Durante los años en el que el esclavo de Dakun Rao había desaparecido, muchos rumores comenzaron, como era de esperarse de alguien de su reputación. El protocolo para escoger un nuevo esclavo era bastante sencillo: solo tenía que esperar tres años una vez que Dakun Rao reportara que Shoneyi había desaparecido en el bosque debido al ataque de una bestia; algo plausible, pero algo que nadie creía. Todos sabían la crueldad del discípulo del Quinto Maestro del Cielo. Todos temían por su extraña naturaleza despiadada.
—No puede seguir pasando, esto debe detenerse —.
Un anciano de cabellera entre amarilla y blanca comenzaba —o lo que parecía terminar— de discutir con el Quinto Maestro mientras sus ojos reflejaban algo de desprecio.
—Rhua Da Shi, no puedes seguir escuchando a tu discípulo… debemos ponerle un alto. Todos sospechan que lo estamos encubriendo al hacer sus fechorías —.
Un fuerte golpe en una mesa donde se encontraban todos los Maestros del Cielo pudo ser escuchado mientras el Quinto Maestro respondía: —Siempre tú con tu rectitud, Yi Jui. Ya basta de restregarnos lo correcto que eres. Dakun Rao es mi discípulo y lo castigaré como vea correcto… Si es que decido hacerlo —.
Decía Rhua Da Shi, Quinto Maestro del Cielo y maestro del joven cuyo futuro estaba siendo discutido. La última parte la dijo como un murmuro entre dientes. La mirada del Segundo Maestro del Cielo, Yi Jui, pudo reflejar que sí había comprendido todas sus palabras exactas.
Los rumores contaban que el chico que se había perdido en el bosque tenía un tatuaje en la pierna con el nombre del Segundo Maestro. Al llegar a los oídos de Yi Jui, esto lo intrigó y quiso conocer al chico; para su mala fortuna, parecía que el joven de nombre Shoneyi había desaparecido en el bosque una tarde que cazaba con su dueño y más nunca se supo de él. Todo esto había pasado meses después de la desaparición del chico y desde ese entonces el Segundo Maestro del Aire estaba en contra de las terribles prácticas del joven Dakun Rao.
En el presente, Shoneyi podía ver el viejo puesto de vigilancia que vio aquella primera vez que llegó a la Secta del Cielo lleno de esperanzas por una vida mejor y, aunque su vida no ha cambiado exactamente para mejor, ha cambiado totalmente. Al agudizar sus ojos, podía ver cómo el guardia de la secta tenía un núcleo espiritual completamente lleno y otro en su etapa media.
—¡Quién anda ahí, revélate ahora en el nombre de la gran Secta del Cielo! —Gritaba el guardia mientras desenvainaba su espada, preparaba su escudo y comenzaba a hacer girar su energía espiritual dentro de él.
Esta escena causó algo de sorpresa en Shoneyi, ya que él recordaba el mismo escenario con los mismos personajes, pero ahora su perspectiva había cambiado. Con una increíble velocidad, Shoneyi se colocó detrás del guardia y con un leve golpe atrás del cuello lo dejó inconsciente. Lo tomó antes que se precipitara al suelo y lo colocó dentro de la pequeña cabaña de seguridad.
Luego de un par de horas, Shoneyi se dirigió a la cabaña de Dakun Rao y decidió esperar a que saliera por su propia cuenta. La gente a sus alrededores comenzaba a murmurar:
—¿No es ese el esclavo del señor Rao? ¿No estaba muerto hace años? —.
Transcurridas un par de horas, Dakun Rao comenzó a sentir una sensación extraña fuera de su cabaña y se dispuso a salir. La cara de sorpresa en su rostro fue casi imperceptible para el público, pero no para su viejo esclavo.
Dakun Rao comenzaba a caminar en dirección al chico. Mientras esto sucedía, la energía espiritual a su alrededor comenzaba a reunirse en su cuerpo: un núcleo, dos núcleos, tres núcleos… cuatro núcleos, y la etapa inicial del quinto núcleo podía sentirse levemente.
—Espero que hayas aprendido a no perderme el paso, chico… —.
Mientras Dakun Rao gritaba y corría a una velocidad increíblemente rápida, el público a su alrededor quedó atónito por el nivel de poder demostrado. Nadie podía creer que de verdad alguien pudiese aprovecharse de golpear a un simple esclavo con ese nivel de poder. Todos se anticiparon por ver un charco de sangre donde se encontraba el pequeño con la pierna tatuada.
Una gran nube de polvo se levantó. Una onda expansiva golpeó levemente los alrededores, el viento comenzó a girar, el terreno tambaleó y un chico haciendo una reverencia de unos treinta grados pudo verse en el medio de todo.
—Gracias por sus enseñanzas, Dakun… —.
Shoneyi se sacudió el polvo de su ropa, giró sobre sí mismo y comenzó a caminar en dirección a la montaña donde el círculo externo se alojaba.