— Llévate este vestido, es lindo —Sun Hee le paso un vestido verde agua, ligero y bastante veraniego. La verdad es que era bonito, pero considerando que era de su mayor, le vendría enorme. Así que declino de él.
Observo con cierto horror su maleta abierta, solo tenía su ropa interior de algodón, calcetines de algodón, pantalones de mezclilla gastados por tanto uso y muchas camisetas enormes. La única ropa decente y bonita que tenía era la que usaba para los programas de televisión y las presentaciones. No la usaría para viajar en tren hasta Mokpo.
No era una persona demasiado superficial, pero en ese momento se sentía bastante frustrada. Gruñó para sí misma, maldito príncipe. Quizás debería mandar todo al carajo yllevarse lo primero que encontrara en su armario, pero una pequeña partecita suya quería verse y sentirse bonita… sexy. En especial, cuando se imaginaba a ese hombre que hasta desgarbado lucia espectacular.
— Vendrá en una hora y no sé qué llevarme — exclamó lastimera — creo que yo iba a ser hombre y la naturaleza se equivocó. Soy un desastre.
Sun Hee rodó los ojos.
— ¡No seas dramática! Te ves linda con todo, Young Mi, lo que pasa es que piensas demasiado.
— ¿Por qué no te pones esto? — Ji Soo saco un par de blusas de su cajón, eran bastante femeninas y bonitas —. Son mías, al igual que el vestido que te preste para la fiesta. De seguro te quedan bien.
— Yo tengo este vestido — Haneul se apareció con un vestido rosa pálido con vuelo y bordado de flores, dejándola bastante impresionada ¿la estaba ayudando? —. A mí no me entra, pero tú eres mucho más delgada que yo, debería quedarte bien.
Las chicas dejaron las prendas en su cama y no les dedico una sonrisa de agradecimiento. Luego, miro a Sun Hee que le sonrió de manera radiante.
— ¿Ves? Está arreglado, con eso puedes lucir guapa para tu príncipe — Young Mi frunció el ceño, sacando una de sus camisetas de la maleta y lanzándosela a la cara. Sun Hee se burló, y de repente ella no pudo evitar reírse también. Sin embargo, aún había algo extraño en ese lugar y sin pensarlo demasiado, miro a Haneul de reojo, que al verla, puso los ojos en blanco.
— Quita esa cara, estoy bien — Haneul le sonrió —. No me importa que salgas con él, Unnie. Se ha babeado por ti desde el principio, había que ser ciego para no darse cuenta.
Young Mi sonrió con marcada amplitud, terminando de hacer la maleta con la ropa que le habían proporcionado sus compañeras, en un rato que le pareció interminable, ya se encontraba lista y escucho un claxon familiar sonar a las afueras del dormitorio. Bajó a toda prisa, seguida de sus compañeras y respiro profundo antes de abrir la puerta, quedándose sin aliento de inmediato.
Será desgraciado.
Es que se aparezca con esa camisa azul cielo, con los dos primeros botones desabrochados dejando ver parte de su musculado pecho, combinado con unos pantalones cortos color caqui que dejaban ver sus piernas tonificadas debía ser ilegal. ¿No existía una policía que arrestara hombres asquerosamente guapos? Pues debería. Ni siquiera las marcas de golpes en su rostro le quitaban el atractivo.
Esperen… ¿marcas de golpes?
Se acercó a él a paso apresurado, ignorando su sonrisa radiante. — ¿Qué te paso? — inquirió colocando la mano en su pómulo donde un gran moratón sobresaltaba. Al ver que no hizo ningún gesto de dolor, supo que al menos no era reciente.
— Nada importante, una pelea con Dong Wan — Ryuhito sonrió ladino —. Me alegra ver que tú también me extrañaste durante estas tres semanas que pasaron, Young Mi.
Se separó de él de golpe, sonrojada de la cabeza a los pies. Como si fuera automático, dio la vuelta para mirar a sus amigas que reían a carcajadas y avergonzada a la vez que nerviosa, empezó a balancearse sobre sus pies.
— No te emociones, principito — dijo sin mirarlo a la cara —. Sigues siendo un tonto.
— Tú también me caes mal, Young Mi. ¿nos vamos? Debemos estar en Mokpo temprano. ¡Y no olvides el cinturón!
Asintió, dándose la vuelta una última vez para hacerles un gesto de despedida a sus compañeras, que seguían plantadas en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Rodó los ojos, no era la primera vez que salía con un chico en su vida ¿Por qué tanta emoción?
Ryuhito abrió la puerta del auto haciendo alarde de su exagerada e innecesaria caballerosidad, mientras le dedicaba una sonrisa torcida. Le correspondió la sonrisa con suavidad, entrando al vehículo y quedándose pasmada de inmediato.
— ¡¿Qué hace él aquí?! — trató de que su voz no sonara chillona, sin embargo fracaso de forma estrepitosa. Dae Hyun sonrió de manera burlona, imitando su tono.
— Es una larga historia — Ryuhito se encogió en su sitio, con una sonrisa culpable.
— ¡Pues explícamela! — volvió a chillar. ¡Jamás volvería a aceptar ninguno de sus tratos!