Capítulo 3: Juntos otra vez
Luego de descansar, recobrando las fuerzas tras huir de aquel caballero extraño que apareció en la noche, retomaron el viaje, al punto en que iban caminando, el verde ya estaba desapareciendo, convirtiéndose en una zona más desierta, donde de vez en cuando podían verse casas, las cuales tenían un acceso muy cercano al río que se desviaba en aquella zona. esto que les indicaba que pronto iban a llegar al poblado donde se encontraba su destino, en el camino se encontraron unas cuantas personas que iban en carreta viajando, los cuales le saludaron cortésmente.
Al cabo de un par de horas a un paso más lento de lo usual, pues los caballos no pudieron descansar lo necesario, al final cuando ya estaba visible, esto se bajaron y caminaron a su lado, guiando a los equinos, sintiendo la seca tierra bajo sus pies, el motivo por el cual los pueblos podían subsistir en estas áridas zonas, es por el hecho que el agua está debajo de esta, por la ayuda de varios pozos, que les permiten acceder a ese líquido tan necesario.
Cuando entraron al pueblo, solo tenía que llegar a la casa donde vivía, que estaba junto a los alquimistas, a quienes pretendía ver aprovechando el viaje.
A diferencia de otros días, en esta ocasión se sentía algo distinto, era como si estuvieran siendo observado desde lejos, por muchas personas.
- Veo que te has dado cuenta - comentó Alan - ¿cierto?.
- Así es - respondió - estamos siendo vigilados - miren disimulados a su alrededor.
- Con razón algo me estaba molestando - comentó Marian - aun no puedo sentir bien las presencias de otros, en estos casos.
- En verdad nos miran, - susurró Beatrice triste - yo no siento nada, lo siento, no puedo ayudar.
- Descuida amor, eso se debe entrenar a veces es el propio instinto natural de algunas personas - respondió Drake - mi maestro dijo que es el instinto, pero no en todos despierta, mientras estés con nosotros, tranquila.
- De acuerdo querido - contestó decaída.
En un momento mientras avanzabamos, un grupo se encontró directo a nosotros, eran siete personas, vestidos de clérigo, a excepción de aquel que estaba por delante, un hombre muy alto que iba con un traje elegante Drake y Alan se miraron, el joven con los labios dijo: “¿Los conoces?”. A lo cual responde moviendo la cabeza en negativo.
Pasaron ambos grupos al lado de otro.
- Buenos días jóvenes Guerreros, me presento, soy Sir Oliver Adler - comentó el hombre con un dialecto muy distintivo - lamento interrumpir su camino, pero me he dado cuenta que están llegando a este pueblo.
- Puede ser - respondió Drake manteniendo la distancia.
- Lo lamento, veo que tienen problemas - exclamó sonriendo - le pido un momento de su tiempo, estamos investigando unos casos de desaparición de poblados en estas tierras, pues hemos venido arrastrandolos, para conocer el origen, ha visto algo, mi estimado señor. siempre y cuando desee decirme, espero no incomodar.
Drake miró con atención a aquel hombre, se dió cuenta que las miradas que sentían, provenía de este grupo, notó que eran personas que no tenían malas intenciones y además de honestos, eran de confiar, pero no hablaría de más.
- Muy bien Sir Adler - respondió el joven - prometo hablar, e incluso presentarme, pero le pido una promesa de silencio, donde nunca hablará de nosotros, ni se tomará a mal las palabras que le diré.
Se puso la mano en el pecho, bajando la cabeza.
- Le doy mi palabra - exclamó con seriedad - guardaré silencio sobre su presencia, además de considerar todas las palabras que me diga.
- Perfecto, primero que nada, soy Sir Drake, el Caballero Dragón - se presentó -si, hemos visto un poblado destruido, parecía que había sido quemado, sin nombrar que mis acompañantes, me indicaron que este el día anterior estaba intacto, por lo cual fue destruido en cuestión de horas.
Sir Adler lo miraba mientras asentía, a medida que escuchaba.
- Hubo algo más que hayan visto - comentó - ¿alguna piedra, nube, alguien caminando completamente solo?.
- Vimos una nube que avanza muy extraño - comentó - luego un caballero de armadura negra y rojo carmesí, eso es todo, espero haberle ayudado.
- Comprendo, muchas gracias - dijo cordialmente - espero que no haya tenido muchas dificultades, si quiere un consejo, es mejor que se vaya de aquí de pronto, pues estamos dentro de su zona de ataque, se que sabe más, pero hay aún más que no comprende, por favor, Sir DRake, siga mi advertencia, es un milagro que viva.
- ¿A qué quiere llegar? - dijo intrigado - expliquese.
- Hice un juramento de silencio de esto - respondió - y mis juramentos los mantengo hasta el final de mi vida de ser necesario.
Ambos se miraron mutuamente a los ojos.
- De acuerdo, ahora continuaré mi camino - respondió - espero haberle ayudado.
- Me ha sido de gran ayuda - exclamó Sir Adler Alegre - cuidense, espero que nuestros caminos se crucen alguna vez, en mejores circunstancias.
- Lo mismo digo - comentó Drake.
Así continuaron su paso, dejaron de sentir que eran observados. Así tras unos cinco minutos más caminando, llegaron al fin a la casa de donde reside: Sir Andrew. Amarraron los caballos junto al que tenía el dueño de la casa, quien tenía Agua disponible.
- Nunca había sido este viaje tan caótico - comentó Drake.
- Al menos llegamos - comentó Beatrice - ya solo queda hablarlo.
Cuando iba a tocar la puerta, esta se abrió, presentando la grandeza de un imponente caballero, cuyo rostro se iluminó al ver al joven caballero.
- Que agradable sorpresa es verte en estos momento - dijo con su grave voz que traía tranquilidad - veo que viene muy acompañado, entren por favor.
Cuando pasó Drake, le pasó la mano por el cabello, con Gabriel saludó con gran delicadeza, lo mismo con Marian.
- Espero que te hayas portado bien - dijo a Alan - es extraño verlos reunidos por su propia cuenta.
- Algo ha ocurrido - respondió preocupado.
- De acuerdo, tomen asiento - dijo alegre - le diré a Amelie, que han venido y les indicaré que les sirva para comer.
- Muchas gracias - respondió Drake - además será un gusto verla, hace tiempo que no nos vemos.
- Sé que estará feliz de verlos - comentó.