Quedamos en que hoy Kai y yo llevaríamos a Maya a la escuela. Salimos con Maya a fuera de la casa y nos encontramos con Kai dentro de su camioneta.
-Suban.
Maya subió atrás y yo en el asiento del copiloto.
-¿Listas?- preguntó
-Si- respondimos Maya y yo al mismo tiempo
Kai encendió la camioneta y nos dirigimos hacia la escuela. La gente actuaba normal, como si nada hubiera pasado. Todos tranquilos sin preocupaciones.
Llegamos a la escuela de Maya, todos los niños y pre-adolescentes entraban a la escuela sin ningún problema. Kai bajo de la camioneta yo hice lo mismo.
-¿Ya puedo bajar?- preguntó Maya aún dentro de la camioneta.
-Si, ya puedes bajar- respondí
Maya bajo de la camioneta y decidí acompañarla hasta la entrada. Kai decidió recorrer el lugar para observar si había algo raro.
-¿Vendrán a buscarme de nuevo?- pregunta Maya antes de entrar a la escuela
-Si- respondo
-¿A que se debe esto Phoenix?
Maya no debe saberlo, no por ahora.
-Solo que papá se preocupa por ti, y es por eso que nos contrato a Kai y a mi para ser tú guardaespaldas- miento. A veces mentir no me quedaba bien
-Haré como que te creo- dijo mostrándome una sonrisa inocente- Adiós Phoenix.
Maya entro a la escuela con los demás alumnos y yo decido regresar a la camioneta. Al ver que Kai aún no regresó, subo a la camioneta a esperarlo.
Vi a Kai salir de un callejón, y se acercó a la camioneta.
-¿Alguna novedad?- pregunte una vez que subió a la camioneta
-Nada, no hay nada, solo simple niños odiosos- Solté una risa al oír eso.
-¿No te agradan los niños?
-No- responde neutral- Son seres llorones, manipuladores y siempre hacen bromas pesadas. Por eso no me caen bien los niños.
-Adivino. Uno de ellos acaba de insultarte.
-Si, acaba de llamarme viejo amargado.
Solté una carcajada al oír su tono de voz, parecía un niño.
-¿Qué te causa gracia?- pregunta con el ceño fruncido.
-Pues que el niño tuvo razón- digo sin parar de reír- Kai... eres un verdadero amargado, siempre andas con esa cara de "No hables porque te mato"
Imite una voz graciosa ante este último, y luego volví a reír a carcajadas, la cara de Kai era de pura gracia.
-¿Ahora resulta que serás mi hater?
Reí más ante aquella pregunta, me sostuve el estómago de tanto reír.
-Ok, ríete, ríete de todo lo que quieras doña risitas- dijo poniendo en marcha la camioneta.
Pensé que iríamos a mi casa, pero detuvo su camioneta frente a mi cafetería favorita.
Ambos bajamos y entramos a la cafetería, nos sentamos en una mesa para dos personas y su hermano se acercó a nosotros.
-¡Kai, hermano!- exclamó alegremente.
-Peyton- lo saludo Kai.
Así que el hermano de Kai se llamaba Peyton, ambos eran iguales, tenían los mismos rasgos. Solo que Kai era un poco más alto que él.
-Hola Phoenix
-Hola- le devolví el saludo con una sonrisa
-¿Que van a tomar?- preguntó Peyton
Antes de que yo pudiera responder se adelanto Kai.
-Un café expreso, tal y como la señorita lo pediría.
-Ya regreso- dijo Peyton dejándonos solos
Kai me miró y me guiño el ojo. ¿Y a éste que mosca le picó? Decidí mirar a otro lado.
-¿Es tu cafetería favorita?- pregunta haciendo que vuelva a mirarlo.
-Si- respondo
-Tú bebida favorita es él café expreso ¿no?
-Exacto ¿Cómo lo sabes?
-Sé muchas cosas de tí- responde con un sonrisa ladina
-Tu hermano te cuenta ¿no es así?- pregunto sin apartar mi mirada de él.
-No hace falta que me lo cuente.
-¿Entonces como lo sabes?- pregunto enarcando una ceja
-Hay muchas cosas que no sabes de mi palomita- responde divertido.
-Deja de llamarme palomita- contesto enojada
-¿Entonces como quieres que te llame? Princesa, Reina, o el amor de mi vida.
Le lancé una mirada amenazadora.
-¿Es broma verdad? Ninguno de todos. Llámame por mi nombre.
-Esta bien- responde cruzándose de brazos- Te llamaré palomita.
Voltee los ojos y lo miré mal.
-¿Por qué palomita?- pregunto
-Pues porque cuando ingresaste al cuartel eras una pequeña paloma, asustada y con inseguridades. Temiendo de que alguien la haga daño.
-Eso fue antes Kai, ahora ya no soy la misma.
-Tienes razón, ahora eres un puto cuervo negro esperando a alguien para sacarle los ojos. Ya no queda nada de la Phoenix que conocí hace cinco años, insegura y miedosa.
Kai tenía razón, ya no era como antes, ahora era lo contrario, no le temía a nada, no tenía miedo de enfrentarme a otras personas, ya no le tenía miedo a las armas.
-Aquí están sus pedidos- dijo Peyton interrumpiendo aquel momento acercándose a nosotros con dos cafés expresos.
-Gracias- respondemos Kai y yo al unísono.
Peyton nuevamente nos dejo solos. Kai decidió concentrarse en lo suyo y yo en lo mío.
-Iré al baño- dijo Kai levantándose para ir hacia la dirección donde se encontraba el baño.
Kai se perdió en el pasillo y yo me quedé observando a las personas en el lugar, no habían más de diez personas.
Cuando miré hacia afuera a través de los vidrios note una furgoneta negra polarizada. De allí descendieron cinco hombres encapuchados y armados.
Rápidamente me agache bajo la mesa y vi como los hombres entraban y nos apuntaron a todos.
-Rápido, tú levántate- dijo uno de ellos apuntando a otro hombre que se encontraba tomando un café.
El hombre se levantó y uno de los encapuchados lo llevó junto a la camioneta, luego llevaron a una mujer y a otro hombre.
-Vamos, vamos- dijo en un tono apurado. Todos ellos salieron de la cafetería apurados.
Me quedé analizando lo que había ocurrido, tres personas secuestradas en un día. Joder, ésto estaba poniéndose feo.
Todos los que estábamos allí nos quedamos asustados. Por mi parte aun no me he levantado del piso.
-Phoenix, Phoenix- dijo Kai acercándose a mi preocupado- ¿Estás bien?