Dentro del reino de la magnificación espiritual todo es confuso, solo cuando ganas conocimiento, este se va desbloqueando poco a poco. Muchos se han perdido en el mar de redes que conectan los significados. Todas las palabras del mundo se encuentran allí y es solo cuando de verdad entiendes lo que quieren decir que, se vuelven legibles para el magnificador.
A través de los años, se han escuchado de tesoros escondidos con una magnificación triple dentro del continente. El gran maestro y líder de la secta de la justicia de la mano de hierro poseía un anillo que aumentaba su velocidad exponencialmente. El objeto lo elevaba como la persona más poderosa del continente.
El arte de ser un magnificador no era una ciencia exacta, solo a través de la búsqueda continua de tratar de magnificar un objeto es que el magnificador ganaba experiencia. Esto hacía que el arte se fuera perdiendo con el tiempo. La secta del cielo solo tenía algunos en sus haberes, siendo el gran maestro de la quinta montaña, el de más renombre Rhua Da Shi.
Todo fue en cuestión de segundos. Una fuerte explosión tomaba lugar donde antes se encontraba la cabeza de la bestia de ocho núcleos — No puedes, este chico… — Kuan miraba anonadado a la bestia caer en el suelo y una nube de polvo se elevaba alrededor de ella —¡Oh No! — el joven volteaba rápidamente para ver como la imagen de un Shoneyi desecho caía al suelo.
Sin perder tiempo, tomaba el núcleo de la bestia que acababan de eliminar —Rápido, rápido, rápido — pensaba para sí mismo —Espera… por favor espera —.
Kuan volteaba el cuerpo casi sin vida de Shoneyi para colocarlo boca arriba —Funciona, funciona — la desesperación de Kuan era sin igual —No puedo dejarte morir luego de haber batallado juntos —.
Escaneaba su cuerpo para encontrar el punto más crítico a tratar, pero el joven se daba cuenta que no había área que no estuviese en ese estado —No puedo sentir ninguna energía espiritual emanando de él — sus pensamientos se volvían más caóticos a cada segundo.
Con el núcleo de la bestia en su mano, Kuan lo apretaba para poco a poco irlo deshaciendo. La energía dentro de él se acumulaba rápidamente, unos, dos… cinco, seis… ocho, nueve y la etapa final del noveno núcleo aparecía. En ese momento, el núcleo de la bestia mágica se esparcía como polvo por encima del cuerpo del chico.
La mente de Shoneyi estaba totalmente en blanco —Vamos chico, despierta — la voz de Gambi era como un eco —Despierta —.
Shoneyi abría sus ojos con una extraña sensación, la presencia del alma de la pluma y el tintero no estaba más —¿Gambi? — preguntaba en voz alta —Gam… — la sangre comenzaba a salir de su boca atragantándose con ella. Al mirar su propio cuerpo bañado en sangre Shoneyi volvió a perder el conocimiento.
Kuan al fin podía respirar —Volvió su energía espiritual — cansado pensaba y se dejaba caer en el suelo junto al chico —Gracias — terminaba diciendo mientras se sentaba para meditar y reponer su energía espiritual.
Reponer los núcleos iba a tomar algo de tiempo. Kuan había hecho el uso máximo de su capacidad con nueve núcleos, más su etapa final. Estaba cansado, pero todavía podía montar guardia en caso de que otra bestia se pensara pasar por allí.
Shoneyi había vuelto a recuperar su conciencia luego de repetidos desmayos —Este chico de verdad derrotó a esa bestia el solo — en el rostro del joven, una ceja se levanta mientras la otra hacia lo opuesto.
Shoneyi giraba y hacía vibrar su cabeza para retomar la compostura. Miraba su cuerpo debilitado y trataba de hacer rotar su energía espiritual. Fue en ese instante que sintió el verdadero poder del joven a su lado —Disculpa, ¿Cuál es tu nombre? — decía mientras lo inspeccionaba de arriba abajo.
Saliendo de la posición de meditación —Soy Kuan… — hacía una pausa algo dramática, pero al ver que no causaba ninguna reacción en el chico termina con —Xin —.
Shoneyi asentía con la cabeza y comenzaba a cruzarse de pierna. Xin lo miraba extrañado —Esta es la primera vez — su mirada oscilaba entre intriga e interés mientras pensaba para sí mismo.
Pasado algunos días, Shoneyi sentía que había repuesto casi todas sus energías —Ya tienes varios días sin hablar Gambi — su tono, aunque algo juguetón, cargaba con preocupación —Se que eres el ser más imponente del continente — pensaba cada vez con más fuerza, pero, el silencio reinaba en su mente.
Xin algo molesto decía —¿De verdad no sabes quién soy? — mientras miraba al chico fijamente.
Shoneyi salía de su trance para dirigirle una mirada sincera —Lo siento señor Kuan, pero no — sus ojos miraban hacia arriba como tratando de recordar algo —La verdad es que solo se, que usted me salvó — al terminar su miraba baja en sensación de agradecimiento.
Dentro, los pensamientos de chico comenzaban a maquinar un plan —Este hombre es el hijo del líder de la secta del cielo — Shoneyi continuaba con su acto y seguía pensando —Debo aprovechar y tomar ventaja de este momento, debo salir de las garras de los secuaces de Faanao y sus amigos —.
Los ojos del joven se abrían de par en par y comenzaba a explicarle que él era el hijo del gran líder de la secta del cielo. También, le explicaba que el segundo maestro quería verlo y que ese era una de las razones del porque se encontraban allí, los dos —¿Me explicas? — Xin terminaba con una pregunta.
Shoneyi miraba al joven a los ojos con un dejo de admiración ahora —¿Qué cosa? — sus hombros subían al mismo tiempo.
El joven exhalaba aire como un dragón —¿Eres un magnificador? — aunque era obvio que lo era, Xin necesitaba una confirmación directa de la fuente.
Shoneyi subió una ceja y apartaba la mirada —No sé si esa sería la palabra para describirme — volvía con una sonrisa —Pero… algo de eso sé —.
Luego de algunos días de paz y tranquilidad. El momento de volver a combatir se acercaba —Seis — decía Xin mientras respiraba con tranquilidad —Son solo seis núcleos —.