El Camino A La Inmortalidad

Capítulo 4 - Dakun Rao

Luego de un par de meses, Shoneyi se pudo dar cuenta de lo difícil que es la vida en la secta del cielo. El chico entendió que si quiere seguir adelante en su camino para no terminar como sus padres debe poner todo de él.

Era cuestión de tiempo para que le asignaran su amo, el cual sería alguien del círculo interno. Para que esto fuera factible habría de esperar que un miembro de los esclavos de la tierra formase su primer núcleo y entrara al círculo externo. El chico pasó meses y meses entrenando con un tronco que había detrás de la cabaña donde residía junto con los demás esclavos. alrededor de más de cien personas, todas esperando su oportunidad de seguir adelante.

Para ser elegido, debes mostrar tu potencial y talento innato a cada persona que posea más de siete núcleos o menos de nueve. Ellos serían por el futuro, tus amos. Dependerá de ellos como te desenvolverías y de que parte de la fuerza militar de un maestro del cielo tendrás para protegerte

Hubo muchas veces en donde Shoneyi se desmayaba mientras entrenaba. Cada vez que los golpes se volvían más y más fuerte los nudillos del chico comenzaban a sangrar y al ver esto, el chico caía desmayado; revivir el trauma de la muerte de sus padres por culpa de la sangre era algo del día a día.

—No puedo seguir así… Debo volverme más fuerte — decía entre vómitos.

Con mucha determinación, Shoneyi apretaba los puños luego de volver en sí, al hacer esto más sangre recorría su cuerpo y la sensación del líquido tibio volvió su pesadilla realidad, llevándolo a precipitarse al suelo una vez más.

Por más de un año y medio, esta escena se repitió semanalmente. Un día, un esclavo de un miembro del círculo interno mostró los signos de su primer núcleo espiritual, lo que quería decir que era día de promoción.

Para esta ocasión, Shoneyi ya estaba algo más relleno, con fuerza tanto en brazos como piernas y sabía que esta, era una oportunidad de oro. El chico también tenía sentido común, no era el más fuerte de entre cien personas, quizás tampoco el más rápido. Su determinación tal vez podría hacer la diferencia.

—Es el quinto maestro y el señor Rao — decían los susurros en el salón.

Decían los demás esclavos con voz temblorosa y uno tras otro comenzaron a perder su postura poderosa e inquebrantable para parecer algo más débil. Fue en ese momento que Shoneyi decidió brillar más.

—Un maestro del cielo, al fin alguien con buen ojo para resaltar mi dedicación este último año y medio — pensaba Shoneyi para sí mismo.

El chico inflaba el pecho más y más por cada minuto que pasara, mientras que sus compañeros de casa hacían lo contrario.

—¡Qué asco! — el discípulo del maestro del cielo expresaba.

Soltó con voz chillona un individuo que entraba a la cabaña de esclavos, por su rostro podía notarse que no estaba nada feliz de estar allí.

—Bien, bien… Quien de ustedes inútiles será mi próxima presa — Dakun Rao observaba a todos de arriba abajo.

Cuando menciono la última palabra sus ojos cayeron en el pequeño chico de dieciséis años Shoneyi, que sin esperar un segundo más respondió

—Buenas tardes Sr. Rao, es un placer para mí… Para nosotros conocerlo — Shoneyi decía nervioso.

Al escuchar esto, el miembro del círculo interior tomó algo de interés en el chico que hablaba en voz alta.

—Señor Da Shi, puedo hacerlo — decía mientras hacía una reverencia a su maestro y esperaba órdenes de acción.

El anciano que acompañaba a Dakun Rao era su maestro, y con una leve inclinación de cabeza dio a entender a su discípulo que tenía puertas abiertas para hacer sus deseos realidad. Luego de una pequeña inspección al lugar dijo.

—Espero que limpie al terminar… Asqueroso esclavos —.

Sus últimas palabras fueron susurros, pero lo suficientemente fuertes para que todos en la cabaña entendiesen cuál era su lugar y que quizás nunca avanzaron en el camino a la inmortalidad.

—Ok, todos forman una línea, ¡su prueba comienza ahora! — la voz de mando del joven Dakun Rao era como si el cielo los ordenase a formarse.

Decía el joven Rao mientras despedía al quinto maestro del cielo con una gran reverencia, al voltearse lo primero hizo fue golpear en el estómago al primero en formación. Este, sin ninguna esperanza se precipitó al suelo de la cabaña en busca de ayuda.

Entre bocanada de aire y bocanada de aire, balbuceó.

—Gracias señor Rao, por sus enseñanzas — Al terminar la última palabra casi inaudible para el oído normal, perdió el conocimiento.

Esta escena se repitió unas diez veces más hasta llegar a Shoneyi. El chico recibió el golpe con el estómago y desde su punto de vista, por el movimiento del brazo del señor Rao y la rotación en su muñeca pudo entender que ese golpe había sido medianamente más fuerte que los anteriores o quizás eran suposiciones suyas.

—Gracias señor Rao, por sus enseñanzas —.

Shoneyi juntos sus pies e inclinó su cuerpo en una reverencia de casi noventa grados. Al hacerlo, un líquido tibio comenzó a salir de su boca y de sus oídos, era sangre.

—Cuál es tu nombre asqueroso esclavo —.

Sin casi poder moverse por la sensación de la sangre en su boca, el chico respondió.

—Mi nombre es Sho… Shone… Sh… —.

El miembro del círculo interno limpió su puno con la camisa de otro esclavo, dio media vuelta y mencionó a toda la cabaña.

—Terminen de limpiar… Sean, te veo en mi cabaña en tres días —.

Con un rostro asqueado y un puno a medio manchar de sangre, Dakun Rao se dispuso a salir y volvió a sus aposentos a esperar tres días meditando mientras su nueva víctima se acercaba.

Al sentir que su nuevo amo salía de la cabaña, Shoneyi se precipitó al suelo al ver los cuerpos de sus padres tirados en frente de él. La sangre, no importa si de sus enemigos, sus aliados o la suya misma, lo hacía revivir el peor momento de su vida.



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En el texto hay: peleas, artesmarciales, magia aventura y fantasía

Editado: 03.11.2024

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