El brujo de las ilusiones

Capítulo 6. A la sombra nocturna.

 

Danner y Priscila no fueron siempre enemigos, a decir verdad, ninguno tuvo una relación espinosa entre sí al crecer, hubo ciertas peleas y rivalidades, especialmente por aprender brujería. Ah, todos querían que su madre les diese el mismo trato y dedicación, pero eran berrinches de niños.

Se llevaron bien, por lo más, hasta que sus padres murieron en un accidente de coche y entonces, ni la magia que tanto amaban fue capaz de salvarlos. De alguna manera, Danner había explotado sus poderes al límite y con ello, acabó viendo cosas de sus hermanas que nunca hubiese querido ver.

Desde entonces, Priscila, furibunda por mostrarle una mujer miserable y pequeña que necesitaba de un hombre para sobrevivir, se resintió con Danner. Él no había querido herirla, ni a ella ni a sus otras hermanas, pero no pudo controlarse y cuando quiso pedir ayuda, todas dieron un paso atrás.

No tuvo necesidad de usar sus poderes para saber que le tenían miedo, eso era lo que reflejaban sus ventanas del alma, de tal modo, Danner se había enojado y asustado, tomó la firme decisión de irse lejos donde no hiriese a sus hermanas y tampoco a Oliver, él nunca se perdonaría si su magia lo atacaba.

Más bien, él nunca podría vivir consigo mismo si Oliver lo hubiese visto con el terror que lo vieron sus hermanas.

—Empecemos con la reunión. —Lorah se sentó en su sitio, necesitando un descanso.

Ese conflicto familiar interno le estaba quitando años de vida.

La pantalla en la pared se encendió. Grace estiró su mano, flores delicadas de tono rosa brotaron de sus dedos, flotaron por el aire, yendo hacia una esquina, envolviendo en su corriente mágica varias carpetas que puso frente a cada brujo.

—Una criatura de origen desconocido ha estado amenazando los miembros de los aquelarres principales; la reina de las brujas ha convocado un congreso, pero se canceló porque se teme si se reúnen a todas las familias se vuelvan un blanco fácil —admitió Lorah—, entonces, se ha dado la orden conjunta a todas las brujas de los aquelarres principales unirse para dar caza a este ser.

—Vayamos al ser —pidió Danner, abriendo su carpeta, pasando su mirada por las imágenes.

Sí, nada como ver fotografías de brujas muertas para armonizar su noche.

—La criatura misteriosa comenzó a cazar hace aproximadamente una semana cuando la luna estaba en creciente y el sol en su cuarto fragmentario. —Danner oyó atentamente la exposición de Samantha, quien se paró a un lado de la pantalla, enseñando sus perfectas y preparadas diapositivas—. No hemos podido encontrar rastros de la criatura, solo sus huellas.

Al pasar la imagen, se miró una pisada ancha y pesada de tres dedos.

—¿No deja pelo ni nada semejante?

—No, señor Danner, no lo hace —respondió la expositora.

Él continuó oyendo el informe, pero no escuchó atento, estaba más interesado en las evidencias criminalísticas.

—Lorah, pregúntale a tu hermana mayor por qué no usa su don para encontrar la criatura.

—¿De verdad harás esto? —preguntó Priscila, fastidiada.

—Me temo se olviden estamos aquí para ayudar a las brujas, no para desatar conflictos internos —espetó Oliver, metido en su papel de intercesor—, necesitamos ayudar a las futuras víctimas y hacer justicia por los que no están más.

Danner lo miró áspero, pero le desagradó no poder desmentirlo.

—He intentado hallar la criatura, parece inmune a mis dones.

—Mm… —Danner se mordió la lengua para no lanzar un comentario mordaz.

Oliver tenía razón, lo importante eran las otras personas que seguían en la lista de la bestia.

—Ninguna de nosotras tiene un don parecido al de Priscila, por lo que no podemos potenciarla —intervino Elena con voz tenue.

Ah, Danner entendió al segundo.

—¿Quieren que potencie el don de Priscila? —Las vio por encima de la carpeta que tenía delante.

—No me agrada mucho la idea, pero podría funcionar.

Danner arrugó la nariz.

—Ah, bien, hagamos eso.

Se incorporó, los guardias y demás presentes no pudieron moverse, caminó hasta el asiento de Priscila y le extendió una mano.

—Muestra tu mano, se me entume el brazo.

—¿Cuándo dejarás de actuar como un niño malcriado?

—El día que me pidas disculpas por haberme rechazado peor que a un leproso —escupió, dejando el salón en un completo silencio.

Oliver observó que el ánimo bélico en la concejala disminuyó drásticamente, inclusive, las otras mujeres se limitaron a apartar sus miradas con culpa embarazosa.

—Samantha, necesito la lista que me dieron hace un rato.

La mujer se apresuró y la entregó. Danner la puso encima de la mesa y sin permiso agarró la mano de Priscila, esta se sorprendió, tuvo cierto recelo hacia el don de su hermano, pero no lo manifestó, en su lugar, guardó silencio.

—Ahora, deja que sea —musitó Danner, descansando sus párpados.



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En el texto hay: demonios, magia, brujo

Editado: 12.08.2023

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