Pffff. ¡Y para nada! Habia olvidado que el vuelo salia a las 7:00 y Chase quería que llegáramos temprano al aeropuerto, o algo así. Mi alarma sonó 5:30 me desperté y tape mi cara con la almohada quejándome en silencio. Luego me senté.
-¡Calla esa cosa maldita sea!- se quejo Sabrina. Aguante las ganas de reír, y me escabullí a mi cuarto. Luego recordé que el calentador estaba dañado, y el agua era aun mas fría en la madrugada. Así que teclee a Chase, ¿se supone que ya debería estar despierto no?
<<Oye, lamento molestarte a esta hora. Pero técnicamente estoy despierta por tu culpa. Mi calentador sigue dañado, ¿puedo ducharme en tu casa?>>
La respuesta de Chase no tardo
<<Claro nena, ven cuando quieras>>
Una estúpida sonrisa se formo en mi rostro. Adoraba que me dijera nena. Nena. NENA. NENAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. Deje mis tonterías de niña y me levante de la cama dirigiéndome a la planta de abajo con mi paño en la mano. Quite la cerradura a la puerta y salí. Toque suavemente a la puerta. Un Chase completamente me abrió.
-¿Porque no tienes cara de sueño?- reclame. El rió dándome paso a su departamento.
-Tengo despierto un rato- respondió cerrando la puerta- en cambio tu parece que te caíste de la cama ¿que te paso?- bromeo tomando un mechón de mi cabello. Le golpee la mano.
-¡No toques!- advertí, alejando mis rizos de el.- Adiós- dije dirigiéndome directamente al baño. ¡Así es señoras y señores, ya me tome la confianza suficiente para pasar directamente sin preguntar o pedir permiso! Igual no parece importarle mucho- Si no salgo en mucho rato, es porque me quede dormida en la ducha- advertí entrando al baño.
-Eso no puede pasar- dijo Chase alzando la voz desde la sala.
-Si eres yo si- respondí cerrando la puerta. No pase el seguro temiendo que en realidad pasara. Conociéndome....
20 minutos después salí de la ducha. Si, 20 minutos, porque decidí lavarme el cabello. Tenia días sin lavarlo, y cuando eso pasa se pone esponjoso y feo, y como no se que hacer con el me hago una cola o un moño. Y no estaba dispuesta a conocer a los padres de Chase con mi pelo así. Por suerte había llevado mi ropa conmigo, y mi maquillaje. JAJAJAJA Dios, soy un caso, lo admito, traje mi ropa, mis tacones, hasta mi maquillaje y no mis suplementos de higiene. Comencé a reír ante la situcacion. Se escucharon tres toques en la puerta.
-¿Candace, ya estas lista?- pregunto Chase.
-Ya casi- respondí. El abrió la puerta asomando su cabeza.
-Espero no te moleste, pero me tome la libertad de hacer el desayuno- respondió encogiéndose de hombros.
-Esta bien, no tenias porque molestarte- le dije mientras seguía maquillándome- Espero no te moleste, pero como estaba medio dormida olvide tomar mi jabón y mi champú, así que use los tuyos- añadí mientras tomaba mi rimel y seguía en la labor de levantar un poco mis pestañas. Cuando logre el resultado que quería me dedique a acomodar un poco mis rizos locos. Chase seguía aun con la mitad de su cuerpo dentro del baño y la otra mitad fuera. Su mirada estaba desenfocada- ¿Chase? ¿Estas ahí?- dije agitando mi mano frente a su rostro. El reacciono repentinamente.
-Ehh... Si, estoy... aqui- dijo levantando la mirada y mirando lo que hacia.
-¿Escuchaste lo que dije?- pregunte. El asintió.
-Si, esta bien, no te preocupes- dijo. Luego siguió parado mirando todo lo que hacia- Ehh. Voy a... Te espero afuera- dijo saliendo y cerrando la puerta tras el. Supongo que se dio cuenta de que parecía un acosador mirando todo lo que hacia. Un acosador muy sexy, con toda su atención en mi, sus ojos avellana fijados en mi, su carnosa y jodidamente bien proporcionada boca entreabierta. Y su cabello marrón alborotado.
¡Candace deja de pensar cosas sucias sobre Chase!
Hice caso a mi orden mental y tome mis cosas, saliendo del baño. Deje mi paño y mi bolso de maquillaje sobre el mueble y me dispuse a colocarme mis tacones, mientras me dirigía a la mesa de la cocina en donde se encontraba Chase sentado y escribiendo algo en su teléfono.. Me miro divertido mientras me estabilizaba en un tacón poniéndome el otro. Lo que usaba era sencillo, una falda de tul negra estilo campana, que me llegaba hasta la mitad del muslo y un cardigan rosado, igual al que había llevado a casa de mis padres, solo se veía un pequeño espacio entre el final del cardigan (un centímetro sobre mi ombligo) y el principio de la falda (un centímetro debajo del ombligo) Ajuste mis dos tacones negro punta fina y me senté frente a Chase.
-No tenias que arreglarte tanto, solo vamos a casa de mis padres- dijo el dejando su teléfono en la mesa.