Ryuhito tenía ganas de reírse estruendosamente, pero debía empezar a valorar su vida. Sabía que Young Mi no dudaría en ahorcarlo en ese mismo instante si pudiera aunque su entrada al backstage había sido completamente inesperada. Mientras salía del local, por casualidad se había encontrado con Young Woon que sumido en su completa felicidad, lo invito de inmediato a pasar.
Obviamente no iba a rechazarlo.
— ¡Han hecho un trabajo estupendo hoy, chicas! — exclamo el hombre frente a él con exceso de algarabía, las chicas parecían emocionadas ante sus felicitaciones, claro, a excepción de Young Mi que parecía más concentrada en él. No sabía porque, pero no podía parar de sonreír cuando la tenía en frente. Y bueno ¿Cómo no hacerlo? Ese vestido negro con estampado floral le quedaba espectacular. Con la coleta alta que llevaba dejaba sueltos algunos mechones de su melena oscura y el maquillaje ligero la hacían ver preciosa aunque tuviera cara de pocos amigos.
Tuvo que romper el contacto visual con la muchacha cuando Young Woon se dirigió a él con una sonrisa de oreja a oreja — ¿Disculpe? No le he entendido — pregunto de manera educada, rezando porque no se diera cuenta de que no le había prestado atención en absoluto. Se tranquilizó cuando el hombre asintió amablemente.
— Te preguntaba si te había gustado el fanmeeting.
— Me ha encantado — dijo sincero, aunque se escuchara con otra intención, de verdad había sido bastante entretenido. Escucho a Young Mi bufar molesta y tuvo que contener nuevamente, las ganas de reírse.
— ¿Vieron? ¡Hasta le gustan a la realeza! — Todas las chicas rieron, excepto ya saben quién que le dedicaba una mirada asesina. —. Para celebrar, yo pago la cena. ¿Vienes, Ryuhito? También estas invitado.
Se quedó parado en su sitio, de repente todos estaban enfocados en él. Sin querer, su vista se enfocó en Young Mi que lo miraba con una expresión que advertía claramente que lo iba a asesinar si llegaba a aceptar la invitación. Sonrió ladino ¿de algo tenía que morir, no? — Muchas gracias por la invitación Young Woon- Nim, me encantaría cenar con ustedes.
Ya está, Young Mi parecía al borde del colapso mientras que sus compañeras luchaban desesperadamente por no romperse a carcajadas en ese momento. — ¡Perfecto! Espérenme aquí, no tardare— exclamo Young Woon saliendo del lugar. Cuando desapareció por la puerta, la iracunda muchacha no tardó en encararlo.
— ¿Puedes decirme finalmente que pretendes, principito?
— ¿Cenar? — Contesto como si no supiera a que se refería realmente.
— ¡No bromees conmigo! — gruño ella molesta.
Se encogió de hombros fingiendo inocencia — No veo que otra pretensión pueda tener además de cenar, Young Mi— recalco con seriedad. Young Mi que ya estaba roja de la ira y probablemente con ganas de clavarle algo en la yugular, abrió la boca a punto de gritarle dios sabe qué tipo de improperios, no obstante fue hábilmente interrumpida por la chica a su lado.
— ¡Vamos Unnie! No seas mala con él, solo intenta ser sociable — exclamo la chica de cabello rosado que si mal no recordaba, se llamaba Sun Hee. Ella bufó nuevamente, dándole la espalda. La muchacha rio escandalosamente, guiñándole un ojo —. No te lo tomes personal, Ryuhito, ella odia a todo el mundo.
Young Mi chasqueo la lengua — Eso no es cierto.
— ¡Claro que sí! — salto otra de ellas, una chica bajita de cabello castaño ¿Ji Soo? No estaba muy seguro —. Una vez asustaste a una niña mientras ensayábamos en un parque.
Young Mi se dio la vuelta nuevamente para mirar a su compañera — ¡Ella me lanzo un helado encima! Además, eran mis primeras semanas de trainee, no me comportaba de la mejor manera.
— ¿Y cuándo amenazaste con una silla al pobre Dae Hyun? El hombre se puso incluso más pálido que cuando su padre le grita — salto la pequeña rubia que solo podía ser Haneul. Mordió su puño, en un intento inútil de no echarse a reír, Young Mi era única en su violenta especie. La muchacha señalo amenazante a la rubia
— Eso fue porque no paraba se hacerme bromas tontas.
Soltó una leve risilla que hizo que Young Mi dirigiera su atención a él de inmediato. Ryuhito Se sobresaltó y alzo las manos por impulso — Matarme seria golpe de estado — dijo con una sonrisa torcida haciendo reír a todas menos a la muchacha que seguía mirándolo con odio.
— Tienes suerte de que no quiera a ir a la cárcel y menos en Japón — escupió con desprecio. Iba a contestar algo, pero fue cortado de inmediato por ella —. Ni siquiera te atrevas a decirlo—murmuro colérica, señalándolo de manera amenazante.
Él ladeo la cabeza con confusión — ¿Eh? — fue lo único que salió de su cabeza, ahora si se había perdido.
— A decir tu tonta frase ¡Ni siquiera te atrevas a decir que yo también te caigo mal! — abrió los ojos sorprendido, no se esperaba eso. Volvió a sonreír, esta chica era en definitiva una caja de sorpresas.