El café de los disfraces

Capitulo 10.- Que comience el juego.

Los latidos de mi agitado corazón me decían que algo estaba a punto de suceder, mi alarma interna llamada intuición estaba activada, pero traté de restarle importancia, lo cierto era que aquello me impacto, pero también me intrigó.

 

¿Qué clase de nota ridícula es esa? — dije contrariada y arrojé de nuevo el teléfono a la caja, temiendo que en ese momento alguien me llamara, luego la dejé en su sitio y me fui a dormir tratando de ignorar todo.

 

 A la mañana siguiente, evadí a mi madre para no hablar del tema tan temprano, yo sabía que ella querría más detalles, así me inventé una excusa para salir antes. Ya en camino, Lucia me explicaba las reglas de etiqueta que debía seguir a partir de ahora y cuan indulgente era Carlos Fray por permitirme “salir de la etiqueta” tan seguido, yo solo sonreí incómoda y estuve de acuerdo en todo lo que dijo para sacudirme de encima aquella molesta charla.

 

Cuando por fin llegué a la universidad, me adentré evadiendo a mi chofer y a mí asistente, al pasar de largo vi desde un ventanal a dos chicos de pie en la entrada aledaña molestando a una compañera, aquello me recordó a ese molesto hombre con disfraz de gato, de inmediato me puse furiosa, corrí a esconderme detrás de un arbusto y los ahuyenté con piedras, si, como niña de primaria, por qué no se me ocurrió nada mejor.

 

Si tan solo Jarid no me hubiera visto, escuché como llamaba a la seguridad del colegio y de inmediato los acosadores se marcharon a toda prisa. Al tiempo que corrían uno de ellos se quejaba del golpe de una piedra “salida de la nada” que hizo que le sangrara una mano, cerré los ojos con fuerza esperando el regaño, pero en su lugar, el sonido de su risa disimulada hizo que mi corazón latiera tan rápido como si fuera a salir de mi pecho, comencé a darme cuenta de que cada vez encontraba una nueva forma de hacer el ridículo y él siempre terminaba enterándose.

 

Con una señal marcada de manos, me ordenó volver dentro del edifico, su cara parecía extraña, era como si en lugar de estar enojado quisiera reír a carcajadas, pero se lo estuviera aguantando con todas sus fuerzas, luego agaché la cabeza y entré corriendo.

 

Su voz, que aún mantenía una burla implícita dijo.

 

Seguramente la jefa de grupo de la carrera de Gestiones empresariales te estará agradecida por el extraño rescate — dijo a mis espaldas.

Ja, ja. Búrlate, pero lo hice de buena fe — repliqué.

¿Quién dijo que era burla? — su tono había cambiado, ahora era solemne. — por cierto, esta semana tendremos que elaborar un ensayo con pros y contras basado en algún documental para la materia especial de impacto ambiental, no estoy seguro de si al final también debamos debatirlo — me informó dándome la hoja de materiales por revisar, con la que siempre que podía y me dejaba, le ayudaba.

¿De verdad? Eso suena difícil para mí — dije desanimada. — por cierto, no recuerdo que nos lo informaran.

La asignatura será entregada hoy, nadie lo sabe aún, salvó Castro y yo — entendí que él lo sabía por ser el jefe de grupo, pero Estrella lo sabía y no dijo nada — Además, Castro presentó un permiso para esa clase, ella no participará

mientras hablábamos, ambos revisábamos los materiales de química. — te lo hago saber para qué escojas a alguien más, ya que la actividad tendrá que ser en parejas y antes de que te quejes, te diré que todos debemos hacerlo — dijo desinteresado.

¿¡En parejas!? — me exalté y el me miró con desaprobación.

No grites, incluso si no hay nadie debes respetar las reglas — me recordó.

Lo siento — dije apenada. — pero tengo una gran razón para estar inquieta, nadie de la clase me habla. ¿Cómo voy a encontrar a alguien que quiera hacer el trabajo conmigo!? — dije desesperada.

Porque no empiezas por preguntarle a alguien primero — dijo como si la solución fuera obvia. — a menos que lo intentes no sabrás si hay alguien disponible. — luego esa maravillosa idea cruzó por mi mente.

¡Podríamos ser pareja! — exclamé entusiasmada, pero la expresión de sorpresa en su rostro me desconcertó. — ¿ya tienes una? — dije desanimada.

No — dijo distraído. — No tengo… una — afirmó confuso y mi rostro se iluminó.

¡Perfecto! —   dije aplaudiendo. — ¿Cual deberíamos de ver? — de inmediato me distraje buscando un documental en internet que se proyectara en el cine

¡Ey! Yo no he aceptado, ¿me estas escuchando Fray? — repetía molesto.

 

Durante el transcurso de la mañana se quejó mucho, era como escuchar a un niño pequeño molestarse por cualquier cosa, fue gracioso.

 

Tal como Jarid dijo, la noticia del ensayo basada en el documental, se nos dio ese mismo día, Estrella estuvo asunte, por lo que comí el almuerzo yo sola, en el fondo tenía la esperanza de poder comer con Jarid, pero, la junta directiva de la escuela lo mantuvo ocupado casi todo el día.




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