El Cambio

Capítulo 26: Erika

     Por este medio escrito con mi puño y letra comunico a mi abogado las acciones que debe seguir después de mi muerte.

     Le heredo todos mis bienes a Erika Aldrich Córdova junto con el título de Duque, ella pasaría a ser la Duquesa Aldrich de Inglaterra. Mi casa y terrenos también le son entregados a ella porque yo quiero que así sea. El futuro esposo de Erika Aldrich Córdova, Eduardo Montereal Meyer tendrá el título de Duque al tomar como esposa a mi nieta Erika. Deberán casarse en Inglaterra y Eduardo Montereal pasará a ser Eduardo Aldrich en lo que se refiere a este país.

     Yo al no tener otra persona a quién darle parte de mis bienes se los doy todos a mi nieta Erika Aldrich Córdoba hija de mi hija Aurore Aldrich Córdoba a quién no le cedo ninguna parte de mi herencia por no ser digna a recibirlo según mi jurisdicción.

     Todo esto lo digo en mis plenas capacidades mentales para que conste que en verdad es mi deseo que así se cumpla.

 

Atte. Rhys Aldrich Walsh.

 

     La carta es un poco difícil de leer para mí, pero no tanto. Lo que más me sorprende es que habla sobre casarnos en Inglaterra. El hecho de que me dejara todo a mí no es tan sorprendente ya que no tiene ningún otro familiar… “soy millonaria a causa de la muerte de alguien”.

     Empiezo a llorar sin querer, estoy un poco frágil ahora. No sé ni porque, pero simplemente lloro. Eduardo me abraza y coloca la carta a un lado. Cuando ya se me pasa el llanto le digo.

     - ¿La leíste?

     - No, ¿no viste que la carta estaba cerrada? - dice con ironía.

     - Cierto, perdón – agacho la cabeza. 

     - No te disculpes.

     - Léela. Menciona un hecho importante respecto a ti y a mí - me suelta y se pone a leer la carta, puedo ver como se pone pálido cada vez más.

     - Espera un momento… ¡¿Me tengo que casar en Inglaterra?! – exclama.

     - Pues sí, ¿no lo leíste? - digo yo.

     - Eso hice y ahora me entero de que me tengo que casar contigo aquí para heredar un título que hará que mi primer apellido sea Aldrich. Es más ¿de dónde sacó que soy Meyer?

     - Supongo que te investigó -contesto.

     - ¡Pero si me cambié de apellido apenas hace tres días!

     - Está bien, yo le dije.

     - Vaya, me estaba asustando – dice - Aunque la verdad no me siento mal, estoy orgulloso de llevar el apellido de mi madre.

     - Así debe ser. Qué bueno, me alegro por ti - digo. 

     - No suenas feliz.

     - Si bueno en realidad estoy feliz, tu sabes, soy millonaria tengo un título de Duquesa y me voy a casar con el hombre que amo. Estoy feliz, solo...  estoy de luto.

     - Eh…Qué bueno que estés feliz, supongo - dice.

     - Gracias. Nos quedaremos aquí una semana más, luego iremos a casa a preparar todo y luego volveremos aquí y… ¿Dónde va a ser la luna de miel? - digo.

     - ¿Tengo que pensarlo desde ya?

     - Pues sí, nos casamos en cuatros meses. Debes preparar todo desde ya.

     - ¿Quién dijo que nos casábamos en cuatro meses? - pregunta.

     - Yo.

     - Ya… Bueno la luna de miel… ¿a dónde quieres ir? – me pregunta.

     - Cualquier lugar me da igual ahora. Un lugar interesante y único – me acuesto en la cama.

     - Ok, vamos a Australia – dice él.

     - ¿Por qué a Australia?

     - Así vemos canguros - dice.

     - Mejor luego vemos. Aunque puede ser.

 

M

 

     Una semana después volvemos a casa. Al llegar lo primero que veo en mi habitación es a Carmen llorando.

     - Carmen… ¿por qué lloras? ¿Acaso Mike te dejó? - pregunto dejando las maletas a un lado.

     - Nooo, tonta. Te fuiste y no me dijiste nada. Pensé que habías muerto, y yo que ya iba a vender todas tus joyas - dice provocando que ría.

     - Jajaja que gran amiga tengo. Perdona por no decirte nada, fue una urgencia. Estaba en Inglaterra.

     - Sí ya sé, Mike me dijo. Lo que no sabía era que llegabas hoy.

     - Eh… ya veo – pongo mis maletas sobre ella.

     - Hey ¿por qué me tiras eso encima? - se queja.

     -En primer lugar, nunca te lo tiré, pesa mucho como para hacerlo. Y en segundo lugar tú estás en mi cama, quítate - ella se mueve hacia otro lugar, pero cuando pongo la maleta que tenía en la mano izquierda se tira sobre mí.

     - ¡¡¡Un anilloooooo!!! - grita desesperada, provocando que de un salto.

     - ¿Eh…? A sí, el anillo.



#21817 en Otros
#1681 en No ficción

En el texto hay: romance, dinero

Editado: 16.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.