En un lugar de este basto mundo se encuentra LA CIUDAD SIN NOMBRE. Este sitio es el más bello de todos aquellos que mis viajes me han hecho ver. Sus calles son rectas perfectas en un orden simétrico tal que si un viajero entra por una de ellas y camina en línea recta sale por la misma calle.
Lo primero que uno ve al entrar en tan magnifica ciudad además de su perfección es la zona de casas que rodean el lugar. Así es querido amigo, todas las personas viven en perfecta armonía en los alrededores en conjuntos de casas igualmente simétricas. Aunque cada casa en el exterior pareciera igual al resto lo de adentro tiene sus particularidades. Esto solo es el principio.
Una vez que uno deja las zonas habitacionales se da uno cuenta que todo esta no solo simétrico sino que además cada cosa está en un completo orden.
Como ya dije la primera zona es la habitacional, enseguida esta la zona dedicada a las personas que han dejado de trabajar y que son cuidadas hasta el final de sus días. Una vez dejado ese cinturón de la ciudad continuamos con la zona de escuelas, después esta la laboral, la recreativa, la gubernamental y por ultimo formando un cuadro en la parte central de la ciudad está el parque principal y la explanada de armas.
Todo lo anterior no quiere decir que cada zona no tiene otra cosa que la designada al contrario dentro de cada franja hay pequeños lugares que sirven para otros propósitos ya que por toda la ciudad hay más parques, restaurantes, zonas de reunión y todo tipo de esparcimiento.
Todo lo anterior solo te lo digo querido amigo lector y amiga lectora para que te des una idea de lo que a continuación he de contarte.
Esa mañana como cualquier otra en la Ciudad sin Nombre todo era tan normal como siempre.
En la zona habitacional los primeros que pasaron son los autobuses que llevaron a todos y cada uno de los niños y niñas en edad escolar a sus respectivos colegios, una vez que pasó el último siguieron aquellos que se llevaban a los adolescentes y por ultimo a los jóvenes. Ya sin estudiantes, los adultos comenzaron a irse a sus lugares de trabajo ya sea en sus propios coches, autobuses o en bicicletas.
Sin importar quien seas lo primero que debe uno hacer es ir con los ancianos para saludarlos y una vez hecho esto ahora sí vas a tus estudios o a tu trabajo.
Como ya dije aquella mañana parecía de lo más normal, sin embargo, para esos momentos muy pocos o nadie se dio cuenta de algo que estaba pasando en el centro de la ciudad.
Era como si desde el principio de los tiempos hubiera estado allí, parecía parte del paisaje, como un fantasma que siempre estuvo pero que hasta ese momento se dejó ver. El primero que lo vio fue el gobernador ya que su oficina tiene un ventanal hacia el parque central y su escritorio siempre mira a ese lugar. No le tomó importancia, pero le extrañó, ha de ser algún viajero que pasó la noche en el parque se dijo a sí mismo ya que de vez en cuando los viajeros se quedan allí, de manera personal el día que llegué dormí en una banca hasta que amablemente me invitaron a un refugio para viajeros.
Mandó a un guardia para hacer lo mismo con ese nuevo viajero, pero una vez que el hombre llegó a donde estaba el extraño personaje se quedó como si estuviera encantado por una extraña magia. Enseguida el viajero de entre sus ropas sacó un instrumento parecido a un arpa y con sus manos comenzó a tocar.
Las bellas notas que salieron del instrumento comenzaron a invadir no sólo los alrededores del parque sino toda la ciudad, a pesar de la distancia, todas y cada una de las personas escucharon las notas y como si se tratará de un llamado dejaron sus actividades para seguir el origen de la música.
Poco a poco el parque y la explanada comenzaron a llenarse de gente hasta que no hubo gente en otro lado que no fuera alrededor del extraño personaje. Incluso yo mismo que estaba a punto de irme sin saber cómo, repentinamente estaba en esa multitud.
La ropa del hombre era una túnica café muy gastada que cubría hasta su cabeza y parte de su rostro. Los cabellos que caían y se dejaban ver que eran grises por lo que asumí era un anciano, sus manos casi esqueléticas solo parecían estar unidad por una piel tan delgada que daba la impresión se rompería en cualquier momento, de su rostro, aunque parezca extraño, lo único que recuerdo son sus ojos que no parecían los de un anciano, no, todo lo contrario tenían el fuego de la juventud y los deseos de la vida.
Como si supiera que ya toda la gente de la ciudad estaba reunida, repentinamente dejó de tocar la melodía que nos había llamado y su acto inicio.
Una nueva música comenzó a dejarse escuchar, pero además llevaba dentro se cada nota la magia de las palabras. El hombre no movió sus labios pero una voz se dejó oír.
SOY EL VIENTO QUE LLEVA EL MENSAJE, SOY EL AGUA QUE CANTA LA HISTORIA, SOY EL FUEGO QUE DA FORMA A LAS IMÁGENES, SOY LA TIERRA QUE ES EL RECUERDO. MI NOMBRE FUE DESTERRADO DE ESTE MUNDO HACE MUCHOS AÑOS Y POR ELLO SE ME LLAMA TROVADOR. MI PUEBLO DEJO DE EXISTIR Y POR ESO VIAJO EN BUSCA DE UNA NUEVA NACION. SOY LA EXISTENCIA EN CADA UNO Y LA NADA QUE INVADE EL ALMA. SOY LA LUZ DEL DIA Y LA OSCURIDAD DE LA NOCHE. SOY LA VOZ PERDIDA DE UNA HISTORIA OLVIDADA.
Esas fueron las palabras que escuché y enseguida con su instrumento y las notas comenzó a narrar lo siguiente que trataré de escribir con letras lo más fiel posible.
Editado: 22.09.2021