Al despertar al día siguiente, todo estaba tranquilo, tanto que podía escuchar el cantar de los pájaros y el viento soplando en los tejados, me pongo de pie frente a mi ventana; la vista que tenía de él
amanecer era deslumbrante, y eran los buenos días perfectos para empezar con mi mañana .
Salgo de mi habitación ya duchada, y me dirijo hacia el comedor; donde escuchó a mi madre y a mi padre entre risas , lo que me extraña, pero también me ponía feliz por ambos, doy los buenos días y ellos me los devuelven, y aunque no sé porqué eso hizo mi mañana aún más perfecta.
Tomó asiento en una butaca, que está justo en medio de ellos y me sirvo el desayuno, esta mañana habían preparado Hot cakes con frutos rojos y un poco de jugo de naranja, hasta ahora todo iba bien y podría mejorar.
Después de que todos termináramos el desayuno, nos sentamos a ver una película, era romántica, y en los primeros segundos de ella mi madre y yo comenzamos a llorar como dos románticas empedernidas, y mi padre comenzó a reír, por primera vez estábamos siendo una familia feliz; aunque no duraría mucho.
En la hora del almuerzo, yo decido preparar la comida favorita de todos, mientras mis padres buscan otra película, para continuar con este día familiar. Nuestra comida favorita era: pollo con un puré de papas , hecho a base de queso y leche y un jugo de frutillas.
Ya preparado nuestro almuerzo nos sentamos junto a la tele a ver una película de Cristiana llamada cuarto de guerra, todo era felicidad y risa, hasta que mi padre se levanta y va por sus maletas, en ese momento supe , que esa tarde tan feliz que pase no era más que una simple despedida.
Mi madre se levanta y se despide de este diciéndole te amo y dándole un fuerte abrazo, como si fuera la última vez que lo vería, luego me tocaba despedirme a mi , pero no sabía qué hacer, ni qué decir, y sólo lo abracé y le dije; espero que encuentres el camino a casa y que vuelvas con mejores costumbres y siendo un mejor hombre, te deseo lo mejor.