¿Que harías si la chica de la que estas malditamente enamorado se escapa en un taxi sin darte explicaciones?
Al principio me quede mirando como el taxi en el que iba se alejaba, y se mezclaba con otros carros en la avenida. Luego me entro el miedo, el miedo de perderla, no luche por ella lo suficiente y pasamos por tantas cosas para que ahora se fuera sin decir nada.
Un taxi justamente se estaba orillando y un chico un poco desgarbado y con lentes iba a subir a el. Corrí hacia donde se encontraba el taxi, empuje al nerd quien estaba a punto de subirse y subí yo.
-Lo siento, lo necesito mas que tu- dije mientras nos íbamos alejando de la acera. El chico se ajusto sus gafas, tenia una mirada asustada y confundida. Probablemente pensó que yo iba a asaltar un banco o algo así.
Cuando llegamos al edificio de Candace lance un billete de 100$ al conductor y salí corriendo hacia el lobby, llame al ascensor unas cuantas veces y pulse el numero del piso al que me dirigía. En cuanto las puertas se abrieron corrí hacia la puerta de su departamento y toque el timbre repetidas veces. Escuche pasos que corrían por las escaleras y pensé en ella.
En ese momento la puerta se abrió, todo paso como en cámara lenta, Sam dijo algo pero no la deje terminar, empuje la puerta contra la pared para poder entrar al departamento.
-¿En donde esta?- dije mirando hacia todas partes. No había rastro de ella, o al menos no aqui- ¡¿En donde esta Sam?!- exclame. Mi voz abordada en la desesperación.
-Chase tienes que calmarte- dijo Sam poniendo su mano en mi hombro.
Me desplome en el suelo.
-Ella se fue, sin decirme nada. Se que algo anda mal- dije, mi voz quebrándose mas con cada palabra que decía.
-Tienes que darle tiempo, cuando los dos estén mas calmados pueden hablar- dijo Sam tranquilamente. Luego de unos segundos me levante del suelo y me dirigí hacia la salida, cerrando la puerta al salir.
Resignado, me dirigí a mi departamento. Ya era tarde, por lo que al llegar me dirigí directamente a mi habitación, me quite toda la ropa quedando solo en boxers y caí en la cama. Estuve rodando de casi por una hora en la cama, sin poder conciliar el sueño, preocupado por lo que podría pasar entre Candace y yo.
Mis ojos fueron cerrándose lentamente....
En ese momento sonó el timbre. Me levante de mala gana dirigiéndome hacia la puerta.
-¿Que?- gruñí en cuanto la abrí. Una chica rubia estaba parada frente a mi en un vestido rojo escotado.
-Hola- saludo saltando a mis brazos.
-Vanessa- me queje, alejándola de mi.- ¿Que quieres?- pregunte. Ella hizo un puchero.
-¿Una amiga de años viene a visitarte y así es como la tratas?- pregunto ofendida.
-¿Como sabes en donde vivo?- exigí. Se encogió de hombros.
-Un pajarito me lo dijo- respondió simplemente- ¿No vas a invitarme a pasar?- pregunto haciendo una mueca. Abrí la puerta dejando que pasara.
-Adelante- dije un poco irritado. Ella miraba todo con admiración.- Voy a cambiarme, ya vuelvo- le dije dirigiéndome a mi habitación. Tome un short y una camiseta y me los puse, saliendo de nuevo a la sala.
Vanessa estaba escribiendo en su teléfono.
Carraspee sentándome a su lado.
-¿Para que viniste?- pregunte. Ella me miro con sus grandes ojos azules.
-Para verte, escuche lo de tu padre- dijo fingiendo lastima. Rode los ojos mientras no me veía.
Hablamos un rato sobre cosas triviales, y de repente ella se abalanzo sobre mi pegando sus labios a los míos, abrí mucho los ojos alejándola de mi.
-¿Que sucede contigo?- le pregunte levantándome. Pase el dorso de mi mano por mi boca para quitar su pintura roja de mis labios.
-Supuse que estarías solo y necesitabas compañía, así que pensé en venir.
-Pues no necesito de tu compañía- me queje- Creo que ya es hora de que te vayas- la tome del brazo y me dirigí a la puerta, la abrí y la empuje fuera.
-¡Ay! Eres un imbécil- dijo ella corriendo hacia el ascensor.
-¡Ya me lo han dicho antes!- grite.
En ese momento note una chica parada junto a la puerta viendo toda la escena.
Me miro con los ojos llenos de lagrimas y se dio la vuelta.
-¡Espera!- dije tomándola del brazo.- ¿A donde crees que vas?- le pregunte.
-Vengo a tu departamento, pensando en hablar contigo y veo a esa perra salir de ahí con su pintura de labios regada y tus labios rojos. ¿A donde crees que me voy?- dijo, con las lagrimas saliendo de sus lindos ojos.