Las montañas nubladas, el único lugar al que el mal no desea ir y sólo dirigen sus pasos aquellos que sin miedo a la muerte desean la verdad.
Un susurro se escuchó y un par de caminantes tomaron el camino con dirección al hogar del hombre al que llamaban El Escritor. Guerrero y hechicero convencidos de que de este modo lograrían encontrar a su enemigo y a la princesa siguieron el camino hasta la cima de una de las montañas sin importar los peligros a los que se tenían que enfrentar.
Una vez en la entrada del escondrijo del escritor un aire de terror se dejó sentir, pero a pesar de eso ambos entraron. La entrada era la de una cueva común y corriente, sin embargo conforme se fueron adentrando al lugar vieron como las paredes se convertían en enormes estantes llenos de libros, todos ellos empastados con un extraño material rojizo que el guerrero nunca había visto. Lentamente se acercó al uno de ellos y aunque en un principio no tenía letra alguna en su lomo unas letras doradas se comenzaron a escribir como por arte de magia.
- Eternidades - leyó asombrado -extraño nombre para un libro - y miró el siguiente con el mismo efecto - la leyenda de Akredienth
- No sigas amigo le interrumpió el hechicero esos son más que libros, si no conoces su poder pueden perderte en el infinito, al parecer El Escritor no está y que mejor ya que de este modo tal vez encontremos con más facilidad lo que buscamos
Al fondo de la caverna vieron una luz y poco a poco se acercaron para descubrir un extraño aparato resplandeciente en donde las palabras estaban encerradas detrás de una ventana y frente a ella una tabla con extraños símbolos que asemejaban letras.
El hechicero se acercó a la ventana y leyó Al fondo de la caverna vieron una luz y poco a poco se acercaron para descubrir un extraño aparato resplandeciente en donde las palabras estaban encerradas –
- Veo que finalmente llegaron, los estaba esperando, pero quise que este momento fuera emocionante y por ello hice esta pequeña escena el hombre que tenían frente a ellos era de mediana estatura y piel morena, con cabello castaño y corto peinado de manera extraña, sus raras vestiduras eran completamente negras y tenía puestas una gafas que ante la luz del extraño aparato se oscurecían.
- Discúlpenme continuo el Escritor debo seguir con mi labor ya que me estoy atrasando escribió unas líneas en la ventana y después estas desapareciendo ante una extraña orden de sus manos Ahora sí, esto lo escribiré más adelante, sé a lo que han venido y créanme no les saldrá nada barato, pero aun así hablemos
- Entonces ¿sabes lo qué pasará? Agregó el hechicero.
- ¡Oh! si que lo sé, soy el escritor y en este y otros mundos se lo que pasó, está pasando y pasará, pero sabes que lo único que sabrás de mi es lo necesario ya que a veces las cosas cambian de un momento a otro y eso ni yo lo puedo predecir
- Bien, dinos aquello por lo que hemos venido
- Primero el pago- comentó el Escritor estirando su mano en símbolo de cobro.
- Estoy a tu servicio dijo el hechicero.
- No, tú no, él debe pagar agregó señalando al guerrero.
- No tengo nada de valor dijo el guerrero lo único que poseo son mi armadura y mi espada.
- Mis servicios no valen oro, son más caros que cualquier material en este mundo, es tu historia con la que me voy a cobrar
Sin decir una palabra más el Escritor introdujo su mano al corazón del guerrero y una luz resplandeciente salió de su pecho para después introducirse en el extraño aparato.
- Lo que buscan está en el desierto de hielo, al norte del continente, es el palacio de jade negro, sé que llegarán ya que así esta decidido. ¡Ah! antes vayan por su amigo ya que regresa a su castillo con lo que les prometió pero como esa es parte de otra historia no lo narraré aquí presuroso una vez con la información que buscaban se dirigieron a la salida los héroes, pero antes el Escritor susurró al oído del guerrero es un excelente papel el tuyo, antes podías hacer cosas para impedir mi trabajo ahora me perteneces por completo y seré yo quien decida el fin de esta historia
El guerrero no comprendió del todo las palabras del Escritor pero antes de salir vio que en el último estante había un nuevo libro llamado "El canto del trovador" y había un hueco para otro más.
Editado: 22.09.2021