El Cambio

Capítulo 13: Eduardo

     “¿Cómo hice eso? ¿Cómo pude decírselo?” Tuve la valentía, pero cuando me rechazó sentí que mi mundo se rompía en miles de pedazos, imposibles de juntar de nuevo. Prometí luchar por ella y eso haré. Pensé que yo le gustaba, si estaba equivocado entonces la enamoraré. Porque justo ahora no puedo imaginarme un futuro sin ella.

     Lo supe cuando la vi hoy tirada en la calle recogiendo limosna, no quiero verla sufrir. Hasta hace poco golpeaba todo a mí alrededor solo por pensar en el hecho de que algo malo le hubiese sucedido. Si esto no es amor, si el simple hecho de que cuando descubrí que tenía un brazo quebrado hizo que me sintiera tan mal por no protegerla, no es amor... Entonces estoy perdido por qué no puedo alejarme de ella sin sentir que la voy a perder, ahora que por fin está a mi lado.

 

M

 

    Todo salió bien, Erika tiene que llevar un yeso en el brazo derecho durante 3 meses. Pero al menos todos los exámenes salieron bien.

     Ahora conduzco de camino a casa con ella a mi lado. Por culpa de todos los exámenes que le hicieron fuimos saliendo del hospital a las 11pm, así que ella está dormida.

     Hasta hace poco tenía miedo de tocar un automóvil, pero gracias a ella me di cuenta de que ese temor no tenía sentido. Si puedo salvar la vida de alguien alguna vez con un carro entonces es mejor.

     La ciudad ilumina todo alrededor, le da un toque hermoso al ambiente. Este es un lugar muy urbano, la zona más rural queda más alejada. Supongo que ahí vivía Erika o puede que fuera en la zona más peligrosa de la ciudad, que también queda lejos de mi casa.

     Todo pasó tan rápido, aún tengo la duda del porque Erika terminó con un brazo fracturado. El otro tenía unos aruñazos, puede que haya sido mi madre. La idea me aterra un poco ya que ella tiene problemas de control de ira, si se lo propone como si no, le puede hacer daño a Erika.

     Ya vamos llegando a casa, tenemos que pasar por un camino de tierra entre un bosque. Nunca sabes lo que puedes encontrar aquí. Y efectivamente como decía, hay un árbol caído en medio del camino. Freno y me quedo mirando un momento.

     Erika sigue dormida y yo no sé qué hacer. Una grúa no podría pasar, tengo que moverlo por mi cuenta. Debería despertar a Erika mas no puedo, no quiero. Así que me bajo del carro, lo rodeo y me dispongo a mover el árbol.

     Vaya si pesa, apenas puedo movilizarlo, toda mi ropa se llena de tierra, pero eso no importa. Estoy tan concentrado haciendo fuerza que apenas noto el golpe que me ajustaron en la espalda.

     –Arg…

     Me doy media vuelta y veo a un joven blanco con unos ojos cafés y cabello del mismo color, tiene un tronco del tamaño perfecto para hacer que me desmayara si me hubiese golpeado en la nuca. Es un novato, lo puedo ver en sus ojos de asustado. De cierta manera me da lástima.

     Intenta golpearme en el vientre, pero lo esquivo y le engancho un puñetazo en la mejilla derecha, siento otro golpe en la espalda. Perfecto ahora son dos. Mientras el sujeto uno se agarra la cara, yo me vuelvo y veo al dos. Vaya ese si es una bola de músculos. Lo intento golpear, pero él muy bueno en esto, esquiva mis golpes y le da oportunidad al uno para que me golpee. Pero ahora solo tengo un pensamiento en mi cabeza: “dos tipos… ¡Erika!”. Siento el golpe uno, dos, tres, cuatro, cinco esquivo el seis del primer hombre y recibo otro del sujeto dos. Dirijo mi mirada en un leve microsegundo hacia el auto. Erika está despierta y con un cuchillo en su garganta, ahora son tres. Se detienen un momento, ya veo se han cansado. El segundo hombre dejó de lado su tronco y prefirió los puños.

     – ¿Qué quieren? –mi voz suena lastimada como el resto de mi cuerpo. 

     –Es obvio, míster niño rico. Queremos tu dinero –el sujeto dos desvía su mirada hacia Erika–, y a tu chica, para ya sabes… –se acerca a mi oído y susurra– hacerla mía.

      – ¡Cabrón! ¡Vaya que lo mataré!” Ahora se las verá conmigo.

     Aprovechando que se acercó a mí le golpeé en la cara y con una patada lo derribé, el otro ya que estaba encima de mí se llevó la suerte de ser la víctima de la cuchilla que siempre llevo en el pantalón, ahora estaba en mi mano y brillando con sangre. El primer tipo se sujeta el estómago mientras grita como un desesperado. El segundo mientras tanto mira a su compañero, luego se vuelve hacia mí y yo espero pacientemente por el otro golpe de mi cuchilla.



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En el texto hay: romance, dinero

Editado: 16.03.2020

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