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Aunque la guerra estaba casi encima de ellos, el palacio se volvió tranquilo a su alrededor después del último incidente, ahora nadie se les acercaba ni se atrevía a mirar les cuando Biel jugueteaba en el jardín con el humano, mientras su escolta personal mantenía cierta distancia pero cumplía su misión.
El humano poco a poco se había relajado a su alrededor, quizás hasta le parecía pacífico estar de aquella manera.
Siendo parte del grupo del héroe, todos los días eran una batalla, todos los días veía gente y seres morir, cada día la sangre corría por los caminos y a veces hacían eco en su cabeza las voces de los que él había ejecutado. Pero ahora como mascota, no hacía nada, sólo debía obedecer para sobrevivir mientras su ruidoso dueño sonreía y se reía de todo mientras se pegaba a él cuál niño mimado.
— Biel, déjalo en paz — Iñaki tomó del brazo a su amigo y lo jalo para quitarlo de su lado, sentándose ambos en otra parte del jardín mientras el humano les miraba curioso.
— Relájate hombre, te va a dar algo por estar tan alerta — El elfo se acostó boca arriba en el pasto, completamente aburrido sin más que hacer que molestar a sus amigos — Moriré de aburrimiento a este paso ¿Y si vamos a la capital? — Levantándose de golpe, el rubio se mostró eufórico y entusiasmado ante la idea.
Aunque el castillo era el centro de la capital, nunca había salido, la única vez que había visto la ciudad fuera de las murallas fue lo que alcanzó a ver en el carruaje en el que llegó. Eider en todo ese tiempo no le había permitido explorar a su antojo, solo cuando salía a asuntos oficiales con él es que había salido del palacio.
¡Pero le urgía una aventura!
— O si ¿Y dejar al humano sin vigilancia aquí? No, definitivamente no.
— ¿Dejarlo? No, vamos todos juntos.
— ¿Qué? Por dios, crei eras más inteligente que yo — El dragón respiro onda para calmar su mente mientras daba un pequeño golpe amigable en la frente ajena — Escucha, si lo ven en la ciudad lo devorarán, piensa Biel, piensa.
El elfo resopló molesto, rindiéndose ante la idea de salir para cruzarse de brazos, Kanu se acercó con pequeñas risas hasta donde estaban ellos, tomando asiento junto al rubio mientras el dragón volvía a alejarse.
— No hay problema, podemos usar un hechizo, si cambio el color de mis ojos a rojo no habrá más problema — Con todo el interés también de salir el mago habló con sinceridad, no podía usar magia a menos que el Rey lo permitiera pero de verdad solo haría ese hechizo, también quería saber más de ese mundo.
— ¿Rojo?
— Es el color de ojos de los demonios, todos lo tienen por igual, la magia de cambio permite cambiar el color del iris — Nuevamente Biel ya estaba pegado en el hombro de Kanu mientras esté sacaba una libreta que siempre traía y garabateaba para explicarle — Los no humanos se diferencias de los humanos por cosas muy claras aunque tengan forma humanoide, como escamas, colas, cuernos y demás; pero los demonios se ven exactamente igual a los humanos, poseen alas pero pueden mantenerlas guardadas y la única forma de reconocerlos es porque sus ojos tienen el color de la sangre.
Aunque llevaba mucho tiempo viviendo como elfo, Biel jamás había convivido con otro humano que no fuera Kanu, por lo que era un dato nuevo para él.
— ¿Los demonios no podrían cambiar el color de sus ojos para engañar? Suena poco fiable que sea lo único.
— No, los hechizos y conjuros de los humanos son diferentes a los de nosotros, ellos usan magia sagrada que es imposible para nosotros usar — El dragón nuevamente se sentó junto al rubio aún incómodo de estar tan cerca del humano, pero su amigo tenía ojos brillantes por aprender algo nuevo ¿Cómo negarse a enseñarle?
— Vaya, es más complicado de lo que parece — Mirando los dibujos que había hecho Kanu, trato de recordar lo más posible, nunca estaba de más tener esa clase de conocimiento. — Oh, espera, ahora entiendo porque Eider tiene los ojos rojos.
Su Rey tenía un rojo especial en su mirada, ambos ojos tenían diferentes tonos pero eran carmines como las rosas.
— Si no fuera así dudo que podrían llamarme el gran Rey Demonio — Llegando con algunos soldados tras él el rey hizo su aparición, dió una seña para que le dejarán solo y relajándose después de ver a su séquito irse finalmente se acercó más.
— Eider— De un solo salto el bufón ya se había levantado del piso corriendo cuál fiel seguidor hasta su pequeño dios, Kanu guardó la libreta algo molesto, desviando la mirada para no ver esa escena, aunque ahora respetaba un poco al demonio por el suceso de Iñaki pero seguía sin agradarle.
— Al parecer están hablando de algo interesante — Indiferente ante el resto, el rey acarició suavemente los cabellos rubios de su amigo y le importó bastante poco la mirada del humano, el solo estaba interesado por el momento en confirmar que todo estuviera bien.
— Pensábamos en salir y Kanu propuso cambiar su color de ojos pero... ¿Eso no es peligroso? Con un hechizo los humanos pueden cambiar el color de sus ojos a voluntad — Incómodo por el hecho de que quizás muchas de las redadas del grupo del héroe contra su reino fue infiltrándose de esa manera, el ánimo del elfo bajo, inmediatamente el pelirrojo nuevamente le acarició la cabeza sonriendo con gracia.
— Tampoco, tienen sus límites, hay un color que aunque quisieran no podrían copiar — Casi como una burla el Rey miró por arriba al humano que seguía sentado en el piso, Kanu se mordió levemente el labio por la molestia pero se levantó y sacudió restándole importancia.
— Cierto, aunque supongo es un color problemático para ustedes — Respondiendo a su burla, el amigo del héroe le miró de muy mal humor tomando la mano del elfo y jalandolo hacía él. Su mirada se suavizó cuando pasó a mirarle y volver a su explicación — Azul, los humanos ni no humanos tenemos ojos azules.
Editado: 12.11.2022