El Caballero que Nunca Debió Amarla

Capítulo 9 – La Última Noche Antes del Destierro

La lluvia empezó a caer cuando el sol apenas se ocultaba detrás de las montañas, como si el cielo también llorara algo que aún no había ocurrido. El castillo entero estaba inquieto: mensajeros corriendo, soldados cerrando portones, doncellas susurrando rumores que no se atrevían a pronunciar en voz alta.

Rowan estaba en la torre oeste, encerrado en una habitación que no era una celda, pero se sentía como tal.
Le habían quitado la espada.
Le habían quitado la insignia de guardián.
Y en unas horas… le quitarían lo único que de verdad le importaba: a ella.

Él se apoyó en la pared de piedra, respirando hondo, intentando no perder el control.

“Tonterías… no debería doler tanto.”
Pero dolía. Como si le hubieran arrancado el corazón con las manos.

La puerta se abrió de golpe.

Un guardia entró.

— Sir Rowan, sus cosas. —Le arrojó un pequeño saco con ropa sencilla—. Partirá al amanecer. Al norte.

— Entendido —respondió Rowan sin levantar la mirada.

El guardia salió… y no cerró bien la puerta.

Y unos segundos después,
una figura delgada, cubierta por una capa azul oscuro, se deslizó dentro como un susurro.

— Rowan.

Él levantó la cabeza de inmediato.

Alianne.

Su Alianne.
Aunque el mundo insistiera en que no debía llamarla así.

Tenía el cabello suelto, húmedo por la lluvia, los ojos hinchados de llorar.
Y aun así, jamás la había visto más hermosa.

— ¿Qué haces aquí? —susurró él, con la voz rota—. No deberías…

— No me importa lo que debería.
Alianne cerró la puerta y se acercó a él con pasos temblorosos—. No iba a dejar que te marcharas sin verme.

Rowan se apartó apenas un paso, luchando contra sí mismo.

— Alianne, si tu padre descubre que…

— ¡Déjalo! —sus palabras salieron como un rayo—. Ya me quitó suficiente. ¡No dejaré que me quite esto también!

Él tragó, sintiendo la garganta arder.
Quería abrazarla.
Quería besarla.
Quería decirle todo lo que había guardado por meses.

Pero solo preguntó:

— ¿Qué pasó?

Alianne respiró hondo, acercándose un poco más.

— Me discutí con él. Te quiere lejos. Dice que es por el reino… pero es por miedo. Miedo de lo que siente que hay entre nosotros.
Ella levantó la mirada.
Una lágrima rodó por su mejilla.
— Y yo… —su voz tembló— yo no quiero que te vayas.

Rowan cerró los ojos, dolorosamente.

— No tengo opción.

Ella dio un último paso, quedando a centímetros de su pecho.

— Yo sí la tengo.
Ella tomó su mano.
Rowan se quedó inmóvil, como si un fuego lo hubiera atravesado.

— Alianne…

— Te amo —susurró ella, igual que en el salón del trono, pero ahora era solo para él—. Te amo, Rowan. No puedo esconderlo más. No quiero esconderlo más.

El mundo se detuvo.

La lluvia afuera se volvió un murmullo distante.
El castillo dejó de existir.
Solo quedaban ellos dos.

Rowan tomó su rostro con ambas manos, con la desesperación de quien está perdiendo algo sagrado.

— Yo también te amo… —sus palabras fueron apenas un aliento contra su piel— más de lo que he amado algo en toda mi vida.
Un silencio tembloroso los envolvió.

— Entonces no te vayas —dijo ella.

Él sonrió con tristeza.

— Si me quedo, tu padre me ejecuta. Si me voy, estaré vivo… para volver a ti.
— ¿Volverás?
— Aunque tenga que cruzar el reino entero a pie, volveré.

Alianne le rodeó el cuello con los brazos, hundiendo el rostro en su pecho.
Rowan la sostuvo con fuerza, como si la vida dependiera de ello.

No hubo besos.
No se atrevieron.
Si se besaban, no se soltarían jamás.

Cuando el guardia volvió para escoltarlo, Rowan ya estaba solo.

Alianne había escapado por la puerta secundaria.
Pero había dejado una cinta azul sobre su cama.
Su cinta favorita.

Rowan la tomó entre sus dedos.

— Volveré, mi princesa —susurró—. Aunque los dioses no quieran.

Y al amanecer, cuando partió escoltado hacia el norte, el viento soplaba extraño…
como si anunciara que ese amor prohibido no había terminado.

Sino que acababa de comenzar a arder.

16/11/2025...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.