Chase se quedo una semana mas en Los Angeles dada la condición de su padre, por lo que en esa semana estuve errando por el departamento como un fantasma, gracias a que no podía salir del departamento porque el condenado paparazzi no tardo ni un día en revelar el sitio en donde me estaba quedando. Tampoco podía ir a casa de mis padres porque seria el primer lugar en donde buscarían, por lo que decidí simplemente quedarme ahí.
Tuve que renunciar al trabajo, puesto que si salia seria un caos total, Sam sin embargo continuo yendo a su lugar de trabajo habitual, sin ser interrumpida por los fotógrafos.
Un taxi me llevaría a donde se estaba quedando Chase. El había llegado hace aproximadamente 3 horas de LA, y me pidió que lo viera en su nuevo departamento para evitar causar revuelo si se presentaba aqui. Afortunadamente nadie había revelado la hora de llegada de Chase a Nueva York, por lo que pudo llegar tranquilamente a su nuevo hogar.
-¿Estas lista? El taxi te espera abajo- dijo Sam apoyada en el marco de mi puerta. Mire mi reflejo en el espejo por ultima vez y tome los tacones que estaban junto a mi cama, salte en un pie para poder ponérmelos y salí corriendo por las escaleras, tome mi bolso y estaba a punto de cerrar la puerta cuando Sam me detuvo.
-¡Espera!- dijo. Saco un pañuelo negro del bolsillo trasero de sus jeans. Recogí mi cabello en un moño sobre la nuca y Sam se encargo de acomodar el pañuelo sobre mi cabeza, le hizo un nudo justo debajo de mi cola y me dio una sonrisa alentándome.
Corrí hacia el elevador y presione el botón varias veces, en cuanto estuve adentro puse un chal sobre mis hombros, me coloque mis gafas de sol y salí al vestíbulo, con mi disfraz. Pase al portero y salí del edificio sin levantar sospechas. Subí al taxi que me estaba esperando y le di las indicaciones para llegar al lugar de Chase.
Estuve pendiente de que no nos siguieran en el trascurso hacia el departamento, y aproveche cuando la luz del semáforo se puso en rojo para quitarme todas las cosas que llevaba encima. Guarde el pañuelo y el chal en mi cartera y deje solo mis lentes de marca.
Habia decidido venir tan arreglada porque sabia que el lugar en donde se estaría quedando Chase no seria un lugar sencillo, pues había escuchado que su padre se lo había regalado antes de que se mudara al departamento frente a mi casa. Por lo tanto, no seria menos que ostentoso y elegante, razón suficiente para ir arreglada.
En cuanto estuvimos frente al edificio me agradecí internamente por haber venido así, era todo lo que imaginaba, elegante, pero moderno. No esperaba menos del señor Taylor.
Pague al taxi y me baje admirando la estructura del edificio, pase las puertas de cristal y me acerque al portero, que estaba sentado detrás del escritorio, en cuanto colgó el teléfono que mantenía pegado a su oreja desde que llegue me miro.
-Oh, usted debe ser la señorita Candace- dijo. Asentí levantando mis lentes hasta el nacimiento de mi pelo.- El señor Chase la ha estado esperando desde hace media hora- dijo.
-Gracias- dije dirigiéndome hacia el ascensor luego me gire, para regresar a donde se encontraba el portero, había olvidado algo importante. Por suerte no tuve que dar ni un paso pues el venia detrás de mi.
-El suyo es el penthouse - dijo el joven portero respirando aceleradamente gracias al tramo que tuvo que correr para alcanzarme.
-Garcias...- fije mi atención en la etiqueta pegada a su uniforme- Donn- dije con una pequeña sonrisa. Asintió y me dirigió a su puesto. Subi al ascensor y marque el piso correspondiente, escuchando la agradable música que sonaba como a olas del mar, en ese momento fue que me di cuenta de la pantalla sobre los números, la imagen de una playa repentinamente cambio, y ahora era de una selva, sonidos correspondientes salieron de los altavoces, y en ese momento se abrió la puerta. Salí y camine por el corto pasillo hacia la única puerta existente, toque y espere a que abriera.
No paso mucho tiempo hasta que un rostro conocido apareciera frente a mi, me recibió con su sonrisa de colgate y se puso a un lado para dejarme pasar. En cuanto entre mire todo con admiración. Un ventanal de vidrio, desde el techo hasta el suelo, la sala consistía en muebles blancos agrupados unos cerca de otros y una mesa de caoba en el centro de estos un televisor frente a los muebles y una pequeña pared dividía la sala de la cocina, y el resto del departamento. La cocina era espaciosa, y moderna como todo el lugar. Luego un pasillo en el que habían diferentes puertas.
-Es hermoso- dije regresando a la sala, en donde se encontraba Chase sentado en un mueble con las manos extendidas a los lados como si estuviera abrazando a dos supermodelos. Palmeo el espacio vacío junto a el indicándome que me sentara. Tire mi bolso sobre la mesita y me quite el abrigo que cargaba poniéndolo en la esquina del mueble en forma de L y guarde mis lentes de sol en mi bolso.
Chase rió.
-¿Por que cargabas todo eso?- pregunto con una sonrisa divertida.