— ¿Tus gorilas no duermen? — Pregunto el muchacho mirando de reojo por el espejo retrovisor de su pequeño Volkswagen color gris, Ryuhito se encogió de hombros.
— Para eso les pagan — contesto quedo, intentando quitarle importancia al auto negro que los seguía sigilosamente a todas partes.
— Pero casi te siguen hasta el baño ¿acaso temen un atentado o algo así? — bromeo Dae Hyun, sonriéndole. Él negó.
—No creo que teman un atentado, pero nuestros países no tienen muy buena historia juntos, si se puede decir así — su amigo asintió, haciendo una mueca. —. Entiendo a lo que te refieres y si me preguntas mi opinión, me parece una porquería.
—Se lo que hicieron los japoneses aquí, se todas las atrocidades cometidas y sé que fueron ordenadas por tu tatarabuelo y tu bisabuelo, no por ti. ¿Por qué debo culparte por algo que tú no hiciste solo porque es tu sangre? Es tonto —. Dae Hyun le sonrió amigablemente, Ryuhito se sintió conmovido por sus palabras, podía finalmente llamar a alguien amigo y de verdad.
Vivir como plebeyo estaba empezando a gustarle.
— ¡Llegamos! — anuncio el joven con una sonrisa, estacionándose frente a un pequeño pero pulcro edificio blanco ubicado en lo que parecía ser un barrio de clase media. Se bajaron del automóvil, el sol cegándolo nada más poner un pie afuera.
— ¡Joder! — se quejó, colocando una mano en su rostro.
—Sera mejor entrar si no queremos quedar ciegos — Asintió siguiendo al muchacho hacia la entrada, seguidos de uno de sus guardas espaldas de cerca —, En el edificio hay seguridad— Le explico Dae Hyun al hombre que no hizo más que ignorarlo olímpicamente.
— No te esfuerces, es su trabajo seguirme.
Dae Hyun mascullo algo en voz baja antes de negar con la cabeza e introducir un código en un pequeño panel para abrir la puerta del lugar. Al entrar, los recibió una pequeña recepción igualmente blanca con el logo de la empresa pintado en color negro en la pared principal. «L.D Entertainment»
La recepcionista alzo su rostro del computador, sonriéndoles. Era una mujer de aproximadamente cuarenta años, de cabello negro rojizo probablemente teñido, ojos marrones y rasgos delicados, Dae Hyun hizo una leve inclinación que el imito, haciéndola un poco más profunda.
— ¡Oh vamos, no estoy tan vieja!
Salto en su sitio ante aquel arrebato, Dae Hyun se burló —. Perdónalo, Noona. Mi nuevo amigo aún no sabe cómo comportarse en el mundo exterior — La mujer rio negando.
— Lo acabo de notar, me llamo Choi Jin Ri. ¿Cómo te llamas, muchacho?
— Mi nombre es Ryuhito, es un gusto conocerle.
La mujer asintió haciéndole una leve inclinación. —. ¿Eres japonés, no? — Él asintió y ella sonrió amablemente —, Se te nota a kilómetros, bienvenido a Corea. Ahora Dae Hyun –ah ¿puedes explicarme porque estas distrayéndome de mi trabajo?
Dae Hyun sonrió — Vengo a darle unos documentos a mi padre ¿está en la oficina? — Jin Ri asintió y Dae Hyun se dirigió a una de las escaleras contiguas, acompañado de Ryuhito.
— ¡Eh! Puedes quedarte aquí cuidando la puerta, te prometo que nadie va a secuestrarlo aquí dentro — Dae Hyun señalo al hombre que los seguía que curiosamente, asintió quedándose en su sitio, la recepcionista le dio una mirada confusa y el japonés sonrió avergonzado, siguiendo a su amigo por las escaleras.
Los pasillos eran igual de pulcros, repletos de ventanas y muchas puertas — Por aquí están todas las salas de grabación, al otro lado se encuentran las salas de ensayo y donde practican las coreografías, después de entregarle esto a papá iremos ahí a ver si están las chicas — le guiño un ojo de tal manera que lo hizo sentir incómodo.
Abrieron la puerta negra al final del pasillo, para seguido observar lo que aparentaba ser la temática completa del edificio, una súper limpia oficina con las paredes blancas y los muebles negros. Un hombre de unos cincuenta años de edad alzo la vista al verlos.
Dae Hyun hizo una inclinación antes de entrar, a lo que él hizo lo mismo. El hombre se levantó del escritorio haciendo una leve inclinación hacia ellos — Debiste decirme que ibas a traer a Ryuhito aquí, Dae Hyun. Al menos hubiera comprado café.
Su hijo se detuvo en seco con la carpeta en sus manos — Oh ¿Cómo sabes quién es? ¡Quería que fuera sorpresa! —. El hombre que debía ser el padre de Dae Hyun por mero descarte, rodo los ojos.
— Lo sé porque a diferencia tuya hijo, yo si veo noticias. Es un gusto conocerte y que seas compañero de mi hijo, Ryuhito. Eres muy valiente al venir a este país para dar la cara e intentar cambiar las cosas.
— Eh… gracias ¿señor…?
El hombre rio ante su reacción de desconcierto —. Lee Young Woon, puedes llamarme Young Woon- Nim— dio un leve asentimiento al hombre que finalmente termino por dirigir la atención a su hijo para hablar de sus asuntos.