El capricho del principe (libro 1)

Capitulo 33

Ryuhito cerró la llave de la ducha, colocándose la toalla alrededor de la cintura y tomando sus cosas antes de salir del pequeño cubículo, afuera, había varios chicos en la misma condición que él, afeitándose la barba o cepillando sus dientes. Eso era lo único desagradable de vivir en ese tipo de residencias estudiantiles, los baños eran compartidos. Por lo tanto, la privacidad era mínima.

En un principio le molesto un poco, pero ya en ese punto se había acostumbrado, por eso, se acercó a los lavamanos para lavarse los dientes como si nada. O bueno, eso hizo hasta que escucho la voz que más irritación podía causarle sobre la faz de la tierra.

— ¡Uy, pero mira quien está aquí! — la voz de Dong Wan tenía ese matiz burlón característico que creía, iba a perder luego de la paliza que le dio, sin embargo, no le sorprendió que aquello no hubiese ocurrido, de todos modos — ¿Ansioso por ir a besuquearte con tu novio, principito de cuarta?

Rodó los ojos ante el comentario, antes de escupir el resto de pasta de dientes y darse la vuelta para lograr ver al idiota con la cara aún magullada, pero con la misma expresión socarrona de siempre. A su lado, sus amigos reían abalando sus burlas como si se trataran de adolescentes de quince años.

No dijo nada. Se limitó a tomar sus cosas para caminar a los vestuarios, con la clara desgracia de que lo estaban siguiendo. Quiso mantenerse firme y continúo ignorando las babosadas de Dong Wan hasta que llego a su casillero y saco su ropa para empezar a vestirse. Pero, en un momento dado, soltó una tontería tan fuerte, que no pudo hacerlo más.

— ¿Se han fijado como camina? Hasta le cuesta ponerse los pantalones, de seguro mordió la almohada toda la noche — Ryuhito apenas termino de subirse el pantalón jean antes de caminar hacia a Dong Wan como un toro furioso, acercándose hasta quedar cara a cara.

— ¿Es que quieres que vuelva a destrozarte la cara? Porque estaría encantado de hacerte el favor— siseó con los dientes apretados, mirando como su rostro se deformaba de la burla a la ira. Dong Wan no retrocedió ni un poco, alzando la cabeza en señal de dominancia. Sin embargo, volvió a recobrar la sonrisa burlona en cuanto le colocaron una mano en su hombro desnudo, alejándolo.

— Detente o te vas a meter en problemas — la expresión de Dae Hyun era seria, casi rozando el punto de lo sombrío; todo lo contrario a su expresión de alegría habitual. Ryuhito se zafó de su agarre, volviéndose a acercarse a su casillero para ponerse la camiseta, gruñendo cuando escucho a Dong Wan reírse.

— ¿Vieron cómo lo obedece? Y después quiere hacer ver que no es un pasivo…

Cerró la puerta de golpe, corriendo hacia Dong Wan, tomándolo del cuello y empotrándolo contra la pared más cercana. En ese momento, todo el vestuario se quedó en completo en un silencio que solo era cortado por la respiración dificultosa del hombre al que mantenía agarrado con fuerza, mientras intentaba soltarse con desespero.

— Te voy a dar una última oportunidad porque no quiero que venga tu padre a molestarme, cierra la boca por tu cuenta o te la cierro yo a golpes ¡¿entendido?! — bramó antes de soltarlo con brusquedad, dejándolo jadeante por la falta de aire. No podía pasar más tiempo ahí porque iba a terminar perdiendo los estribos, así que tomó sus cosas, y sin ni siquiera ponerse los zapatos, salió de los vestuarios con Dae Hyun siguiéndolo en completo silencio.

— ¡No entiendo que es lo que tanto te molesta! — puso los ojos en blanco al escuchar que la voz de Dong Wan por el pasillo ¿es que acaso no se iba a rendir nunca? —. ¡Si vives con un homosexual en tu habitación! ¿Qué quieres que piensen?

¿Pero qué…?

— ¡¿Pero de qué carajo estás hablando?! — inquirió molesto y vio como Dong Wan abría los ojos impresionado, para seguido echarse a reír. Por inercia, miro a Dae Hyun que mantenía la cabeza gacha, pareciendo avergonzado por completo. ¿Será posible…?

— ¿No lo sabe? ¿Es en serio, Dae Hyun? — exclamo Dong Wan señalándolo. Al ver que Dae Hyun no contestaba, se echó a reír con todavía más fuerza —. ¡No lo puedo creer! ¿Han escuchado? ¡No sabía que vivía con un gay en el mismo cuarto!

— ¡Yo que él me cuidaría mientras duermo! — grito algún idiota por el pasillo, haciendo que todas las personas curiosas que se habían detenido a ver la discusión rompieran en carcajadas sonoras. Pasmado hasta la médula, vio cómo su amigo apartaba la multitud para salir disparado en dirección a la salida del edificio. Miro al hombre en frente de él, que permanecía con una sonrisa maliciosa en su rostro, parecía en extremo satisfecho consigo mismo.

Sin pensarlo demasiado, se acercó a Dong Wan hasta quedar frente a él y sin mediar palabra alguna, le propino un puñetazo en el rostro que lo tiro de bruces al suelo, sosteniéndose la nariz cubierta de sangre.

— Te lo advertí — gruño ante la mirada estupefacta de todos, para seguido salir corriendo del edificio, en búsqueda del único amigo real que había tenido en toda su vida.




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