Muchas cosas pasaban fuera de la cabeza despreocupada de Lucas Blanco.
Ya habían pasado 29 días desde la muerte de Tomás, el pastor García, Fernando, Agustín y y sus cuatro “Amigos” del bar artesanal.
Mientras tanto, en las comisarias de todas las comunas de la Ciudad de Buenos Aires, estaban recibiendo distintos tipos de casos sumamente extraños, de gente que se suicidó sin ninguna señal de que harían eso, siendo algo completamente esporádico y con ello se lograba impregnar de misterio todo el asunto.
Estos casos serían tratados como un “Suicidio” o un “Accidente”, en la televisión se rumoreaba a que era un fenómeno social, una violencia creciente en la población por lo sucedido con Fernando.
Se mandaban y se recibían faxes por todos lados en las comisarías, nadie entendía lo que estaba sucediendo, y tampoco querían meterse ya que eso les parecía una pérdida del tiempo en lo que “Obviamente era un caso cerrado”
Un comisario llamado Oscar López, de 37 años de edad, tomaría cartas sobre el asunto a pesar de no saber qué hacer ante una situación como esta.
Oscar, tenía las sospechas de que algo estaba pasando, de que esto no era mera coincidencia, pero primero, necesitaba iniciar, investigar todos los casos y buscar similitudes o algo en común que lo conectase, la mayoría, sucedieron en CABA, así que el problema era de esta zona, en los últimos casos decidió ir personalmente a ver de cerca el asunto.
“¿Sabes cuantos casos de suicidio hay que sus familiares afirman que “Nunca haría algo así, no fue suicidio fue homicidio”? No es nada nuevo, podemos dejarlo como “muerte dudosa” pero no va servir de nada.”
“Sí, pero esto es diferente, tantas veces en un mes no es coincidencia, prefiero investigar por mi cuenta, solo un poco, quiero ver si puedo sacar algo en común en todos estos casos.”
“Está bien Comisario Oscar.”
Las horas pasan, Oscar, llama al inspector Carlos Peralta a su oficina, Carlos a pesar de tener 5 años de diferencia y Oscar habiendo entrado antes como Cadete, tenía en cuenta la opinión de Carlos Peralta que había mostrado ser un fiel compañero y un gran inspector.
“¿Hay algún caso de suicidio relacionado a Gran Buenos Aires?” –Oscar le pregunta al inspector mientras acomoda las hojas en un folio, dando ligeros golpes verticales contra la mesa.
“Por ahora no, todos los suicidios de estos días son de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, o eso es lo poco que escuche en noticias y en amigos que tengo de la policía federal.” –Responde el inspector alargando las silvas para darle tiempo de hacer memoria
“Inspector Carlos ¿Podrían entrevistar a todos los testigos y familiares de los fallecidos? Necesitamos comparar para saber si hay alguna relación con los demás casos” Solicitó Oscar mientras deja de ver los faxes que le habían enviado para él para otro momento, y mira al inspector esperando una respuesta.
“Aún están de luto, les concedieron a varios de ellos, cinco días de tranquilidad hasta que se les pase el shock de lo ocurrido, necesitamos que sean coherentes a la hora de explayarse, que en ese tiempo aclaren sus propias dudas antes de que aclaren las nuestras, les hicimos todas las preguntas en el momento pero siempre hay que tener en cuenta lo que digan después.” –Comunicó Carlos, erguido y con las manos las dos manos detrás de la espalda.
Oscar levanta las cejas, inclina la frente y recriminó “La próxima vez que sea un máximo de tres días nada más, el shock puede provocar que se olviden de detalles importantes, no se debe escapar nada.”
“Está bien.” –Suspira Carlos con un aire de pesadez, y cerrando los ojos por unos segundos mientras respiraba profundo
“Inspector… recuerde traerme las grabaciones de las cámaras de seguridad que hayan captado el momento de sus muertes o pasarme con otras comisarias por si tienen evidencia, si es que hay alguna de las dos.” –Dice Oscar a Carlos mientras agarra y ordena las hojas con otros asuntos pendientes, para luego volverse a sentar en su escritorio.
“Por supuesto.” –Responde Carlos con positividad.
“Vos… ¿Qué pensás de todo lo que está pasando?” –Inquirió Oscar mientras se echa para atrás en la silla, apoyando su espalda contra el reposador.
“La verdad. Me parece raro lo que está pasando, nunca habíamos tenido más de cinco suicidios consecutivos, casi todos de la misma índole, ninguna carta de suicidio y sus familiares no notaban ninguna actitud rara para que llegar a la conclusión de que planeaban hacer eso, podría ser algo social, pero… no encuentro cuál es ese “Algo” que los incentiva a hacerlo.” –Expresó Carlos mientras mira al suelo.
Toma aire por la boca, levanta la mirada para ver fijamente a los ojos de Oscar y le dice
“Y menos en la manera que lo están haciendo ahora, en serie en éste mes y casi todos de la misma índole y teniendo una vida normal.”
“Pensamos lo mismo entonces, cuando tengamos información más clara, voy a poder ver que es lo que está pasando, pero tengo un mal presentimiento y quiero sacarme la duda de encima, además de que tenemos que buscar alguna relación que una todos estos casos, en serio, si hay evidencia fotográfica, grabada, lo que sea, tráemelo, no importa que no respete el protocolo.”
“Entendido.” –Considero Carlos
“Como siempre, me alegra que estés de acuerdo conmigo. Puedes retirarte.” –Dirigió Oscar mientras asiente con la cabeza.
Oscar saca un paquete de cigarrillos, los mira, piensa unos segundos, pero prefiere evitar fumar por ahora.
La mayoría de los policías lo consideraban “suicidios” y dejaba pasar esta serie de sucesos. Oscar y Carlos eran de esos pocos que notaban algo raro en este asunto y cualquier idea que tuvieran no sé imaginarían la verdad, ya que desconocían. Desconocían que había una amenaza nunca antes vista, y esa era el Cambiaformas.
A la mañana siguiente Oscar sigue con los casos de suicidios, todos tenían algo en común, ninguno tenía un “Por qué” y según testigos, habían ciertos involucrados que podían estar relacionado al caso.