El Cambio

Capítulo 19: Eduardo

     Me gustó llevar a Erika al trabajo, más que todo lo hice porque quería que conociera mi lugar de trabajo, pero también fue porque no quería dejarle en la casa. Aquí está Carmen, pero no quiero dejarla tampoco. Temo que le pase algo malo.

     No acostumbro a dar vueltas por el Centro Comercial, así que me cansé de más. Planeo dormir un rato, pero Richter me trajo información muy valiosa de Evangeline, dice que está trabajando en una cafetería lejos de aquí. Eso es bueno, pero si dejo de vigilarla sería un problema.

     Por otro lado, está Charlotte, desde hace unos días estoy recibiendo notas de ella diciendo que quiere verme y otras cosas. La estoy tratando de ignorar, pero cada vez manda más, no quiero que Erika se entere. Podría provocar un problema. Hoy mandó otra nota:

 

     Para mi amado Eduardo:

 

     Te extraño muchísimo ¿sabes? No sé por qué ignoras mis notas. Ya hasta cambiaste tu número de teléfono para que no te pueda mandar mensajes de texto. Eres muy inteligente, aunque supongo que ya lo sabes. Espero que me perdones, ya te dije que lo siento desde el fondo de mi corazón. Tu madre me ha hablado, dice que estás en depresión porque te dejé y que estás haciendo muchas estupideces como conseguirte otra novia. Yo sé sin embargo que la única dueña de tu corazón soy yo así que no te hagas el orgulloso al ignorarme.

 

Atte. Charlotte Armiden Gloriette.

 

     "Está loca" es lo que pienso. ¿Cómo puede decir que es la dueña de mi corazón? Pero si habló verdaderamente con Evangeline entonces va a haber un problema si no lo controlo a tiempo. Por ahora lo único que puedo hacer es dormir un rato. Pensaré en todo esto mañana.

 

M

 

     Me levanto unas horas después, es hora de cenar. Bajo al comedor y la única que está en la mesa esperándome es Erika. Le saludo de beso y me siento en la cabeza de la mesa.

     - ¿Dónde está Carmen? - pregunto. 

     - Decidió cenar en su cuarto - me dice. 

     - ¿Por qué?

     - Bueno, digamos que la descubrí besándose con Mike y… hablamos. En un momento le regañé, pero luego me explico todo, parece que Mike quiere mantenerlo en secreto, pero ellos son novios - dice asombrada. 

     - Me lo había imaginado hace un tiempo, pero lo ignoré, ¿quién lo diría? – digo.

     - Cierto.

     La sirvienta trae la cena y nos ponemos a comer. Normalmente Erika y Carmen hablan a la hora de comer, pero como no está es una cena muy silenciosa, genera un aire de nerviosismo. 

     Volteo a ver a Erika, siempre come con mucho entusiasmo, pero hoy la veo pensando en otra cosa, está distraída.

     - ¿Estás bien? – pregunto.

     - Eh... Sí. ¿Por qué preguntas? - dice. 

     - Te ves distinta. ¿No te gustó el Centro Comercial? - digo. 

     - No, no es eso. Claro que me gustó, es más me encantó. Solo que... siento que me estás ocultando algo importante que no sé qué es – me mira - ¿Ves? Ahora estás nervioso, sé que me ocultas algo. Pero no te voy a presionar para que me digas que es, solo déjame decirte que puedes confiar en mí – me sujeta la mano -. De eso se trata todo esto, de la confianza.

     - Yo te digo lo mismo, tranquila confía en mí - le digo.

     - Bueno, está bien. Lo haré - dice con una sonrisa.

 

M

 

     Los días han ido pasando y todo ha estado tranquilo. Hoy Erika no vino conmigo al trabajo, dijo que se sentía un poco mal. Estoy leyendo un contrato comercial de cemento para la Constructora.

     - Jefe – vuelvo mi mirada al frente y veo a Dírian mi asistente.

     - ¿Qué pasa Dírian?

     - Es que su...su... exnovia está aquí.

     - ¡¿Qué?! – me levanto de mi asiento y golpeo sin querer el escritorio.

     - Sí, dijo que la dejáramos pasar, supuestamente trae una noticia de su madre - no sé por qué siempre me pasan este tipo de cosas. Debo dejarla pasar si es cierto que trae información de Evangeline.

     - Déjala pasar – digo mientras me vuelvo a sentar.

     - Sí, señor - responde. Dírian se va asustado y regresa una mujer rubia con ojos azules como el mar. 

     - Charlotte - digo sin ánimo. 

     - ¡Amor! Tiempo sin vernos. No sabes cuánto quería verte - se acerca a mí y yo la alejo. 

     - La verdad no lo sabía - digo. 

     - Ay vamos, tu leíste mis notas - me da un codazo.

     - No lo hice - le digo. 

     - Jajaja cómo siempre sarcástico - no le hace falta ningún don de mujer, pero va muy descubierta para mi gusto - piensa, si no lo hubieses hecho no me hubieras dejado pasar ¿cierto?



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En el texto hay: romance, dinero

Editado: 16.03.2020

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