Episodio 7
El criminal que deseaban
Ya estaba por principios de septiembre, el invierno estaba llegando a su fin y daba inicio a la primavera, la interrogación y el allanamiento a mi departamento me habían cambiado, estaba a punto de hacer algo que en ese momento pensé que era, no solo la mejor forma de desviar sus sospechas, sino también vengarme de la policía de la ciudad de Buenos Aires por ese horrible momento que me habían hecho pasar, este era mi punto cumbre, ya he dominado mí poder por completo y mis acciones ya eran por inercia.
Katia me pidió que le compre un libro, el lugar donde tenía que ir era cerca de la calle Florida, en su senda peatonal, cuando salgo de comprar el libro veo a un policía parado, rodeado de personas, era justo lo que estaba buscando.
“¡Che!” –Le grito al policía que se gira a verme en forma extrañada.
No lo dudo ni por un segundo, me meto en su cuerpo, agarro su arma estando dentro de su cuerpo, le saco el seguro y empiezo a disparar a cualquiera que viese por ese lugar.
Todos los peatones que estaban ahí empiezan a correr, muchos gritan, algunos pocos se esconden y empiezan a grabar lo que está pasando o intentan llamar por teléfono, todo pasa en cuestión de segundos, veo a la gente que dispare, algunos caen derrotados, directos contra el piso y otros se van corriendo mientras dejan goteras de sangre saliendo de ellos a la par de rengueós.
Vuelvo a mi cuerpo que estaba siendo controlado en forma extraña y con una cara que denotaba que estaba confundido por parte del policía, mi deber estaba hecho, levanto la bolsa donde llevaba el libro para Katia y salgo corriendo como si fuera otro testigo más. Seguro que lo que sucedió ahí no fue cosa mía.
Cuando vuelvo a casa se acerca a mí Katia, esperando a que le de ese libro que me había pedido, al fin y al cabo me dio la plata para que se lo compre, no fue un regalo, solo le hice la gauchada.
“No vendían el libro, así que te compre otro parecido” –Le digo mientras estoy aguantando la risa al darle la bolsa con el libro que me pidió.
Katia lo agarra sin decir nada, en el fondo tenía miedo de que se lo haya dicho en serio, al verlo se da cuenta que era lo que ella quería.
“Sos muy gracioso vos, eh.” –Suspira Katia en un tono de alivio y con una sonrisa en el rostro.
“Podía servir lo que te dije.”
“Eh… No, sí no estaba el libro no comprabas otro.”
“Ya se Katia, te estoy cargando.”
Katia deja el libro en la mesa.
“¿Habías terminado de leer ese libro de autoayuda que estabas viendo hace un tiempo?”
“Sí, lo he hecho, y era de los mejores que había pero… tengo mis desacuerdos.”
“¿Cómo cuales?”
“Bueno, primero principal, entiendo la buena intención de esos libros, te dicen que no tengas miedo, no te amargues por lo que no podes cambiar, como el pasado o lo que está fuera de tu alcance, eso lo respeto y en el fondo ya lo sabía.”
“Pero…”
“¡Pero! Tal y como dijiste vos hay varias cosas a criticar, la primera de que esta bien el desarrollo personal, pero esos libros lo hablan de una manera tan egoísta que parece que quieres que pises la cabeza a los demás o peor aún, no tengas en cuenta ningún riesgo, al fin y al cabo el miedo es un mecanismo de defensa, por otra parte poco más y te dicen “Ah ¿Así que estás triste? Bueno, ¡No lo estés!” Dios santo…”
“Claro, es más profundo que eso, me sorprende que no indaguen, muchos se supone que son escritos por psicólogos.”
“Es lo mismo que me pregunto yo, pero no es de sorprender la verdad, muchos libros de auto ayuda son recomendados por gente que te quiere cagar, así en plan Estafas Piramidales o Telares de la Abundancia ¿No te parece horrible que te hablen de Capitalismo solidario cuando te quieren garcar? ¿Cómo les da la cara?”
“La verdad que sí, me dan ganas de cagarlos a piñas.”
“Yo lo he llegado hacer hace unos años.”
“¿En serio Katia? ¡No me habías contado!” –Dije alegrándome sabiendo que estaba con una chica que no tenía miedo de expresarse.
“Me acuerdo que le grite en la cara al tipo que me intento estafar, me hablaba de “Mente mediocre” el pelotudo de mierda, pff, encima fui con la tarada que me metió en eso y le deje con el ojo morado cuando se me hacia la boluda cuando le dije que era una estafa “No buscamos empleados” me decía, no sabes la bronca que me dio, la bloquee de todos lados.”
“¡Tremendo Katia! Bien ahí que le diste una ñapi bien dada, es lo que se merecen esos forros.” –Dije con una gran euforia y sorpresa de aprender algo nuevo de ella.
“Pensé que te iba a molestar, nunca te gustó la violencia.”
Mi ánimo cambia de golpe, miro al suelo y tomo aire.
“Este año me ha cambiado, de una manera que no puedo explicar.”
“Es cierto, estas más abierto, me gusta igual eso de vos.”
“Todo gracias a un libro de auto ayuda.” –Digo riéndome, obviamente era en joda.
“Sos un boludo Lucas…” –Dice Katia carcajeándose por dentro.
“¿Y algo más que no te gusten de esos libros?”
“Bueno, ni me hagas hablar de los libros de auto-ayuda financiera de gente que está en la mierda, que no tiene ni un peso partido al medio y pretende darte consejos a vos como si ellos fueran exitosos.”
“Es muy cierto eso Katia, es el viejo cuento de “Como hacer dinero vendiendo un libro de cómo hacer dinero” ¡Es nefasto!”
“¡Claaaro! Tal cual, Lucas.”
Al terminar de decir eso, Katia suspira.
“Soy medio rencorosa, hablar de lo que me paso me pone de mal humor, me da un poco de ansiedad saber de esa bosta de personas que sale ganando de una u otra manera.”
Yo me acerco y le doy un abrazo.
“Katia, tranquila, todo en la vida les vuelve, esas estafas solo caen gente ignorante o que tienen ego por las nubes y no se da cuenta que los están cagando como los mejores, al final del día los estafadores se hacen los millonarios y usan el traje prestado de sus viejos.”