Y sobre todo teme a los cuervos.
La misma vieja historia volvía a pasar por mi mente en este momento, al final como no iba a suceder, si en esta noche la luz de la fogata iluminaba igual que en aquella vieja historia. Una noche de Fin, con el frío del invierno que se acercaba, ese tipo de noches que la brisa la sientes en los huesos. Con su silencio que te recuerda que estás solo en la habitación y hace que tus pensamientos resuenan hacía ti. Con la soledad de un viajero, que ha recorrido más caminos de los que puedes contar con los dedos, la soledad de ser un desconocido que no es bienvenido.
Y ahí me encontraba yo, en medio de una noche de Fin con la esperanza de un Comienzo, al final ¿Qué otro momento podría ser más adecuado para uno? Como en esa vieja historia; la caída del Gran Ciclo empezó con una noche como esta. Una caída que en lugar de hundirnos, nos otorgó la esperanza que todos necesitábamos. Terminando con la dictadura Jidoux dándole inicio a nuestra era, la Era del Nacimiento. Un Comienzo que se ha mantenido durante mil doscientos años, uno que estaba próximo a terminar.
En una noche como esa, la esperanza que nos daban las historias empezaban a cambiar el sentido al de un iluso que intenta engañarse a sí mismo. Al final tenía que ser sincero, era un buen guerrero pero estaba muy lejos de ser el héroe que necesitaban, este mundo dejaba de ser de héroes cada noche que pasaba y se convertía en un lugar de demonios. Pero no había nadie más a quien encargarle una misión como esta, llevaba el peso de esa realidad en su uniforme, que al igual que los otros que lo habían conseguido juntos ganando la Bendición.
Uniforme que comprendía de una camisa, pantalon, botas y una gabardina. Las prendas eran negras en su mayoría, con líneas rojas en todos sus bordes. Cada una de estas guardaban secretos para los atributos de su usuario. El mío tiene piezas de metal en cada parte que se articula, todos los uniformes a simple vista daba la impresión de ser iguales, como los tres uniformes que se acercaban al fuego.
-Llegaste muy tarde para ser el más rápido Crech-una sonrisa apareció en mi cara, esa clase de sonrisa que se dan después de no ver a un amigo por mucho tiempo.
-Lo dice el sujeto que lleva media semana esperando en el pueblo- y la misma sonrisa apareció en su rostro.
-Han pasado once años desde que nos reunimos en un lugar así-dijo Lizark-¿ Cuánto tiempo vamos a discutir aquí Hash?
-Hasta que tomemos una decisión Liz-dijo Zenk mientras tomaba asiento en uno de los troncos alrededor de la fogata-. Solamente nos falta un mes para la próxima luna y aun no sabemos quienes van a ser los candidatos de la doceava generación.
-No hay tiempo para seguir estas estúpidas tradiciones mientras que aún persisten los conflictos en el Collar de Hielo-hablo Lizark tajante respondiendo a la manera en la que le habló el más viejo del grupo. Al final siempre habían tenido ideas diferentes cuando nos tocaba decidir sobre nuestros futuros movimientos.
-¿Aún sigues preocupada por un conflicto que sucede a miles de kilómetros de nuestra ubicación actual?-pregunté sabiendo que existían cosas más importantes sobre las que pensar.
-No la mires con esa cara Hash, sabes muy bien que todo ese problema lo ocasionamos nosotros- dijo Zenk mientras reflexionaba tocándose la barba sobre el camino que iban a recorrer finalizada esa noche.
-Es verdad que nunca debimos entrar en esas ruinas, el jefe aún sigue mal y ya pasó un mes-hablo Crech-. Pero él ya tomó una decisión Liz, ninguno de nosotros está entusiasmado con la idea, pero sabíamos desde el inicio que si llevábamos este uniforme no nos iban a gustar todas las decisiones.
El silencio volvía a invadir aquella noche donde resonaban los chasquidos de la madera quemándose y las hojas de los árboles al moverse con la brisa. Todos recordamos partes de esa noche en las Ruinas del Cierre, algo no había salido bien esa noche. Habíamos seguido todas las pistas hasta ese mismo lugar, después de cuatro años de seguir fantasmas pudimos unir toda la información y solo nos dirige hacia un lugar, una habitación aparte sin descubrir de las ruinas. Más lo que se encontraba en ese lugar nos atacó, no pudimos hacer nada y entendimos que ninguno de nuestro grupo podía pararlo.
Recordaba ver como el jefe le ponía a raya mientras escapamos del lugar, para luego verlo salir casi muerto con la ayuda de Zenk. Todos lo habíamos visto y habíamos escuchado las mismas palabras cuando el jefe pudo hablar después de recuperarse.
-Encontré dos Eruditos en un mismo pueblo...-hable sabiendo que selle el futuro de ese lugar cuando las palabras salieron de mi boca.
-Es imposible-dijo Zenk con la incertidumbre en su voz viéndome a los ojos para tratar de descubrir si estaba jugando con él.
-La única posibilidad de que eso sea verdad es que uno esté a punto de morir como en las islas de la Luna-hablo Liz quitándole peso a mis palabras.
-Tienen la misma edad, la misma con la que participe yo-puntualice tajante para dispersar cualquier duda de lo que decía-.Tienen la edad suficiente para participar en la prueba.
Una vez jugada esa carta no había vuelta atrás, el Comienzo era inevitable en este momento de la noche y los cuatro lo sabíamos, no podíamos desperdiciar una oportunidad como esta. Si la duodécima generación contaba con la fuerza de dos Eruditos podían tener la posibilidad de conseguir triunfar donde nosotros fallamos.