En la nube central de la secta del cielo, los seis grandes maestros se reunían para discutir el torneo de los discípulos del círculo externo. Esta era la mejor ocasión para observar detenidamente a cada candidato, medir sus fuerzas y hacer una proyección a su futuro.
Los maestros tomaban esta oportunidad para afianzar su poder militar con talento. El torneo se daba cada diez años, de esta manera, se generaba mayor participación por parte del círculo externo. Era en este momento cuando los discípulos podían cambiar de liderazgo si de ellos dependiera, ya que, cada individuo estaba bajo el mando de un miembro del círculo interno que, a su vez, era discípulo de un gran maestro del cielo.
Una mujer de mediana edad se comunicaba tranquila pero tajantemente —Volvió el momento donde, ustedes panda de asociales, se comunican con la secta —.
Entre risas y carcajadas el gran líder de la secta respondía —Gu Wen, vieja bruja — como de costumbre andaba solo en pantalones —¿Ya tienes a algún muchacho en mente? — terminaba diciendo mientras la veía a los ojos fijamente.
El poder de once núcleos tomaba la sala por sorpresa, las túnicas de los demás maestros comenzaron a ondear, la energía espiritual rotaba alrededor de la mujer — Tan Kuan, retira tus palabras — todo ese poder se concentraba en un solo punto, el puño de Gu Wen.
La energía que estaba oscilando en las cercanías de la nube celestial comenzaba a dirigirse al cuerpo de Tan Kuan —¡SIÉNTATE! — la voz era como un susurro, un rumor en el viento —Ahora… — la inmensidad del poder con alguien con doce núcleos acababa de ser demostrada, la brecha entre once y doce núcleos era tan abismal como la que existe entre alguien de un solo núcleo comparado con alguien de nueve.
Todos los maestros del cielo se vieron forzados a mantenerse en sus sillas, sin posibilidad alguna de levantarse. Gu Wen juntaba y rechinaba sus dientes en protesta.
Rhua Da Shi intentaba oponerse a la energía de Tan Kuan, pero era inútil. Yi Jui, el segundo maestro; aceptaba gratamente la orden del líder y tomaba su posición en la mesa. También sonreía al ver como el quinto maestro luchaba y sufría para mantener su compostura.
La mirada asesina por parte del quinto maestro en contra de Yi Jui era suficiente para acabar con una vida —¡Maldito! — los pensamientos de Rhua Da Shi tomaban el control de su mente —Te haré pagar esta burla — luego de unos segundos, el quinto maestro tomaba su asiento con la mayor gracia que sus músculos agarrotados le permitían —Tu también me las pagaras… ¡Calvo, asqueroso! — su mirada iba y venía entre el segundo maestro y gran líder.
La relación entre los maestros celestiales no podía ser descrita como amigable. Cada uno de ellos había pasado por años de cultivo, atravesando desafíos y situaciones de muertes; combatiendo contra bestias mágicas, participando en torneos entre sectas. Todo para llegar al puesto donde están ahora. Las relaciones de amistad es algo que quizás pocos conozcan.
En el medio del bosque de las bestias se encontraban seis núcleos a punto de ser cosechados por Shoneyi, el chico tomaba cuatro de ellos y decía —Ten señor Kuan — con una sonrisa en el rostro, Shoneyi mostraba su amabilidad y humildad.
Xin Kuan fue tomado por sorpresa —Yo no he hecho nada para ayudarlo a combatir estas últimas seis bestias — sus ojos brillaban con un dejo de admiración —No… no puedo aceptarlos — negaba con la cabeza.
Shoneyi insistía asintiendo —Por favor, señor Kuan — el chico lo miraba fijamente —No me haga perder lo que me queda de vergüenza —.
El joven tomaba los cuatro núcleos, aceptando la propuesta —Está bien, pero debería ser equitativo entonces — Xin Kuan regresaba uno de los cuatro núcleos.
El diálogo interno en la mente de Shoneyi era algo totalmente diferente a lo que ocurrir —No, no puede ser mis preciados núcleos — sus pensamientos iban desde la decepción hasta la rabia.
Extrañando poder conversar con Gambi y sintiendo su mente vacía —¿De verdad? — no entendía por qué el señor Kuan le devolvía uno de los núcleos — Lotería! — aunque sus pensamientos explotaban con alegría, su rostro no reflejaba nada más que serenidad.
De un momento a otro. Shoneyi saltaba con emoción mientras pensaba —Debo tomar y aprovechar el momento — tomando una posición de piernas cruzada para meditar se dirigía al joven —Señor Kuan, me permite su arma —.
La espada era de muy buena calidad. Su padre se la había regalado por alcanzar el noveno núcleo y esto hacía que aparte de poderosa, cargará con un toque emocional. La hoja era de un material resistente —Lágrima espiritual — susurraba el chico para consigo mismo.
Al escuchar el susurro, Xin Kuan quedó totalmente sorprendido —¿Qué diablos? — no entendía cómo un chico tan joven y tan ignorante del mundo inmortal podía poseer tanto conocimiento —Aquí tienes… confío en ti — las últimas palabras hacían click en la mente del chico.
Shoneyi tomaba la espada mientras hacía una pequeña reverencia en señal de respeto; cerrando los ojos, Shoneyi entraba al reino espiritual de la magnificación. Las palabras que antes estaban claramente legibles, comenzaban a difuminarse —¿Qué está pasando? — Shoneyi confundido, decidió que este no era el momento para sentarse a pensar y actuaba rápidamente en busca de algo — Ataque — el ambiente a su alrededor comenzaba a vibrar mientras se hacía con el significado. Las palabras que antes lo rodeaban en un mar de tranquilidad ahora lo tomaban de rehén —Debo salir de aquí — pensaba mientras buscaba la salida —Velo… — entre el terremoto de energía espiritual y sin fin de significados. Una palabra destacaba —Velocidad —.
Shoneyi lograba salir del reino con algo de problemas y con un gesto de su mano izquierda, llamaba a los seis núcleos de las bestias. Uno a uno se fueron uniendo, cada vez que el chico los hacía chocar, otro núcleo tomaba su lugar. La energía espiritual comenzaba a rodearlo, poco a poco una especie de nube se apoderaba de los alrededores de Shoneyi