La Secta del Cielo estaba hecha un caos. La mayoría de los discípulos del círculo externo estaban preocupados; sumado al estado deplorable en el que el joven Maestro Kuan había regresado de simplemente cazar bestias y al terrible anunció que la gran Secta de la Justicia de Mano de Hierro había declarado la guerra era aún peor.
Los murmullos de que todo podía acabar eran el pan de cada día —el guardia comentó que el hijo del líder está muerto — otro discípulo contestaba.
—no mientas, la secta de la Mano de Hierro vino personalmente a la entrada y nos atacó —
—fue una bestia de más de 10 núcleos — las caras reflejaban incredulidad ante cada nuevo relato.
Otro grupo —los dos líderes de Secta intercambiaron golpes y el joven Kuan se llevó la peor parte — las cabezas asentían como a favor de esta parte de la historia.
Hacía ya casi tres meses desde el anuncio, una voz poderosa con una ola de energía de 12 núcleos invadió la secta —después del torneo ¡GUERRA! — Su última palabra acarreaba tanta energía que terminó con la vida de todos los esclavos de la tierra.
Dentro del cuartel general de la Nube Central, una reunión se llevaba a cabo —Padre, mi maestro tiene razón —.
—Ya te lo dije Xin — su cabeza negaba de un lado al otro —no mataremos al niño hasta hablar con tu hermano —.
Otro hombre que se acercaba a la espalda de Tan Kuan —Líder, acaso no confía en mi consejo — sus dedos se entre juntaban delante de su persona.
Las mirada complices entre el Gian Ju y Xin Kuan eran evidentes para cualquiera menos para su padre —Siento que despertara en cualquier momento — Yi Jui era la persona más cercana al joven que descansaba en una inmensa cama con la silueta del primer hijo del líder de la secta.
Un portazo abría el salón de par en par. El golpe era acompañado por una voz llena de codicia —No acepto nada de lo que está pasando — mientras entraba, su mirada cortante se dirigía al Segundo Maestro Del Cielo.
Detrás de la voz, una mujer ejercía presión —Rhua Da Shi, viejo verde — entrando a la habitación y haciendo un gesto leve y delicado con su mano para que la puerta se cerrara detrás —no eres nadie para ejercer juicio sobre los artefactos ajenos —.
Inclinaba su cabeza —Me alegra verlos compañeros — el saludo no tomó por sorpresa a nadie —el arma estaba en posesión de mi discípulo — el rostro de Tan Kuan estaba sin disimulo al sonreír por la afirmación del Segundo Maestro.
La mano iba por debajo de la túnica del Maestro del Cielo —debemos esperar a que el joven Yun despierte — otro movimiento que arrastraba la mirada del Quinto Maestro mientras hacía desaparecer el arma.
Gu Wen intrigada preguntaba —Doble magnificación y una guerra — su cabeza oscilaba en negación —ahora ¿Qué debemos hacer? —.
En lo profundo de la nube central existía un calabozo especializado para prisioneros de guerra «no entiendo porque Padre no acabó con tu vida» el movimiento de un torturado que disfrutaba lo que hacía; sus movimiento al afilar sus cuchillos era tan preciso como aterrador.
Sus cortes no ejercían ninguna presión letal, pero, el derramamiento de sangre que causaba duraba por días —te haré hablar, insecto — haciendo cortes lo más mínimamente invasivos para generar sangrado abundante, pero no una herida a futuro —¿Dónde encontraron el arma? — Shoneyi iba y venía. Mantenerse consciente era uno de los retos más grandes de su vida.
Sus ojos se entrecerraban con cada respiración «No, no… » su respiración era agitada y tenue «sangre » podia sentir como el liquido caliente recorria cada parte de su cuerpo; tres meses desde que la tortura habia empezado. Cada día revivía su trauma y aumentaba más su temor a la sangre.
Dos armas con doble magnificación se encontraban la una junto a la otra en el cuartel general en la nube central de la Secta del Cielo —Su luz es más concentrada — Gun Wen murmuraba, pero todos la podían escuchar.
La mano de Rhua Da Shi se acercaba para tocar el arma —No creo que es el momento para analizar, Quinto Maestro — Yi Jui la tomaba devuelta con una sonrisa en el rostro.
Una complejidad de emociones se expresaban —Tienes razón Maestro Jui — en su mente, ya lo había asesinado de cien maneras diferentes «Maldito viejo » las palabras no formaron sonido alguno.
Un hombre extiendía su mano enfrente del Segundo Maestro del Cielo —¿Puedo inspeccionarla? — moviendo la mano elegantemente, un arma con doble magnificación aparecía —Gracias hermano Yi —.
El Sexto Maestro del Cielo le daba vueltas de izquierda a derecha inspeccionando cada parte del arma —Si, en efecto lo es —.
Tan Kuan emocionado saltando de su silla —Te lo dije, Yi — volvía a su puesto en carcajadas —es el arma que le había regalado al pequeño —.
Los ojos brillantes como los de una Lágrima Espiritual —Ruei ¿qué piensas? —.
La energía que rodeaba la Nube Central comenzaba a girar y dirigirse a un epicentro —Aunque en efecto es la misma arma — Mirando a Tan Kuan con lo que parecía ser intriga —también es verdad que… no es la misma — el rostro de todos los presentes se llenaba de curiosidad e incredulidad.
Rhua Da Shi levantaba una ceja —Sexto Maestro Shi, puedo verla — su expresión era cordial «Si me hago con el arma podría presentarme con la Primera Espada de la Mano de Hierro y ganaríamos la guerra » al notar que Ruei Shi no tenía intención de dársela —Entiendo — su mano dejaba de estar extendida y volvía a su posición natural dentro de su túnica.
La mirada del Sexto Maestro nunca dejo los ojos de Rhua Da Shi —No es el momento Maestro Da Shi — terminaba con una sonrisa.
Los ojos de Yun Kuan se abrían y una fuerte oleada de dolor le invadía el cuerpo —Hermano — repetía una y otra vez mientras entraba y salía de la inconsciencia.
El padre orgulloso por la relación fraternal, no paraba de balbucear el buen trabajo que había hecho —Ha hecho un excelente trabajo criandolo, mi señor — Gian Ju no perdía el tiempo en cuanto se trataba de halagar al líder de la Secta.