Aterrizaje

Aterrizaje 

De pronto, su piel comienza a sentir la humedad, y a percibir como fluye un líquido a través de su cuerpo. El siente como si hubiera aguantado la respiración un rato, y todo lo que ve es oscuridad, siente como su cuerpo se incorpora, para finalmente escuchar los pistones de una compuerta abrirse, y entonces pudo ver un montón de tenues luces azules en aquel cuarto oscuro, su nombre no es que importe, es el humano más solitario que haya existido.

Él la recordó al instante, la razón por la que estaba ahí, así que se puso su traje, uno que le ayudaría a visitar territorios nunca vistos, aquellos que solo pueden ser vistos por quienes cruzan esta que es la última frontera. Paneles iluminan el oscuro lugar, resalta uno donde se puede ver su rostro y sus signos vitales bajo el título de «Estado físico de A-5», y debajo del mismo en otro panel se puede leer «Habitable» con unas letras verdes y parpadeantes. A-5 se alegra de ver eso, pues no tendrá que usar casco para salir, o eso pensaba, porque cundo solicitó permiso para salir sin el equipo completo a Sofía, que es la inteligencia artificial de su nave, y su superior, se lo negó.

Al final del día aquellas fueron solo recomendaciones que A-5 decidió hacer a un lado, así que terminó de alistar sus cosas, y salió de lo que ha sido su hogar desde hace ya 5 años.  

Al dar sus primeros pasos sintió pequeñas gotas de agua tocar su rostro, era lluvia después de tanto tiempo, entonces pudo ver el paisaje frente a sus ojos, era una pradera con un cielo gris, y pasto igual al de la tierra, lo único que resultó novedad para él fueron algunos árboles con troncos de tonalidad celeste y hojas moradas, las montañas de fondo hacían recordar a paisajes terrestres. A-5 se puso el casco durante un momento, solo para saber a dónde ir, y entonces pudo ver señalada en el cristal una de las montañas del paisaje, y según Sofía, le tomará tres días llegar, él se quitó el caso antes de escuchar las quejas de su nave.

Este es el tercer planeta que A-5 ha visitado, y al igual que los anteriores, está plagado de montañas, pero en este al menos se sentía un poco más en casa.

Mientras camina se siente agradecido de poder respirar hasta llenar sus pulmones con aire fresco, hacía tanto tiempo que no lo hacía. Caminó durante un par de horas hasta que comenzó a atardecer, entonces decidió plegar una casa de campaña, tecnología antigua, pero funcional. A-5 decidió plegar la casa a un costado de una piedra en medio de la pradera, sin arboles alrededor, pues era lo más seguro. Ya dentro de la casa, se sentó en el suelo acolchonado por una cómoda y resistente alfombra, adición moderna a la clásica casa de campaña, y sacó de su mochila una pequeña esfera con apariencia cristalina, él toma la parte de arriba con su mano izquierda, y la de abajo con la derecha, y las hace girar en direcciones contrarias, la esfera comenzó a brillar y a producir calor, A-5 la colocó en la alfombra.

En la oscuridad de aquella pradera, estaba solo él, y quizá por primera vez desde que la noche es noche en ese planeta, una luz contrastaba en su oscuridad, era la luz que se trasminaba desde el interior de esa pequeña casa para acampar. Sus delgadas paredes hacían que se alcanzara a distinguir la sombra de un hombre sentado mientras leía un viejo libro de chistes, sus pequeñas carcajadas eran imposibles de escuchar entre el sonido de los numerosos arboles mecidos por el viento.

Uno de los chistes le pareció especialmente bueno, y por un segundo deseó poder contárselo a alguien, pero estaba solo, más solo que nadie en el mundo, aunque esa expresión estaba obsoleta, A-5 había estado en tres mundos diferentes, este y otros dos, serían cuatro contando al planeta Tierra, y en todos estaba solo. Se cuestionó si tenía derecho a sentirse de esa manera, después de todo fue decisión suya ir a esta parte de la galaxia. Su soledad le hizo fácil tomar la decisión de quedarse aún más solo y venir hasta esta parte del cosmos.

Después de comer una barra energética, A-5 se dispuso a dormir. Con un dedo rozó la esfera de cristal, disminuyendo su brillo, entonces la tomo entre sus brazos y se recostó, la calidez de esa esfera lo reconfortaba en esa fría noche, donde no había grillos cantando, o luciérnagas iluminando la oscuridad.

Entonces la mañana llegó, y la dulce voz de Sofía lo despertó, él odiaba escucharla, por eso suele despertarse antes de la hora adecuada, pero esta vez se quedó mucho tiempo leyendo chistes.

A-5 recogió sus cosas y siguió caminando mientras admiraba el paisaje, no llovía más, y el cielo estaba despejado. Había algo tremendamente bello en la idea de que semejante escenario nunca había sido apreciado por alguien más, pero al mismo tiempo le resultaba trágico que los días pasaran en este lugar, sin nadie para disfrutar el rocío de las mañanas, o apreciar la belleza de los árboles de este planeta. Su camino finalmente encontraba un contratiempo, por más que revisaba, la ruta marcaba que tenía que escalar una pendiente de tamaño considerable, y con resignación se coloca el casco para que Sofía le ayude a subir, ella le muestra en su visor que rocas están más firmes mientras escala. Pasaron 30 minutos hasta que A-5 pudo tocar la cima. Él estaba por subir cuando las piedras en las que tenía sus manos se comenzaron a barrer, Sofía inmediatamente le dijo que guardara la calma, y le mostró un par de rocas para sostenerse, pero A-5 hizo caso omiso, y después de tomar una bocanada de aire, solo con la fuerza de su pie izquierdo, logra impulsarse lo suficiente para tomar un par de rocas superiores que lo ayudaron a finalmente llegar a la cima. A-5 decidió permanecer acostado unos momentos para que su respiración se calmara, y en cuanto escuchó a Sofía decirle «bien hecho, excelente desi-», se quitó el casco. A-5 dejó pasar unos segundos antes de volver a colocarse el caso para ver hacia dónde dirigirse, y tan pronto supo a donde ir, se lo quitó y continuó su camino.