haces aquí? – hice como si supiera quién estaba allí depositado. Parecía decaído.

-        No sabía que estabas despierta, kätzchen – puso su mano sobre la parte lateral de mi muslo –, pero te vi temblando y quise ver cómo estabas.

-        ¿Desde cuándo te preocupo? – me senté para poder verle la cara, pero él me la ocultaba.

-        Supongo que mi hermano te contaría por qué tu amigo – lo interrumpí.

-        No termines – me enterré la cara entre las manos –. Y sí, me contó sobre eso.

-        El muy imbécil no entendió nada – se acercó hasta quedar a centímetros de mí –. Yo hice un trato con tu encantador padre… Tú podrías ser mía si te traía ante él. Trato justo, ¿cierto?

-        Estás mal de la cabeza.

-        Lo sé…  – sonrió y me entregó un  manojo de llaves – Si adivinas cuál de todas estas es la que abre la puerta, te dejaré marchar; y no le diré nada a tu padre.

-        ¿Se supone que debo confiar en eso?

-        Nunca le mentiría a Mein kätzchen – se levantó y encendió las luces –. Adelante.

-        Está bien – miré el llavero, analizando con prudencia una a una las formas de lo que podía llamarse “mi salvación”; Utilizando mi inteligencia como única arma –, ¿cuánto tiempo tengo?

-        Tres minutos – se rascó la nuca, nervioso –. Si en ese tiempo no lo consigues, serás de mi propiedad y harás feliz a tu padre, ¿entendido?

-        Sí – puse los ojos en blanco y me fui directa a la puerta –.

 

Me fijé en las ranuras de las llaves, deteniéndome en las más desgastadas.

Hice uso de mi memoria, y entonces recordé:

Hacía dos o tres noches atrás, él había vuelto a entrar, para hacer otro de sus monólogos divertidos antes de dormirme…  A la hora de irse, no se acordó de que había cerrado el pestillo al entrar y tiró demasiado fuerte de la llave, haciendo que sonara un crujido metálico. Se le oyó murmurar ciertas barbaridades, pero sabía que no había sido nada grave, ya que no lo escuché gritar.

Yo estaba medio adormilada, pero obviamente era el recuerdo fogoso que necesitaba.

Mis ojos, ahora sí, decidida y con una sonrisa de pura gloria en la boca, cogí la llave quebrada por uno de los extremos y la encajé en la cerradura.

Se abrió, agraciadamente.

 

-        Perdiste, John – solté una risa nerviosa, preparándome para la carrera que me esperaba segundos después –.

-        Estás en tu derecho de irte – me hizo un gesto con la mano, haciéndome hincapié para que saliera –. Te encontraré. Estoy seguro de ello.

-        Eso ya lo veremos.

 

Salí disparada de allí, subiendo escaleras como un coche de carreras y cruzando habitaciones como un gato, silenciosa.

 

Empecé a correr por la hierba fresca, bañada por el rocío de la noche de primavera. Iba descalza, pero nada de eso me importaba… Me centraba en correr.

Por primera vez en mucho tiempo había reconocido la libertad.

No sabía por qué me habían dejado marchar; pero sabiendo cómo era mi padre, debía ser precavida y alejarme lo máximo posible de ese lugar. Mi nombre, mi apellido y todo de mí debía cambiar, y estaba dispuesta a ello.



#5073 en Thriller
#1974 en Suspenso
#10615 en Fantasía

En el texto hay: temas como el abuso o el abandono

Editado: 15.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.