En el Ayer, en el Hoy (1)

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Estaba acostumbrado a ver las ejecuciones públicas de Eider, el Rey era rápido y directo, todos en el reino sabían que aquel que rompía las reglas o hacía algo en contra del pensar del Rey moría rápidamente.

Eider odiaba la discriminación, la ofensa sin razón, el conflicto impulsivo, las disputas por odio, el racismo, e incluso el menosprecio.

A ojos críticos, en realidad tenía una mente muy justa y honesta, pero fría, no le importaba que la sangre fuera derramada mientras aquello que le perturbaba pereciera.

Por ello tras todo ese tiempo Biel estaba acostumbrando a ver la sangre correr, a que sus trajes quedarán manchados de gotas, a que el miedo en los demás sobrepasará al respeto que le tenían al Rey, pero nunca había visto esa clase de mirada.

Una mirada sin sentimientos, dudosa e intuitiva a su vez, además dirigida a él expresamente, no a Eider.

— Sabía que me mirabas a mí — Sonrió burlón mientras trataba de no pensar demasiado en la navaja en su cuello.

A media noche, mientras divagaba y examinaba su existencia en la cama, había escuchado un leve ruido, no le tomo importancia, pues su cuarto estaba en la parte secundaria del castillo, pero en el 3er piso, el jardín estaba abajo sin ningún tipo de subida, además de que los guardias pasaban cada tanto, pero sobre todo ¿Quién querría hacerle algo al Bufón?

Al parecer el humano de la tarde.

— Sabía que les habían curado y trasladado a las celdas del castillo, pero no que podían andar asaltando a la gente a media noche.

— Creo deberías tener un poco más de miedo — Murmuró el humano, con voz suave y tranquila calmando los nervios del rubio.

— ¿Has visto a mi Rey? El miedo dejó de ser parte de mí desde hace mucho.

— Espero tu Rey al menos si tema por tu vida para dejarnos libres, principito.

— ¿Cómo? Espera, creo te has confundido ¿No viste mi ropa? Soy el Bufón — Parpadeo confundido ante la amenaza y el humano pareció estarlo también al retirar la navaja y pasarse los dedos por el cabello con desesperación.

— Supuse... Ah ¡Maldición! Parecías cercano al Rey — Murmuró mientras trataba de calcular sus posibilidades de nuevo. Biel se quedó mirándole, atento y sorprendido por el giro inesperado de los acontecimientos, y sacó una risa grande al entender todo.

Quería que los liberaran, por las joyas y el trato quizás en medio de su confusión pensó eran parientes el Rey y él, así que podría usarlo de rehén ¿Qué podía hacer con un Bufón como Rehén? El humano estaba perdido.

En medio de la risa ajena, el humano sintió su cabeza pesada y cayó boca abajo en la cama, exhausto y sin ver la luz en la situación, en medio del dolor de las torturas y la sangre había visto un brillante traje cubierto de joyas que le indico era alguien importante, por ello con su última conciencia había empleado un hechizo de localización.

Cuando despertó en un calabozo diferente tentó a su suerte y buscó mediante el hechizo a esa persona con la fe en poder liberar a sus amigos, y con la poca magia que le quedaba había utilizado varios hechizos de levitación e invisibilidad.

Ahora estaba sin magia, agotado física y mentalmente y en la cama del bufón real ¿Qué tan mala era su suerte?

— Oye oye ¿Es cierto que eres compañero del Héroe? — Aprovechando la oportunidad interrumpió al hombre en medio de su divagación tomándole del brazo insistentemente cuál niño pequeño.

El humano le miró con apenas energías, entre su decepción y agonía no entendía del todo por qué el elfo quería que le contara sobre el héroe, ¿Quería sacarle información? No lo haría, ahora era todo lo que podía hacer por su amigo.  Todo lo que buscaba era regresar.

— Por supuesto, lo era hasta qué... Fallamos la misión.

— ¡Genial! ¿Me contarías sobre él? 

Los ojos centelleantes y curiosos del humanoide golpeó el razonamiento que siempre había tenido ¿Qué ser no humano desearía escuchar sobre el héroe?

— No te contaré nada sobre el plan, prefiero morir aquí mismo.

— No hablo de eso, quiero escuchar sus aventuras — Emocionado e infantil el elfo se sentó en la cama con toda su atención en el humano quien con trabajo también se sentó quedando frente a frente.

— ¿Aventuras?