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Leves murmullos fue lo que le obligó a abrir sus ojos, parpadeó rápidamente y el miedo se adentró en cada uno de sus huesos.
No veía nada.
Trato de moverse y de igual forma, no había respuesta, se estaba desesperando, estaba consciente sin poder hacer nada más o saber dónde estaba ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era haber comido aquel pastel y regresar con sus amigos.
— Moriste.
Ah, eso tenía sentido ahora entendía por qué no podía hacer nada... Espera ¿Qué?
— Salvaste a tu amigo comiendo el pastel, moriste, pero relájate, Dios te ha bendecido, tu acto bondadoso te ha dado la oportunidad de seguir con tu vida.
Entre el terror y el proceso de asimilar su propia muerte poco le prestaba atención a la voz que le hablaba, nuevamente trató de abrir sus ojos.
Todo lo que veía eran luces tintineantes en el fondo negro, de forma interminable mientras la voz infantil que le hablaba se reía.
— ¿Continuar con mi vida? — No estaba seguro de aceptar, es decir, no había salvado al idiota de Yosh, solo había comido aquello por pena, aunque en el fondo le aliviaba que su amigo no fuera el muerto.
— Renacerás, en un mundo donde no volverás a estar aburrido, con tu misma edad, podrás continuar donde te quedaste en un mundo problemático.
— ¡Acepto! Envíame, acepto renacer.
Biel sintió emoción, verdadera emoción al escuchar esas palabras ¡Era como en los mangas! Sería enviado a un mundo diferente donde podría cumplir sus sueños, donde verdaderamente le emocionara vivir.
— Espera ¿Dijiste problemático?
— Suerte, trata de no morir pronto.
Y antes de que pudiera seguir preguntando, sintió su cuerpo, o lo que podía ser su cuerpo, ser absorbido por aquellas luces tintineantes y cerró los ojos, sintió montones de pellizquitos en su piel y como si "algo" que faltaba le fuera devuelto.
Volvió a abrir sus ojos cuando su olfato captó el fresco aroma de la naturaleza, y sus ojos lo corroboraron; todo lo que veía eran las copas de muchos árboles, sentía el pasto debajo de él y miraba el cielo claro.
Con un poco de incomodidad se sentó, observando todo con cuidado, hasta la más pequeña mariposa que pasaba, cuando se miró a sí mismo, pudo notar que vestía una ligera túnica blanca, sus pies eran cubiertos por un par de sandalias y sentía su cabello un poco más largo de lo que lo traía, el encanto aumentó cuando sintió lo más desconocido de su cuerpo, sus orejas.
Quiso llorar de alegría al sentirlas largas, porque eso solo significaba una cosa ¡Había renacido en un mundo mágico como en sus sueños! Era un elfo ¡Un ser místico!
— ¿Quién eres tú?
Su felicidad por su nuevo cuerpo no duró mucho, la voz grotesca provenía de un orco ...
Y no tenía buenos recuerdos de los orcos.
Tembló, aterrado, recordó las palabras de "Dios" antes de que fuera enviado y pasó saliva. De que iba a sobrevivir, iba a sobrevivir.
No dio más tiempo para pensar cuando echó a correr como pudo tratando de alejarse del monstruo ¡Necesitaba hallar una aldea humana! Posiblemente, allí podría recibir un trato mejor que con los orcos.
Pero su mala suerte fue grande cuando sin poder detenerse terminó estrellándose contra una carroza. Cayó en el suelo inconsciente y el orco le alcanzó.
— ¿Qué fue eso? — preguntó el hombre lagarto que bajó de la carroza alarmado y con cuchillo en mano.
— Un loco ¿Qué más? Ni hablar me dejo — El Orco, molesto por la descortesía pateo levemente al elfo para ver si seguía vivo.
— Se hace tarde, súbelo, quizás en la capital sepan de donde es, y si no, en el palacio del Rey aceptan sirvientes de todas las especies podemos ganar algo — Sin mucho interés, lo que parecía ser un hada observó al muchacho, dando el visto bueno dejo que el orco lo subiera a la carroza no sin antes amarrarlo bien.
Los locos eran problemáticos en los viajes.
Editado: 12.11.2022