El camino de rosas

CAPÍTULO 19: LISTOS PARA DARLE CAÑA AL MONO.

NARRALOTODO.

Nuestros intrépidos héroes desconocían por completo la actual maldición que la bruja Prix había lanzado sobre el ejército de demonios. La conclusión que habían obtenido después de ver que el ejército no acudía a la llamada de su rey, era  simplemente, que se encontraban en un punto crítico de la historia y no podían esperar que los demonios obedecieran a su superior.

Debido a este contratiempo el rey demonio avergonzado por no poder traer de vuelta a sus súbditos intenta ayudar al grupo con diferentes tareas y dejar de hacer el ridículo. 

Todo nuestros héroes comienzan a prepararse para la inminente batalla con la bruja.

 

Por otro lado los dioses…

“Queridos hermanos y hermanas, Mortis y Dest han ido en contra de una de las reglas sagradas más importantes de toda nuestra comunidad, mi resolución es que deben ser duramente castigados.”- dictamina Zomberk.

“Supongo que propones el mismo castigo que utilizamos contigo ¿no es así Zomberk?”- pregunta uno de los dioses sentados en la gran mesa.

“Así es gran Elgien”

“El castigo divino es uno de los castigos más peligrosos y destructivos que existen, no solo pretendes castigarlos sino vengarte por lo que te hicieron ¿estoy en lo cierto querido Zomberk?”-cuestiona una diosa en el otro extremo de la sala.

Zomberk aprieta los puños y agacha la cabeza en señal de impotencia.- “Ellos me lo quitaron todo, es mi momento de quitarles todo a ellos, el tiempo siempre está de mi lado Arcadia…”

Los dioses silenciados por sus palabras comprendían sus motivos, aunque no lo apoyaran en su venganza lo entendían, por lo tanto terminaron por acceder a sus peticiones de castigar a los traidores Mortis y Dest con el ‘castigo divino’ a mitad de potencia en vez de la potencia normal y destructiva que se solía usar.

La batalla era tan inminente que hasta los aldeanos de la villa presentían que algo sumamente importante estaba por ocurrir en el interior del frondoso bosque.

“¿Sientes eso?”- se oían los murmullos de un muchacho a su padre.

“En estos tiempos el bosque tiembla como cuando ocurrió aquel incidente en el palacio. Este sentimiento de incertidumbre y miedo que atenaza mi alma no puede significar otra cosa que una gran catástrofe… Será mejor si hoy volvemos temprano a casa. Este ambiente no presagia nada bueno, huele a muerte…”- el hijo del hombre temblaba más conforme su padre hablaba. El joven sentía lo mismo que el hombre. El ambiente cargado con un sentimiento de muerte inminente y dolor congelaba la sangre de todas los pueblerinos. Las nubes negras iban cargadas de malos augurios que aterraban a las almas de los humanos y conforme pasaba el tiempo la lucha se hacía cada vez más presente en el palacio escondido en lo más profundo del bosque. Allí donde los humanos jamás osaron llegar se desataba el desenlace de una historia que había abarcado años y que por fin conseguiría un final.

Al caer la noche los demonios se pusieron en movimiento. Su objetivo era el castillo donde nuestros protagonistas se refugiaban. La bruja junto con los dioses se acercaban lentamente al lugar como si quisieran evaluar la situación antes de actuar o hacer algún movimiento. 

Hades que estaba junto a uno de los ventanales de la segunda planta vió como su ejército se acercaba a su posición con malas intenciones. Ese fue el momento oportuno para dar la voz de alarma.

“Ya están aquí.”- dijo mientras terminaba su copa de whisky. Todos se giraron en su dirección para asegurarse que no era broma. Viendo lo evidente comenzaron a equiparse las armas con las que lucharían.

“¿Cuánto tiempo creéis que tenemos antes de que empiecen a atacar?”- un segundo después un estruendo sonó haciendo que las paredes de la sala retumbaran como si fueran de papel.

“Creo que eso responde tu pregunta”- dijo Drifas con una sonrisa irónica en su rostro mientras iba en dirección a la salida.

“Es el momento de dar todo de nosotros mismos y demostrar que los pateadores de culo somos nosotros no ellos.”- dijo Droiner siguiendo a su hermano.

“Es ahora o nunca Amelia. Vamos a brillar.”- Clary le dió un empujón a Amelia.

“Tienes razón vamos a patear brujas.”- ambas salen con motivación de la sala.

“Solo quedamos nosotros… creo que deberíamos seguirlos”- opina Hades hacia el príncipe maldito. Este último se da la vuelta sin pronunciar ni una sola palabra y desaparece.- “Que modales…”- finalmente sale para unirse al resto.

El jardín de palacio se convirtió en un gran campo de batalla. Los demonios se encontraban en el extremo norte junto con la bruja Prix y los dioses, mientras los héroes se encontraban en la mitad sur de los jardines. Contemplaban al gran ejército de demonios como si fuera una marabunta monstruosa capaz de poder absorberlos a todos de un solo golpe.

“¡Bruja, ese ejército no te pertenece! ¡Devuelve lo que has robado!”- grito a todo pulmón el rey del inframundo.

De entre las sombras una figura femenina apareció dejando a su paso un rastro de muerte y podredumbre. Las plantas que tocaba su vestido negro se marchitaban al instante como si hubiesen sido quemadas.

“Pero si el rey del infierno nos honra con su magnánima presencia. Que alegría me da saber que podré adquirir tu poder tras acabar con tu miserable vida”- Prix soltó una gran risotada al más puro estilo cruella de vil.




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