Cuando terminaron de traspasar aquel manto rosado, estaban en un bosque, por donde pasaba un río, el ambiente estaba un tanto congelado, por la joven prometida sintió un poco de frío al poco estar. Pero no importó, se limitaron a mirarse, ella no podía verla por la armadura, pero pudo sentir su mirada,aunque el corte visual fue breve, pues este abrió sus fauces,dejando al joven al descubierto,se dieron un abrazo para rematar con un apasionado beso, poco a poco la armadura comenzó a salir sola de su cuerpo, más bien se contrajo hacia la espalda de él joven, sintiendo así, el calor del cuerpo.
Al poco recordó las heridas causadas en su lucha contra la mantis, vió su brazo y comprobó que estaba sano, solo una cicatriz en la piel, la cual estaba oscurecida, se levantó su ropa superior, para comprobar que estaba sano, salvo las marcas.
De un momento a otro, el joven cayó aturdido al suelo, lo único que pudo escuchar, fue a su querida Aislinn gritando su nombre asustada.
Todo parecían nieblas alrededor, hasta que una vez más aquella majestuosa criatura con apariencia de reptil gigante apareció frente a él.
Su voz resonaba con solemnidad, con mucha tranquilidad, la criatura miraba al cielo, donde podían verse las estrellas de cerca, Balthazar tuvo la impresión a estirar la mano y alcanzarlas, pero no fue necesario él prominente ser lo hizo, las estrellas comenzaban a danzar entre sus garras,en círculos danzaban en todas direcciones.
Su tamaño era colosal, mientras los astros giraban en sus manos, podía ver que había a su alrededor, o mejor dicho, saberlo, era un precipicio, en donde estaba acostado al borde de este, mientras el ancestral provenía del fondo sin límites.
Le costaba entender lo que decía, hasta que recordó las palabras del ancestral que emanaba frío, siendo ambos hermanos.
El ancestral lo miró fijamente, en sus ojos denotaba mucha tristeza.
Así todo comienza a iluminarse de nuevo, abrió los ojos, para ver a Aislinn, quien le miraba alegre desde arriba, su cabeza estaba cómoda, pues las tenía en las piernas de la joven.
Él tomó su rostro con la yema de sus dedos.
Ella abrió los ojos sorprendida y esbozó una gran sonrisa.
La joven bajó su cabeza, ambos se dieron un beso, que quedó reflejado en el río, que por siempre guardará este recuerdo en sus aguas, posiblemente se cuente por siempre.
Luego de comer unos de los panes que les quedaron tras la persecución, bebieron agua del río, pues la que cargaban se cayó mientras corrían, cuando se iban, se dieron cuenta que aquel manto era casi invisible, pero que ocurría algo inusual, este estaba atrayendo la tierra, como si la estuviera consumiendo, avanzaban muy despacio o esa impresión daba, aunque no iban a estar una eternidad esperando a ver que ocurriera. Emprendieron su viaje a pie en busqueda del pueblo más cercano, el joven tuvo una extraña certeza, ir hacia el oeste, por lo cual siguieron esa ruta, guiándose por el sol, su objetivo era ganar dinero ,para poder sustentarse, su plan era conseguir una casa en la cual vivir, lejos de todo aquello.
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Editado: 26.03.2022