El Capitán y la Sanadora

Capítulo 14

Gía se quedó trabajando hasta tarde, hasta que Bertea la echó. Al salir se encontró a Arren esperándola. Era extraño volver a verse después de su discusión. Empezaron a caminar juntos hacia el castillo

-¿Puedes curarlo? – preguntó y ella un poco confundida iba a preguntar de quién hablaba hasta que cayó en la cuenta de que se refería a Reith.

-No, solo aliviarlo un poco del dolor y mejorar su condición mínimamente.

-Es una pena- dijo él pero su tono era brusco.

-Lo es- respondió pensativa , aquello la frustraba como sanadora y como amiga

-Sí, si pudieras curarlo te sería más fácil librarte de él- dijo y ella detuvo su marcha.

-¡Arren! Es mi amigo, no quiero librarme de él, quisiera poder ayudarlo, él intentó ayudarme y se lastimó.

-Es verdad, no quieres librarte de él- dijo brusco y se alejó de ella. Luego se detuvo varios metros adelante y la miró- Vamos, es tarde- la llamó. Gía iba a rebelarse pero solo iba a parecer una niña malcriada y ya no quería pelear más con él, parecía que sus últimos encuentros siempre terminaban en discusión. Se apresuró y volvieron juntos y en silencio. La acompañó hasta la puerta de su habitación.

-¿Quieres entrar? – le preguntó provocadora, pero su tono de voz denotaba que estaba enfadada por aquella custodia tan celosa.

-Que descanses- respondió Arren y se marchó.

En la tarde había visto a Reith de Fion entrar en la consulta, y aunque había deseado entrar tras él se había comportado y había esperado fuera, calmado. Y una vez que el joven se había ido ,se había quedado allí esperando a Gía, y durante la espera no había podido evitar que su malhumor creciera. Quería a Reith lejos de ella, si pudiera intercambiar su brazo sano con él para que la joven no se sintiera culpable por aquella herida, lo haría, pero no era posible y pensaba que eso siempre la ataría al heredero de Fion de alguna manera. Aquel día ambos habían estado juntos, ambos habían salido heridos y él había llegado tarde.

No sabía qué palabras decir, no sabía cómo llegar a ella, e invariablemente terminaban discutiendo.

El joven capitán estuvo taciturno en las jornadas siguientes, se ocupó de la seguridad de sus señores pero evitó interactuar con ellos, especialmente con Gía.

-¿Qué harás con Arren? – le preguntó Bertea a su discípula.

-¿Qué tengo que hacer con él?

-Creí que tú tenías algo que ver con su humor de perro rabioso, ¿no pelearon?

-No, bueno, no exactamente – intentó explicarse porque ni ella entendía cómo terminaban enfadados.

-Había recuperado su buen humor cuando volviste, pero ahora vuelve a ser un incordio para todos. Exactamente como en los años que estuviste fuera, así que pensé que tenía que ver contigo.

-¿Él no estuvo bien cuando me fui? – preguntó.

-Fue una completa molestia, niña. Así que deberías hacer algo con él antes que nos empiece a volver locos.

-Arren es un adulto, yo no tengo qué ocuparme de él. Hizo un berrinche por Reith.

-Está celoso – sentenció la mujer y la joven se quedó mirándola.

-No es eso...

-Claro que sí. Y hace berrinches como hacías tú cada vez que alguna mujer lo rondaba.

-Es diferente, Bertea.

-Es lo mismo.

-Claro que no.

-¿Lo quieres aún?- preguntó y la joven no respondió- ¿Y qué crees que él siente por ti?

-No quiero que se acerque a mí pro culpa y por su sentido del deber.

-¿Eso crees?

-Lo veo, me protege a niveles exagerados, y aún recuerdo su expresión cuando me rescató. Siente culpa, Bertea.No se perdona por no haber estado ahí.

-Sí, la siente, pero eso no quita que también te quiere. También tú sientes culpa hacia Reith de Fion, ¿y eso haría lo cortejaras o decidieras casarte con él?

-Claro que no.

-A veces uno siente culpa justamente porque no pudo proteger a los que ama, no es que los ame por culpa. Hay una gran diferencia, Gía

- Para Arren sigo siendo una niña.

-Ayyy, son tan necios ambos. Los he visto interactuar durante años, y así como todos veíamos lo imprudente que eras al perseguirlo de niña, también veo como él intenta acercarse a ti ahora. A ti, a la Gía que eres ahora. Pero eres tú quien debe verlo. Solo te pido, por el bien de todos en Skye que dejen de pelear porque su estado de ánimo nos pone tensos a todos y las lizas se vuelven un campo de tortura para sus hombres.- le dijo.

Gía se quedó pensando ¿Podría ser verdad que Arren tenía sentimientos por ella, más que el cariño y la culpa?

Tras un par de días , los invitados se fueron marchando, también Reith de Fion volvió a su hogar. Arren recuperó un poco de tranquilidad y Skye volvió a su ritmo habitual.

Gía aprovechaba cuando tenía tiempo libre para hacerle compañía a su tía, era curioso como el tiempo cambiaba la perspectiva de todo. Era muy chica cuando su tía había estado esperando a Kevan, así que ella no le había prestado tanta atención. Ahora trataba de que no se sintiera sola y de aligerar su ánimo, el embarazo ya estaba avanzado, así que había días en que le costaba moverse, además, también lo había descubierto con el tiempo, su familia y amigas estaban lejos. Era querida en Skye pero su misma condición de señora del lugar, a veces hacía que las demás mujeres guardaran un poco de distancia. Cuando su marido y su hijo no estaban alrededor, estaba bastante sola.

Quizás era que había madurado, quizás era que el tiempo hacía que uno viera a los demás bajo otra luz sobre todo porque ella empezaba a ser adulta y entendía mejor el peso de las responsabilidades, pero había empezado a comprender mejor a sus tíos.

Y porque las palabras habían quedado grabadas, también había empezado a observar más atentamente a Arren. Lo conocía desde siempre, y lo había amado, siempre había sabido que era un buen hombre, leal a los suyos, protector, inteligente, pero ahora quería conocerlo mejor , también buscaba señales, señales que indicaran que sentía algo por ella como mujer.




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